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                               ¡! +400 palabras.

— Búscalo bien, Markie... ¿Entiendes? Luego podremos ir a comprar toda la ropa que quieras, bebé.

— Está bien, pero prométeme que me vas a cuidar si algo sale mal. —expresó con una ligera desconfianza.

— ¿Cuándo te he fallado? No lo haré, ni lo haría. Eres mi corazón, muñeco. Ahora ve a hacer lo que mejor te sale.

El más bajito asintió y con sus pequeños ojos gatunos inició a observar a cada hombre de esa fiesta, alejándose claramente de su pareja. No quería involucrar o sería peor.

Su cobardía estaba en los dedos los cuales no dejaba de mover en ningun momento, estaba algo muy nervioso, pero pensó que su novio no lo amaría más si fallaba en ese silencioso paso, asi que debía hacerlo. Incluso estaba asustado porque su amado había desaparecido apenas le dio las instrucciones.

Se acercó a la barra con diminutas mentiras que engañaban a cualquiera, pero no encontraba a quien tenía como nombre Kim Doyoung. Ese era el objetivo que tanto le dolía la cabeza buscar. Y si era posible quería cavar debajo de la tierra hasta encontrarlo.

El gran cúmulo de nombres que había juntado en unos tantos minutos no le servía para nada.

Hasta que un hombre, alto, ojos oscuros al igual que su cabello lacio, con un porte elegante, semblante relajado y que parecía un nerd despreocupado por la vida, estaba recargado en una ventana, tomándose una cerveza de lata, mientras veía a las personas divertirse.

— Hola... Disculpa, si no te molesta... ¿tienes acompañante? —Mark dio el primer paso acercándose con timidez.

— No... pero si te refieres a pareja, sí, tengo esposo.

Hasta esa respuesta era ridícula. Era un rarito.

— Es una pena... te miras muy joven y eres demasiado apuesto. Creí tener una oportunidad.

— Nah... no soy tan joven, tengo 27 años.

— ¿En serio? Yo tengo 24, y parece menor que yo. —Echó una risa y se sentó a su lado.

Que su mayor estuviera borracho le daba un buen chance, a menos que no tuviera el nombre esperado... sino, se llamaría tonto por perder tiempo coqueteando a un idiota.

— ¿Tienes 24 años? Uh... Pareces de 18, tienes la piel bien cuidada y eres pequeño.

— ¿Lo cree? Usted me halaga mucho.

— Lo digo en serio, pero bien, no me hables formal porque me haces sentir mal. ¿Cómo te llamas?

Bingo.

— Mark Lee. Vengo llegando a Seúl, así que aún no soy muy bueno socializando ¿Y tú... cómo te llamas?

— ¿De verdad? Uh, bueno, yo me llamo Doyoung y podemos ser amigos si gustas.

Esa partida iba mejor de lo que podía pensar.

— Que lindo nombre... Y me encantaría pero antes que nada, ¿sabes dónde queda la cocina? Un amigo me dijo que estaría ahí, yo le dije que estaba bien pero ni siquiera conozco aquí.

— ¡Claro! Esta es la casa de la familia de mi esposo, así que con gusto te ayudo. Ven.

El semblante escarnecedor que llevaba ahora, era más grande que el ruido de alerta que llevaba en su cabeza jodiendolo a cada segundo.

Los dos se adentraron a la enorme casa, metiéndose entre pasillos para encontrar la cocina. Y siendo sigiloso, y con unos coqueteos cautelosos, logró ganarse esa confianza del pelinegro y acortó la distancia para acariciar sus grandes hombros.

spattered by blood - jaehyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora