Capítulo 03

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-Narra la protagonista-

Por favor, una vez más, Yushiro-sama— pedí, esta noche el de cabellos verdes accedió a entrenar conmigo, me incorporé para sacudir el polvo de mi haori —¿estás demente?— se escuchaba irritado —debemos regresar con Tamayo-san— se expresó de manera más relajada, observando el horizonte —no puedo, aún no es suficiente— respondí de manera neutral —¿no ves que está por amanecer?— su pregunta me sorprendió, estaba tan concentrada que pasé por alto como el cielo cambiaba de color —además, ¿por qué te presionas tanto?— me quedé inmóvil, sin realmente tener una respuesta —aún desconozco mi verdadera fuerza. Cada momento cuenta y yo...— agaché mi cabeza —¿te esfuerzas por personas que dejaron el peso del mundo en tus hombros? — miré sorprendida al peliverde, es raro que pregunte por alguien que no sea Tamayo, aunque es grato saber que le importo de cierta manera.

Sonreí de manera tranquila —no permitiré que mi familia, amigos y conocidos sufrieran de un final tan trágico— el peliverde se tomó un momento antes de hablar de nuevo —¿acaso no temes... del día en que sostengan una espada contra tu cuello?— reí ligeramente —ya lo han hecho— afirmé neutral, Yushiro se acercó de manera rápida a mí para tomarme por los hombros para sacudirme —¡¿cómo es posible que no temas morir a sus manos?!— exclamó preocupado, su pregunta era racional viéndolo desde afuera, pero yo sé que —la bondad puede nacer en las personas en el momento menos esperado— mencioné tranquila, aparté los brazos de Yushiro para avanzar lo suficiente para darle la espalda —si el mundo descansa sobre mis hombros... superaré con creces las expectativas para hacer realidad el mañana que anunciará nuestra victoria— afirmé.

Pasaron unos momentos donde ambos observamos como el cielo adquiría calidez en respuesta del amanecer —debemos correr con Tamayo-sama— hablé mientras avanzaba, procurando que el peliverde me siguiera.

Nos salvamos de ser tocados por los rayos del sol, pero no de una furiosa Tamayo que nos esperaba en la sala principal de la casa. —No puede reprender a Yushiro-sama cuando fue mi culpa que nos retrasáramos— me atreví a hablar cuando el peliverde agachó la cabeza —Shun-chan, sabes que no debes de llevar tu cuerpo al límite... desconocemos cuáles serían las consecuencias, por eso creí haberte pedido que la cuidaras, Yushiro— habló con firmeza la castaña, caminé delante del peliverde que seguía mirando el suelo —Tamayo-sama, entiendo la enorme responsabilidad, así como el riesgo que representa cuidar de otro demonio en entrenamiento— capté la atención de la mujer —pero usted es consciente de lo que está por venir... ese monstruo, en su infinito egoísmo tomará la vida de quienes nombró lunas inferiores...— tomé una pausa serán las lunas superiores que vendrán por cada uno de los pilares... por Kamado-sama...— estaba preocupada, ¿y no cómo no estarlo?

Es en este momento donde no me puedo permitir ser débil, ése fue el motivo por el cual rogué a Yushiro-sama que entrenara conmigo de manera más firme de lo usual— expliqué de manera tranquila, la seriedad abandonó el rostro de Tamayo, el cual se enterneció con una sonrisa —entiendo mejor que muchos todo lo que has estado cargando, por eso mismo te repito que tengas cuidado, contigo, con tu cuerpo, ya que desconocemos cómo evolucionarás en situaciones de real peligro— la castaña cortó la distancia en un abrazo, acariciaba con lentitud mi cabeza —tengo presente que Nezuko-san es especial, pero eres un caso aún más especial, el hecho que apenas toleres el aroma a sangre sin vaciar tu estómago, o que las glicinas no surtan efecto negativos en tu cuerpo— la mujer tomó mis mejillas para poder mirarme directamente —no tenemos idea del porqué o cómo es eso posible, pero es gracias a ti qué podemos aprender mucho más, tanto que podríamos desarrollar la cura que revierta los daños que ocasionó Kibutsuji— afirmó con seguridad —eres alguien sumamente increíble... el altruismo que has demostrado en tus acciones es de admirar...— la mujer miró a Yushiro antes de volver a mirarme con una fina línea recta en sus labios —pero no servirá de nada si no eres capaz de continuar como lo has estado haciendo hasta ahora...— anunció de manera seria, lo que llenó mi corazón de angustia.

Esfuerzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora