Capítulo 05

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-Narrador omnisciente-

El mundo se había detenido, o es lo que parecía en la cabeza de la chica que atestiguó como su katana se rompía en pedazos.

Shun estaba en un trance donde se rehusaba a creer en lo que sus ojos observaron, rogaba a cualquier deidad conocida que escuchase sus plegarias, pues, quería despertar de esa horrible pesadilla.

Con sus temblorosas manos sostuvo contra su pecho la empuñadura de lo que quedaba de su arma, su respiración perdió el ritmo hasta que comenzó a tomar aire de manera desesperada.

Akaza estaba absorto en su mente, ¿por qué ella reacciona así por un arma?, ¿es ahora que ella tenía miedo de perder la vida?, Shun miró al de cabello rosa, gruesas lágrimas inundaron su rostro —Hakuji-sama...— susurró lo suficientemente fuerte sólo para ser escuchada por Akaza, dejándolo estupefacto.

Para él, Shun era la joven más extraña con la que jamás se topó, pero no terminaba de entender de todo el porqué. El porqué Akaza le prestaba más atención por cualquier movimiento o gesto que ella tenía, incluso los más sutiles.

Ella era diferente, era claro, ¿pero, por qué?

Shun estaba aterrada, no por perder su vida, sino de seguir siendo la misma niña débil que no pudo salvar a Kanae, ahora que su fiel arma no estaba para apoyarla, ¿qué iba a hacer?

No lo sabía.

Y eso sólo lograba asustarla aún más.

Seguía aferrada a la empuñadura de su arma mientras sollozaba, los sentimientos que había estado guardando ahora se desbordaban sin ninguna clase de control, en una de las peores situaciones posibles.

Akaza, siendo llevado por sus impulso se atrevió a acercarse un paso hacia la joven de cabellos oscuros, al no inmutarse, Akaza lo tomó como permiso para seguir acercándose  —¿Koyuki?— susurró de la misma forma que ella lo había hecho, los leves sollozos de Shun pararon. La luna superior se acercaba con sumo cuidado, como si desease no asustar a la chica.

Respiración de la llama, segunda postura: cielo en flamas ascendente— llegó a escena el pilar de la llama, quien cortó el brazo con el que Akaza planeaba tocar a la joven, por otro lado Rengoku pasó su brazo libre por los hombros de Shun para alejarse de la luna superior.

¡Shun-san!— Tanjiro estaba preocupado, más por la enorme aflicción que percibió de la chica —¿qué te pasó?— Inosuke estaba preocupado, pero no sabía que hacer cuando cuando vio a la chica que consideraba invencible tan... vulnerable mientras se aferraba a un arma ya inservible. Por su parte, Shun agachó su cabeza, estaba totalmente avergonzada por su actuar tan irracional.

Rengoku estaba tan afligido como el jabalí, cuando confió en que ellos cuidarían de la joven es que se permitió enfocarse en su oponente, el peli rosado buscaba camuflar el enojo que estaba creciendo en sí mismo a través de una sonrisa que se esforzaba por mantener —que buena katana— pronunció de manera sarcástica, el pilar se mantuvo en su sitio —¿qué buscabas con acercarte a Shun?— preguntó con seriedad, logrando que la sonrisa de Akaza desapareciera —no es algo en lo que te deba de importarte— aseguró —si se trata de Shun, claro que debo intervenir— aclaró de manera tajante. Rengoku se encontraba molesto, más por ver la familiaridad de Akaza tenía con la chica —hay algo de lo que quiero hablar contigo— volvió la sonrisa del peli rosado.

Rengoku lo barrió de abajo hacia arriba con la mirada —si bien es la primera vez que nos vemos, ya te odio— dijo directo, Akaza bufó —no me digas... yo odio a los humanos, en especial a los débiles y cobardes. De solo verlos se revuelve mi estómago— explicó de manera altanera —entonces nunca podremos entendernos— aseguró Rengoku de manera firme.

Esfuerzo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora