II

6 1 0
                                    

6:10 am

Oscuras nubes amenazaban con descargar sobre la ciudad justo cuando he llegado a la estación, "salvado", he pensado.

No tardo más de 5 minutos en comprar el billete. Cojo mis cosas y me dispongo a esperar.

Las pantallas marcan 20 minutos para que pase el tren, así que saco mi libreta y me pongo a escribir.

Escribo lo que veo, siento, vivo; acontecimientos anteriores al día al que me encuentro, pensamientos robados, canciones que me recuerdan a ti.

Al despegar la mirada del papel, me doy cuenta que el tren ya ha llegado y me apresuro para no quedar fuera.

A lo lejos, veo un hueco libre junto a una ventana y pienso que es una suerte poder sentarse ahí.

Es un trayecto bastante largo, así que me relaja saber que lo podía disfrutar sentado.

Es la última parada antes de emprender la mayor parte del trayecto hasta mi destino, entonces, lo veo. Es un muchacho delgado, espigado, rubio y blanco de piel, un jersey de rayas marrones le hacen resaltar el color coral de sus ojos; largas y peinadas pestañas, mirada perdida. Nos hemos encontrado. Sus ojos, mis ojos, ahora somos una vista para cada uno de los dos.

Suena el último silbido de aviso para que los que iban en este tren subieran en él. Le he hecho la señal para que suba y no se quede ahí parado.

Se ha apresurado. 

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora