XLIV

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LIGHT

Glasgow es realmente bonita, pero Len me distrae.

Está tan concentrado mirando hacia arriba que no ha notado como yo he disminuido mi paso y ahora estoy un poco por detrás de él. Soy un chico muy observador. Len tiene la palma abierta de su mano derecha cuando no fija su mirada hacia delante, al igual que va más lento; se le marca mucho la nuez en esta postura, y no me quejo.

Al principio no entendía que veía de interesante en el cielo, ya que no hace un bonito día que digamos, más bien está nublado y parece que va a llover.

Claro que yo quiero entender por qué se encontraba con sus ojos pegados a las nubes, así que yo también voy a hacerlo y... ahora lo entiendo todo.

Al alzar la vista, me he encontrado con unas preciosas gárgolas en los picos de los edificios, las piedras antiguas, su más sincera estructura.

Rápidamente, he recordado la parte en la que el señor Kittin les dice que desde encima de la mesa, todo se ve muy diferente. Ahora entiendo que debemos mirarlo todo con todos los puntos de vista que seamos capaces, porque eso es lo que nos hace apreciado todo otra vez.

Un verano, mis padres y yo fuimos a visitar a mi hermano, que estudia en Barcelona y no hizo una pequeña ruta por la ciudad.

Él, al ya llevar tiempo viviendo ahí, la Sagrada Familia la ve como si fuera una catedral más, pero, cuando yo la vi por primera vez, me quedé de piedra ante su inmensidad. Era lo más bonito que había visto nunca. Toda su grandeza era tan... espectacular. Recuerdo el sentimiento de vértigo al mirar hacia la cima de sus torres. Todo su conjunto era perfección.

Es por eso que ahora entiendo que, aunque lo veamos cada día, si levantamos la cabeza o, simplemente, lo vemos desde otra perspectiva, todo nos va a parecer nuevo..., mágico.

***

Me gusta saber que puedo hablar de "fricadas" con Len. En el fondo, no somos tan distintos.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora