XXXII

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LIGHT

Aunque mi cabeza me diga que no, sé que tiene razón, así que me saco la sudadera y la dejo sobre mi maleta.

-Gracias, Len, pero, ¿podrías prestarme tu bandana?

Len me sonríe y se la desabrocha de la cabeza. La mira y la tiende hacia mi muñeca izquierda. Con mucho cuidado, la aposenta encima y con un poco de presión, le hace un nudo.

Al terminar, me mira y me da un largo y lento beso en los labios.

Yo le miro muy contento y le regalo mi más sincera sonrisa.

-Muchas gracias, Len. Ahora, enséñame este lugar.

Lo agarro de la mano y salimos de la tienda.

Hoy empieza nuestra aventura.

LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora