42.Mi momento con la Española

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Christopher

Mi manera favorita de pasar el tiempo, es trabajando, es esa actividad que hace que todo el resto de mis pensamientos se vayan de mi cabeza, hace que me olvide de todo, y envuelve tanto mi mente que hasta mis problemas dejan de estar presentes.

Pero estos últimos días, a sido complicado, porque ni el trabajo hace que la olvide.

El único momento del día en que no suelo pensar en otra cosa, más que en las cuestiones laborales, se han tornado en pensamientos sobre ella.

Tenía ya mucho tiempo que no me sentía así, nunca me había sentido así. Esas sensaciones que provoca en mi interior, el pensar en ella, es lo mejor que cualquier persona puede sentir.

Se siente raro saber, que una persona como
Tu, que está acostumbrada a, pensar en muchas, y pensar en solo una noche caliente, y en satisfacer las necesidades que como seres humanos tenemos, y ahora solo pienso en estar con ella, y no solo de una forma sexual, si no se una manera diferente, romántica.

Mis ojos estaban cerrados, mi cabeza reclinada hacia atrás en el respaldo de la silla
El sonido de los golpes de la puerta, interrumpieron el trance en el que me encontraba

—adelante— digo acomodándome en la silla

Es mi secretaria, mi odiosa secretaria, solo la mantengo, porque es demasiado eficiente en su trabajo.

—la señorita Argüelles, lo busca señor— dice al asomar su cabeza en la puerta
—déjala pasar, cualquier otra persona que venga, no permitas que entre, estaré ocupado— deje en claro la última frase

Me levanté de la silla, me dirijo al bar que tengo en mi oficina, necesito tener un poco de alcohol en el cuerpo, si quiero hacer lo que tengo que hacer.

Escucho el rechinar de la puerta, y el portazo al cerrarse, eso significa que ella ya está aquí

Amayrani Argüelles, una de mis ex amantes, la chica con la que más me eh acostado, las otras fueron cosa de una o dos noches, pero ella, siempre fue diferente.

—May—digo de espaldas, mientras meto un gran vaso de whiskey a mi cuerpo
—Christopher— me responde con esa voz tan penetrante que ella tiene, tanto que me hace verla

Volteo, con un vaso más de alcohol en mi mano, y ahí estaba ella, una de las mujeres más hermosas, que podrías ver, pelo rojizo, piel blanca, ojos verdes, y labios carnosos, tal como la recordaba, pero en ella, esta vez hay algo diferente.

—¿Qué haces aquí?— respondo al sentarme en el sillón
—si yo no te buscaba tú no lo harías jamás— ese acento español, con un poco de dominicano, Justo como recuerdo que era— eres demasiado orgulloso como para llamarme

Nuestro último encuentro, no salió nada bien, sin duda ella merecía una disculpa, pero soy demasiado hijo de puta, como para llamarla, enfrentarla y hacer lo correcto.

—me conoces demasiado— digo mirando el vaso en mi mano
—desafortunadamente, así es— se sienta en el sillón frente a mi

Al sentarse deja ver esas lindas piernas que tiene, que lucen tan bien en vestido y en tacones, me mira fijamente y hace que mi autocontrol, vaya disminuyendo, tengo que admitir.

—tengo que admitir—miro el techo intentando evitar mirarla—que me equivoqué—la miro a esos ojos bellos que tiene— si no te llamé es, porque no tengo el valor de si quiera verte, sabiendo todo lo que te hice

Ella desvía su mirada, y unas lagrimas salen de sus ojos, últimamente estoy tan sensible, que mi interior, sintió horrible, verla así.

—ambos nos equivocamos—me responde después de un largo silencio
—pero yo fui el que la cagó—con mi mano acomodó mi cabello
—eso es totalmente cierto, me lastimaste, y aun así, tengo el valor de venir aquí, y enfrentarme a la bestia

Sentí un dolor en el estomago, cuando se refirió a mi como "bestia" no sabía que el daño que le hice, pusiera en ella ese ese concepto de mi.

Tanto me remordió el corazón, que tomé en seco el trago que tenía en mi mano, me levanto hasta ella, y Justo enfrente, me puse de rodillas.

Si quiero empezar de nuevo, mejorar mi presente, tengo que empezar a sanar mi pasado, y parte de ello, es hacer esto

—Perdóname  May—le dije al borde de las lágrimas

Las lágrimas corrieron por las mejillas de Amayrani, no decía nada, solo me miraba , se acercó a mi, puso su frente contra la mía, sus manos en mis mejillas, con sus pulgares secó las lagrimas que, no se en que momento, salieron de mis ojos.

Sin pensarlo, puse mis manos en sus piernas, en ese momento nuestros ojos se miraron fijamente, sentí como su respiración se tornó agitada.
Y me besó

No se porque, pero correspondí a su beso, que en pocos segundos dejó de ser algo tierno, y se volvió brusco y salvaje.

Ella recostó su cuerpo en el sillón, abriendo sus piernas, que desde que llegó, me estaban provocando.

Le quite los tacones, para después meter mis manos en su vestido azul, para quitar su ropa interior, la mire unos segundos, ella tomó mi cabello para  luego meter mi cabeza debajo de su vestido.

Puso sus piernas sobre mis hombros, y mi lengua comenzó a jugar con su vagina, y a lamer los jugos que ella ya tenía.

Estaba tan mojada, que se podía notar, que yo no era el único que anhelaba este momento.


Les presento a Amayrani

Y su vestido azul, el famoso vestido azul (muy pronto entenderán)

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