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———The crazy girl

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———The crazy girl

SI AHORA MISMO pudiera describir mi vida en dos palabras serían: un asco.

Hace unos cuantos días, con mis números hermanos nos enteramos que nos cambiaríamos de casa. Un cambio bastante grande para alguien que ha pasado sus casi dieciocho años de vida en el mismo pueblo.

Midland es mi vida. Tenía todo allí. Mi novia, mis amigos, mis sueños.

Pero el gran Tom Baker tenía que tomar la decisión de mudarnos.

Ahora mismo, conduzco hacia la nueva casa. Papá me dió las llaves del coche para así poder traerlo.

Estacionó enfrente de la que según es mi nuevo hogar, aunque no sé siente como ello.

Suelto un suspiro y abro la puerta con fuerza, descargando todo mi enojo.

—¡Auch!—escucho.

Confundido, me asomo por la ventana y veo que una chica está en el suelo y su bolsa la acompaña.

Salgo del coche apresuradamente antes de decir:

—Mierda, perdón.

La ayudo a levantarse y se voltea rápidamente hacia mi. Una chica la cuál tiene el ceño fruncido me encara. No puedo negar que es linda, y mucho. Pero tengo novia.

—¡¿No te fijas?!—pregunta con el ceño fruncido.

—¡No te ví! No imaginaba que una loca estuviera andando por la calle.—suelto a la defensiva.

—Pues normalmente no van estúpidos abriendo puertas sin antes ver a los lados.—contesta mientras agarra su bolsa.—Ojalá hubiera sido un coche y te volara la puerta.-espeta.

—Que agradable.—murmuro sarcásticamente.

Parecía que iba a decir algo pero se da la vuelta y sigue su camino.

—Eran mis favoritos.—escucho que dice, apenas con un hilo de voz.

La chica era bonita, pero una loca total.

Ojalá no vivamos cerca.

Me apoyo en el coche con los brazos cruzados mientras veo la casa fijamente.

Es linda, pero nada comparada con la casa en Midland.

No tarda mucho para que mi familia llegase en la típica camioneta gigante. No se puede esperar menos de una familia de doce hijos.

Mis hermanos entran a la casa, viendola con asombro. Papá les indica que vayan a escoger habitaciones, estaba por hacer lo mismo hasta que me frena.

—Charlie espera...

Me volteo y hago una seña, indicando que le estoy escuchando.

—Necesitaras el auto para ir a visitar a Beth.—habla y me lanza las llaves de coche, las cuales agarro en el aire.

—¿Estás intentando comprarme?—pregunto incrédulo, aunque por dentro emocionado.

—¿Funciono?

Yo pienso unos segundos antes de contestar.

—Algo.

Me volteo y por fin me permito sonreír.


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Desempaque algunas cosas de mi maleta antes de acostarme en mi nueva cama y ver algunas fotos de Midland que traje mientras uso mis audífonos.

Estaba concentrado en la foto que tengo con Beth, de la vez que apenas nos hicimos novios, cuando papá me grita que le ayude.

Sin muchas ganas, salgo del cuarto y me encuentro con una no muy agradable sorpresa.

La chica loca.

Ella me mira sorprendida y yo solo puedo sonreír burlonamente.

—¡Charlie! Ella es Sophia, nuestra nueva vecina.—informa mi hermana con una enorme sonrisa.

No puede ser...

Y creo que pensamos lo mismo ya escucho que murmura:

—No puede ser...

—¿Ocurre algo?—pregunta Lorraine.—¿Se conocen?

—Nada importante.—le respondo y la chica frunce el ceño.

—¡Charlie, ven!

Yo me asomo en el balcón y veo el candelabro en el piso, bajo apresuradamente antes de darle un último vistazo a la chica, quien se dió en la tarea de ignorarme y seguir a mi hermana a su habitación.

Mientras ayudo a papá, el comienza a hablar.

—El lunes podrás anotarte al equipo de fútbol, eh. No se te vaya a olvidar.

—Si, si. Lo sé.—contesto cansado.

No es que no me guste el fútbol, pero creo que toda mi vida he estado en el mismo equipo en Midland, entrar a uno nuevo no me hace mucha gracia.

Después de recoger el candelabro, vuelvo a mi habitación y me acuesto a dormir.

Hoy ha sido un día largo.

𝘀𝘁𝘆𝗹𝗲 ; 𝖼𝗁𝖺𝗋𝗅𝗂𝖾 𝖻𝖺𝗄𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora