Sensación extraña

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Me quedé pasmada por el vergonzoso momento que estaba presenciando, no sabía qué hacer, y menos al ver como sólo me miraba sin decir nada, no era la típica mirada de un viejo verde, era distinta.

—Atraerás a la gente, calma. —Me entregó una toalla más grande.

— Graci... ¿Por qué sigues mirando?— pude poner la toalla alrededor de mi cuerpo, esta si era de mi tamaño.

—¿Qué tienes ahí? —Apuntaba a mi cintura con una ceja arqueada.

—Eso no te incumbe, ahora debo ir a cambiarme —dije, sin más.

«Tchh... Hombres»

Me imagino que solo tomó lo primero que vió ya que, me había entregado un vestido que no suelo usar mucho; era negro muy corto que apenas y tapaba mis glúteos, de la parte de arrima estaba cubierto cruzado a mi cuello.

—Genial, debí darle indicaciones —Recogí mi cabello con unas pinzas.

«Aún sigue aquí..»

Al mirarlo, tenía las manos sobre su mentón cómo si estuviera recordando algo. Me perdí en ese perfil bien definido con unos ojos negros tan atrapantes, sumando a eso unas pecas que le daban un toque infantil, pero muy atractivo.

—Me voy. —Al no obtener respuesta salí de ahí.

— ¡T/n! ¿En dónde estuviste metida? Te estaba buscando. —No me dejó responder—, Ah, ¡ya se! Dormiste con alguien ¿cierto? te hacía falta.

Sí le negaba todo comenzaría a hacer preguntas, así que sólo asentí y fuimos a comer algo.

Después de comer nos dirigimos al casino y estuvimos un par de horas hasta que decidí irme primero, ella había conocido a un tipo llamado Sanji por lo que se quedaría con él a pasar el rato.

El viaje en barco era una de las cosas más maravillosas que había hecho hasta ahora, jamás olvidaría la sensación de estar en el barandal mirando hacía el horizonte.

«Miraremos juntos un atardecer en barco» *llegó a mí un recuerdo*

Durante mi adolescencia tuve un amigo tan magnífico, hacíamos de todo juntos incluso teníamos una lista de deseos que cumplíamos cuando hubiera oportunidad. Después de mucho tiempo llegué a enamorarme de él, tanto que, preparé un día fantástico para decírselo. Para mi mala suerte el día anterior me confesó que se iría a vivir a la ciudad Lania; quedaba demasiado lejos de la ciudad y partiría con sus dos hermanos luffy y sabo, ahí se encontrarían con su padres.

«Desde ese entonces no sé nada de ti...»

Ya era de noche por lo que me dirigí a mi habitación, estaba a punto de abrir la puerta, para mi sorpresa me encontré con una nota pegada en la cerradura:

"T/n, estoy con ese chico Sanji, por favor, sólo por esta noche. Puedes tomar cualquier habitación sólo ve con el ama de llaves y dile que vas de mi parte"

«Tendrás que compensarlo Nami»

—¿Y ahora qué haré? —Tardé unos cuantos minutos en pensar hasta que decidí avanzar.

Me sentía dudosa e incómoda, pero no tuve alternativa ni otro lugar a dónde ir, así que toqué a la puerta. Di más de dos golpes hasta que la puerta se abrió un poco.

—¿Quién es? —Se tallaba los ojos, al parecer ya estaba dormido.

— Déjame pasar... por favor —miré tímidamente hacia abajo; a pesar de haberlo visto aquella vez en toalla, al mirarle ese torso tan tonificado que dejaba ver sin camisa, volví a sentirme nerviosa.

—¿Ah?, ¿Estás ebria de nuevo?

— No digas tonterías, ¿Crees que te buscaría sólo porque estaría ebria?—me molestó un poco, pero necesitaba pasar.

«Esa Nami me dejó en aprietos»




Ardiente Cómplice +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora