—¿Cómo te llamas? —se detuvo.
—¿Por qué ahora te importa? —quise ser un poco indiferente con él.
—Ahora somos compañeros de oficina, no sé cómo debo llamarte.
—Dime R.H.(recursos humanos) y yo te diré C. (contabilidad) —seguí caminando, pero tomó mi brazo.
—Hablo en serio, ¿Cómo te llamas?—le noté algo desesperado.
—Sólo por profesionalismo, me llamo... —Me interrumpió al señalarme a una pequeña niña en la calle, se veía desorientada; estaba llorando y muy sucia.
Al parecer nos miró antes y se nos acercó rápido, pidiendo ayuda para encontrar a su mamá, según lo relatado llevaba 3 días perdida.
—¿Qué hacemos? —le pregunté nerviosa.
—Ayudemos. —La cargó y nos la llevamos con nosotros.
Lo que hicimos primero fue darle un buen baño (yo lo hice), mientras él preparaba algo de comer para ella, al salir la ducha lucía totalmente diferente parecía una niña de familia rica.
Después de hacerle algunas preguntas la dejamos dormir, me pidió que le leyera algunos cuentos para dormir y así lo hice, mientras leía pude sentir una mirada intensa y supe de quién provenía pero no giré la cabeza.
—Ya se ha quedado dormida, cuidar niños es algo agotador —giraba mis hombros y los masajeaba.
—Ven, sé algo de masaje muscular— daba palmadas en el sofá.
Dudé un poco, pero lo necesitaba. Al tener unas manos grandes y fuertes el masaje me era reconfortante y grandioso.
—Estás muy tensa, no deberías exigirte tanto, lo haces muy bien. Lleva las cosas con calma. —Me aconsejaba dando circulos en mi cuello y hombros, mientras yo cerré mis ojos y giraba la cabeza.
—No sólo es el trabajo —respondí, relajada.
—Déjame explicarte lo de aquella noche, yo... —No dejé terminarlo.
—No hace falta.
—Aún así lo haré. Honestamente no tengo a nadie más, admito y me disculpo porque sé que no debí usar esas palabras. No me sentía listo para tener sexo; además de que estaba muy ebrio y mi cuerpo se dejó llevar por las sensaciones. No tenía condón puesto ¿Qué hubiera pasado si me hubiera venido en ti?
Ahora que lo menciona creo que tiene algo de razón, él nunca intentó nada conmigo estando ebria, y yo a la primera quise que lo hiciéramos, tenía todo el derecho de rechazar, si me dolieron sus palabras, pero quizá yo habría hecho lo mismo.
Abrí los ojos y giré mi cabeza con la suya: —Tienes un poco de razón, disculpame fui imprudente al tomarte ebrio.—
Al verlo a los ojos noté el mismo semblante del primer día que lo vi, me miró los labios y se lamió un poco el suyo, ¿Me besará? Estaba a punto...
La niña comenzó a llorar mucho, al revisarla notamos que tenía fiebre.
—Llevemos a un hospital —dijo, encendiendo su coche.
Llegamos de inmediato, todo salió bien y en su diagnóstico presentó un pequeño resfriado. Fue ahí cuando decidimos llevarla con protección infantil, le explicamos el caso y ellos se aseguraron de dar con sus padres.
Íbamos en su coche camino a mi casa. Sentí su mirada y con una voz sería pero gentil dijo:
—No deberías permitir que alguien toque tus pechos —giró la mirada hacia la ventanilla.
—No son tan grandes, pero a veces es inevitable —digo, mientras los toco y pongo en mis manos, al parecer se sonrojó al verme hacerlo.
—Ahí vives ¿cierto? —Detuvo el coche.
Pensé en invitarlo a pasar y el creyó que lo invitaría, pero sólo me despedí y entré.
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Ardiente Cómplice +18
Fanfiction(Los personajes no son de mi propiedad, los tomé de One piece) *T/n*= Tú nombre. Nunca imaginé que esa noche en crucero sería el inicio de un sinfín de emociones. Lo mejor de todo fue aquel chico; tan caballeroso y atractivo que no puedo dejar de pe...