Desconocidos

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|Capitulo 1|
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DESCONOCIDOS

"" Mis ojos bailaron nerviosos de un lado a otro, la ansiedad que me generaba la espera era inmensa. El test reposaba sobre el lavabo decidiendo mí destino en este miserable mundo. No sé que se supone que haría si esto salía positivo. ¿Un niño a mí cuidado? Que diablos. Daryl nunca me aceptaría con un mocoso, me mandaría lo más lejos que sus insultos pudiesen alcanzar. Bueno, quizás no, no es esa clase de hombre. Aunque una parte de mí emia que así fuera.

  Mis ojos volvieron hacia la prueba de plástico y en ese mismo instante me hubiera gustado que no fuera así.

Dos rayas—Mi vista se nubló por un segundo, el suelo se movió y mí vida cayó ante mí. —Dios no —Mi espalda se deslizó sobre la pared hasta el suelo, realmente no podía creerlo. Estoy embarazada. Mis ojos lagrimosos no tardaron en dejarme hundida en un llanto que reflejaba tantas emociones juntas. Miedo. Angustia. Pánico. Felicidad. 

  Y la tan esperada pregunta se presentó en mi cabeza. ¿Cómo se lo diría a Daryl? realmente tenía miedo de como se lo tomaría. Quizás debería ocultárselo hasta poder deshacerme de el. Aun existen lugares clandestinos donde pueda proceder con un aborto, aunque eso me daba mas miedo aun, podía llegar a morir. ""

  Un grito logró despertarme, desorientada y algo asustada examine a mi alrededor, mas específicamente la cuna de mi pequeño. Quien descansaba plácidamente sin ser consiente del mundo horrendo que lo rodea. Los gritos, al parecer pertenecientes a Maggie, continuaban. Ante eso mi curiosidad ganó. Con cautela y muchísimo cuidado me aproxime hacia la ventana de la habitación, logrando ver a un hombre que corría en dirección a la casa, en sus brazos cargaba a un pequeño ensangrentado. Observe con miedo como Hershel le daba cara, logrando oír como el pequeño había sido herido por Otis, y muy seguramente su vida pendiera de un hilo.  El anciano no discutió ni un segundo, permitiendo que el hombre entrase a la casa para que pudiera atender al niño. Ahí fue cuando lo vi, dos hombres mas corrían hacia aquí, uno de ellos siendo aquel amigable regordete. Mi atención se ve interrumpida por mi pequeño, que había comenzado a llorar.  Al parecer no estaba tan ajeno a todo el alboroto ocurrido en la casa.

  No transcurrió demasiado tiempo hasta que Beth entró a la habitación para recitarme la trama completa. Se trataban de un grupo de personas que deambulaban por las espesuras del bosque, donde Otis suele cazar, ahí fue donde se produjo el accidente. El niño se encontraba en muy mal estado y para poder sobrevivir necesita de una operación, que es demasiado riesgosa realizarla sin respirador, por lo mismo. Otis y Shane, el segundo tipo que llegó, se retiraron en busca de uno. Algo de tristeza me invadió al saber que la madre no sabia de lo ocurrido, si algo así le llegase a suceder a Ray, seria el fin de mi mundo. Un hijo es lo mas importante en la vida de una madre o padre, y que se encuentre luchando entre la vida y la muerte es algo sumamente doloroso y en cierta parte inimaginable. 

—¿Y dices que esta gente vendrá a la granja?—Cuestiono mientras mi cuerpo se mece de un lado a otro, mientras mi pecho descubierto alimenta a mi hijo.

—Eso creo, la madre esta en camino con Maggie y dudo que los vayan a dejar solos....no se que tan bueno sea que mas gente habite la granja—Expresa con cierto deje de preocupación la rubia.

—Quizás no sean malas personas—Mi vista vuela hacia la puerta entre abierta, donde logro visibilizar a un hombre, se encontraba sentado en la silla del pasillo con la mirada perdida—Además, estoy segura de que continuaran su viaje una vez el pequeño se recupere—Mis ojos lo examinaban con detalle, sus facciones marcadas, su cabello rubio algo despeinado, su ropa completamente sucia, realmente se notaban que era un forastero, sin un lugar fijo o campamento alguno.

—Eso espero, no estoy de ánimos para recibir mas gente—Mi vista se dispara rápidamente a ella, algo inquieta ya que estaba segura que se refería a mi llegada a la granja, sin embargo la muchacha me ofreció una sonrisa juguetona que dejó en claro que solo bromeaba—Esto significa que tendré que preparar una ración mas grande de comida—Murmura entre pensamientos, ignorando parcialmente lo mencionado vuelvo a mirar al hombre, pero esta vez había algo diferente. Él ya me estaba observando, con bastante cuidado a decir verdad, cosa que logró que mis mejillas se tiñeran de rojo, me incomodaba el hecho de que el extraño me observara amamantar a mi bebe, sin embargo me relajo un poco que no observase mi pecho, sino que su vista estaba clavada en mis ojos, transmitiéndome cierta ansiedad. Al darse cuenta de que lo atrape en el acto, sus ojos tantearon hasta que se vieron en la obligación de voltearse cuando el ruido de la puerta se presento.

—¡Rick!—Se trataba de la voz de una mujer, al instante lo deduje la madre del niño.

—¿Crees que podrías ayudarme?—La pregunta de la rubia me tomó desprevenida, al ver mi rostro desentendido continuó—Con la cena—

—Oh claro—Sonrió de lado dejando mi concentración sobre mi hijo, quien ya había saciado su hambre por completo y al parecer ahora se encontraba con energías para jugar. Y de hecho así pase la ultima hora, entreteniendo a mi pequeño, contando con la compañia de las hermanas grenee.

""—¿No vas a decir nada?—Cuestione con los ojos completamente cristalizados.

  Daryl me observó por unos segundos mas hasta que al fin abrió la boca, lamentablemente hubiera deseado que no sea para decir aquello.

—¿Es mío?—Pregunta señalando mi vientre—No me hare cargo de un mocoso ajeno—

De que rayos hablas, claro que es tuyo—exclamo algo molesta siendo examinada cada segundo por el ojiverde—Daryl, este niño es tuyo—Afirmo tomando su mano con delicadeza.

—¿Tu...tu tienes una idea de como vivo?—Pregunta separándose levemente de mi, sin soltar mi mano—No puedo criar un niño, no podría darle de comer, mandarlo a la escuela, yo no puedo cuidarme a mi ¿Y quieres que cuide a un maldito bebé?—

—Daryl, no serás el único, yo también estaré cuidándolo, haremos que funcione, buscaré un empleo mejor y dejaré los estudios yo—Fui interrumpida por él.

—¿Maliah tu acaso te volviste loca?—Interroga soltando bruscamente mi mano para poder revolver su cabello en un acto desesperado—Tus jodidos padres me odian, y ahora quieres darle la "hermosa noticia" de que tendrás un hijo conmigo—Remarca aquello con ironía—Que diablos no te asegura que seré un padre de mierda como lo fue el mío—Remarca mirándome con tristeza—No puedo hacer esto—Reafirma negando levemente.

—Daryl, yo se que serás un buen padre y se que este niño tendrá todo el amor del mundo—Reposo mis manos sobre sus mejillas obligándolo a mirarme—Cariño—Pude notar como una lagrima traicionera se le escapó—Haremos esto juntos...¿Si?—El silencio reinó por unos segundos, mis ojos desbordaban lagrimas y siquiera me molestaba en evitarlo, al contrario de Daryl que parecía estar obligándose a no llorar, lo conocía muy bien como para no notarlo.

—No—Aquella simple palabra rompió mi corazón, haciéndome soltar un pequeño sollozo asustado—No puedo hacerlo, debes desacerté de él—Mi corazón se quebró completamente al escuchar eso ultimo. Realmente sentía que ese hombre no era el Daryl del que me había enamorado. Era alguien más. No era él. Se apartó de mi contacto mientras comenzaba a marcharse hacia la cocina.

No daryl, no puedes hacerme esto—Suplique ya en un llanto incontrolable—Por favor—

Ni se molesto en mirarme, simplemente abandonó el cuarto, a los segundos oí un portazo dando a entender que había abandonado la casa. Yo simplemente me derrumbe. Estaba sola. Y aunque costara, lo tenia que aceptar, no podía obligarlo a ser padre, era su decisión. Quite de mi cuello aquella cadena de plata con un pequeño dije de luna que Daryl me había regalado para un aniversario. Lo dejé sobre su cama. Esto era una muestra de que no solo había acabado con su paternidad, sino también, con nuestra relación. ""

DebilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora