Amor

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 |Capitulo 9|
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Daryl estaba muy afligido por la situación, había intentado hablar con el, más no logré sacarle más de tres palabras. El hecho de haber estado buscando todo este tiempo a una niña muerta, era realmente shokeante. Simplemente cedí y le brinde el espacio que necesitaba, no lo molestaría cuando necesitaba estar solo. Se sentía culpable por lo sucedido, lo conocía lo suficiente como para saberlo.
El resto del día me quedé cuidando de Beth, que no era capaz de decir palabra alguna.

—Creo que debería conseguirle nueva ropa a Ray—Mencione percatándome de como la ropa de mí pequeño estaba algo gastada, Beth, sin embargo, ni se digno a mirarme, simplemente continúo apilando los platos. Hasta que de un momento a otro, sus ojos se cerraron, su cuerpo flanqueo y comenzó a caer. Antes de que esto suceda intenté sujetarla para evitar que su cabeza golpeara contra el suelo, pero fue muy complicado con mí bebé en el brazo contrario —¡Maggie!—Mi pedido de auxilio se repitió en el momento que sentí como Ray comenzaba a resbalarse, si no fuera por qué Maggie sujetó a Beth, mí pequeño hubiera terminado en el suelo. Con ayuda de Glenn conseguimos llevar a la rubia a su habitación.

—¡¿Liah, que le ocurre?!—Cuestiona en plena preocupación la castaña.

Dejando a mí hijo en los brazos del asiático me aproxime a Beth, revisando sus signos vitales y su temperatura. Sus ojos no reaccionaban ante nada.

—Esta en shoock —Explique mirando con preocupación a la rubia—¿Donde esta tu padre?—La castaña voltea hacia Glenn quien se encoje de hombros sin saber la respuesta.

—Ve a buscarlo, me quedaré con ella —Tome a mí hijo en brazos nuevamente liberando al chico—Tu, tráeme toallas húmedas y llama a Patricia—Pedi recibiendo un asentimiento por parte del muchacho. Así fue como en unos pocos segundos Beth termino con una pequeña toalla sobre su frente. Al parecer Hershel había huido al pueblo, en busca de licor. Rick y Glenn se vieron en la obligación de salir en su búsqueda, mientras el resto solo nos manteníamos cuidando de la menor de la familia.  Lamentablemente la noche había caído y ninguno de los tres hombres habían vuelto. Me encontraba abrumada por la situación, realmente necesitaba un descanso. Con Ray en brazos salí de la casa para tomar un poco de aire, en todo el día no había podido hablar con Daryl y eso no hacía más que entristecerme. Sin embargo me había acostumbrado, en el comienzo de la relación intentaba que él me comunicará sus sentimientos, pero a mí pesar, no hacía más que lograr que él explotara sobre mí, con el tiempo aprendí que es una persona que prefiere procesar su sentir y pensar solo, una vez que su mente estába relativamente en paz es cuando acudia a mí.
La oscura noche iluminada por las estrellas me permitía relajarme, viajar a aquellas noches que añoraba del pasado. Ray estaba algo inquieto, pegando patadas cada cierto tiempo y moviendo sus bracitos con desespero—¿Que ocurre, cielo?—Mi voz había conseguido calmarlo un poco —Extrañas a tu padre...—Murmure más como una afirmación, quien tenía aquel sentimiento presente era yo. Mí paso se detuvo a mitad de la granja, no había nadie fuera, todo descansaban en la casa a la espera de los hombres faltantes.

—¿Que haces?—Mi corazón pegó un brinco al oir la voz de Daryl tras de mí. Una desventaja de que fuera cazador, era que podía llegar a ser extremadamente silencioso si lo deseaba.—Lo lamento—Se discupó ante el susto brindado.

—Descuida...—Le sonreí con calidez —Sali a tomar algo de aire...la casa es un caos—Explique brevemente.

—¿Aún no volvieron?—Indagó con un deje de curiosidad, recibiendo una respuesta negativa de mí parte. Ambos nos mantuvimos en silencio, apreciando las vistas del otro. Daryl acortó la distancia entre ambos para poder observar a Ray, que aún se movía inquieto, para posteriormente tomar su mano, logrando que el niño lo mirase y se tranquilice al instante.

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