Prólogo

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  La luz de la mañana golpeaba contra el cristal consiguiendo que mis ojos se entrecierren, mí vista estaba clavada en mí mochila donde la envoltura de un chocolate se dejaba ver. Mí mente estaba inundada de recuerdos nostálgicos.  Evadiendo aquellos pensamientos decidi centrarme en mí estómago, dónde una herida comenzaba su cicatrización, estaba mejorando bastante aunque ya me tocaba cambiar el vendaje. Las gasas estaban sucias y manchadas con sangre seca. Tenía pedirle ayuda a Hershel.

  ""Mí mano golpea la puerta tres veces, mientras esperaba que me den la bienvenida a la casa, mí pie se movía ansioso de arriba hacia abajo. Está no tardó en abrirse dejando ver a un chico de un claro cabello castaño y lindos ojos.

—Es tarde—Su voz tosca y seca por los cigarrillos invaden mis oídos.

Buenos días para ti también—Contesto mientras me paro de puntillas para dejar un rápido beso en su mejilla—El autobús se retraso, lo lamento—Me excuso mientras retiro mí bolso de mis hombros y dirijo el paso hacía su habitación —¿Esta Merle?—Mi pregunta es respondida con un gruñido negativo—Oh si asistió a la entrevista —Cuestiono algo emocionada dejando que mí cuerpo caiga sentado sobre el viejo colchón.

—Pss—Una sonrisa burlona se escapa de sus labios—El idiota debe estar en la casa de Tony—continua abriendo su cajón para sacar de allí un encendedor y una barra de chocolate con maní, sonrío internamente al verla.

—Realmente espero que no, me costó conseguírsela—Lamento recordando lo mucho que me costó convencer a mí jefe para hacerle una entrevista a Merle, hace tiempo estaba buscando trabajo. No conseguí respuesta alguna de Daryl, el solamente se sentó a mi lado y dejó la barra sobre mi regazo. Dispuesto a prender su cigarrillo, de no ser por que logré quitarle el encendedor de las manos y esconderlo detrás mía—Deja eso—Lo arrojo al otro lado del cuarto mientras me pongo de pie delante suya y aparto la barra—¿Podríamos hacer algo lindo hoy no?—Propongo jugando con las puntas de su cabello.

—¿Aprovechar la casa sola?—Su ceja se levanta mientras sus manos se dejan deslizar por mi cintura. Era gracioso oírlo decir aquello ya que siempre aprovechábamos la casa, no importaba si Merle estaba allí o no.

—Pensaba más bien en salir a algún lado—Mis labios se fruncen esperando una respuesta la cual ya sabía, Daryl bufa dejándose caer en la cama.

—Hoy no, estoy cansado—Niega cubriendo sus ojos con su brazo.

  No me sorprendía, desde que lo conocí es igual. No le gustaba salir conmigo ni cuando éramos solo amigos y ahora que estamos como pareja es lo mismo. No es un romántico clásico, sin embargo se las arregla a su manera para ser tierno.
Nos conocimos hace unos años en un bar de mala muerte, había conseguido trabajo allí en un horario bastante accesible y un pago no tan malo. Para mí suerte, este hombre, de unos años mayor a los míos, pasaba seguido por aquel lugar para recoger a su hermano luego de una severa borrachera, luego de día tras día de lo mismo nos fuimos conociendo. Al principio no le agradaba la idea de entablar una amistad con una mocosa de la mitad de su edad, sin embargo pareció olvidarlo con el tiempo.

—Entiendo—Bufo para dejarme caer a su lado, dejando que mí mano se cuele dentro de su chaqueta—Quieres que solo descansemos—Cuestiono acariciando su abdomen bajando hacia su zona V, que está muy bien marcada. Un gruñido se escapa de su boca a la par que me toma fuerte de los brazos dejándome bajo de él—¿Eso es un si?—Pregunto juguetonamente recibiendo como respuesta que sus labios se estampen contra los míos, sin embargo lo separo dejándolo confundió—Descansemos entonces—Digo abriendo la barra de chocolate y pegándole un mordisco—Gracias cariño—Menciono refiriéndome al dulce, él solo rueda los ojos para volver a su posición inicial.""

 Me acerque hasta la sala, dónde un hombre de edad adulta reposaba leyendo un libro, muy tranquilamente. El mismo no estaba solo, a su lado se encontraba una jovencita con un bebé en sus brazos, mí pequeño.

—Liah—La voz de Beth ocasionó que su padre se percate de mí presencia—Deberías estar en cama—Reprochó la muchacha poniéndose de pie.

—Bethy tiene razón, tus puntos podrían abrirse, debes descansar—Hershel dejó el libro a un lado apoyando los retos de su hija.

—De hecho, creo que es lo que ocurrió—Murmure levantando mí blusa dejando ver el vendaje con un poco de sangre, ardía sin embargo no era nada tan doloroso, todo gracias a los analgésicos que Maggie me consiguió. El viejo hombre rechistó en forma de reto y en compañía de Beth, subimos nuevamente a la habitación. Donde él retocaba los dos puntos que se habían separado, cambiando posteriormente mí vendaje.

—Creo que alguien tiene hambre—Beth se acercó con mí bebé en brazos, dejándolo reposar sobre mí pecho. Sus pequeños orbes celestes recorrían la habitación con lentitud, el pequeño brillo presente en ellos me dieron una pequeña punzada de nostalgia, poseía los ojos de su padre.

—Maliah, realmente es necesario que hagas reposo—Explicaba Hershel observándome con ojos severos, como si estuviese regañando a alguna de sus hijas.

—Lo entiendo—Murmure resignada, me sentía demasiado inútil estando postrada en la cama mientras los demás trabajaban para mantener en pie el lugar y llevar comida a la mesa. Aunque tenia en claro que seria un estorbo mas grande si no lograba sanar por completo, no tengo mas opción que esperar, al menos esas dos semanas recomendadas por el hombre.

—Cuida a ese pequeño, y deja que nos encarguemos del resto—El anciano me dedica una sonrisa al igual que su hija.

—Lo hare, gracias—El cariño que le había tomado a la familia era inmenso. No solo me salvaron a mi, sino también a mi pequeño, de no ser por ellos no se que habría sido de nosotros.

  No pasó mucho tiempo cuando quede a solas con mi hijo, que se alimentaba tranquilamente de mi pecho, a su corta semana de vida era un niño saludable. Estoy feliz con eso, cuando comenzó todo creía que mi hijo no lograría sobrevivir siquiera al nacimiento, y que esto este sucediendo es como un sueño del que espero nunca despertar.

DebilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora