Capítulo dos: "El rarito del A"

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- Martes, 4 de junio de 1987. Verano, Estados Unidos, la década de los 80's

El día de hoy estaba caluroso, por lo tanto, Leslie salió con unos pantalones cortos de jean holgados, con entonaciones grises en la escala de colores. Salió en bici, como siempre, solo que esta vez escuchando música en sus auriculares de casco en su reproductor de cassetes.

- Sweet dreams... Na-na-na-nana... - cantó y tarareó la parte que no se sabía de la canción "Sweet Dreams" de Eurythmics, mientras iba en bicicleta a su preparatoria.

El chico ya tenía organizado un nuevo cronograma con nuevos horarios y cosas para realizar. Se sentía libre de pensamientos pesados, un poco más tranquilo, pero ansioso por las "clases" que debía dar hoy al alumno de 10° A.

Sentía una sensación en su estómago, como emoción, una intriga por saber si podría ser lo suficientemente bueno para que el otro entienda y suba su nota. Tal vez arruinaría todo y provocaría que repruebe la materia completa. Pero prefería mantener sus pensamientos centrados en la nada misma y concentrarse más o menos en que no se chocara contra una pared, un poste o que un auto lo arroyara.

Una vez en su escuela, pasó lo normal, hablaron, saludó a su novia, las clases comenzaron y todo pasó como lo que pasaba siempre. Apuntes, tareas, estudios, responsabilidades, amigos, novia, etc.

El mar de su mente desplazaba olas altas y peligrosas, que chocaban fuertemente contra la arena y espantaban todo a su alrededor. El estrés de todo lo agobiaba, pero su cara bonita de muchacho de 16 años tenía que intentar disimular con una sonrisa tan falsa que se parecía a la de Barbie.

Mientras tanto, su estómago se revolvía como una sopa, y en su cabeza ya se habían creado más de 300 maneras de saludar, 145 temas de conversación y 640 maneras de decir adiós. Hasta incluso 40 tipos de maneras para caminar de manera cool y maleante, aunque en el fondo sabía que probablemente haría todo lo que él siempre hace, ser serio y centrado en irse lo antes posible.

Quería que alguien le ayudara a aliviar un poco la ansiedad pero sus amigos si le hablaban era para pedirle la respuesta de las actividades propuestas por los profesores en la clase. Y cuando creía que alguien le iba a hablar para preguntarle como se sentía, porque su expresión forzada era demasiado notoria, le terminaba decepcionando lo que le pedían.

- Hey, profe Estrada.

- ¿Qué quieres?

- ¿Hiciste el punto 2?

- No.

- ¿Cómo qué no? - le miró confundido, Leslie siempre hacía todos los trabajos áulicos y era algo muy extraño que no.

- No, dije que no, estoy por las nubes.

- ¿Por qué?

- Y porque hoy tengo que darle clases al chico del A.

- ¿Y qué te preocupa? La mayoría de chicos del A son tranquilos, no creo que te diga nada, a menos que sea Timothy.

- ¿Carter? ¿El loquito ese?

- Mhm, sí.

- Ay, ojalá que no...

La ansiedad de Leslie subió. Tragó saliva, intentando deshacerse de ese nudo que le atormentaba y estaba formado en su garganta desde que le avisaron de aquello que le ponía tan nervioso. Comenzó a jugar con sus dedos, morder la goma carmesí de su lápiz amarillo con negro, hasta que no pudo más.

- Profesor, ¿puedo pasar al baño? - dijo levantando su mano, esperando con todo su corazón que le dijiera que si, de lo contrario le daría un ACV enfrente de todos sus compañeros de clase.

- Pudo haber aprovechado a ir en el receso.

- Porfavor profesor.

- Bueno, vaya rápido.

- Gracias - se levantó rápido y soltó un suspiro. Caminó hacia la puerta y salió hacia afuera, cerrando ésta tras de él.

Caminó por los pasillos, hacia el baño. El dolor de cabeza que sentía era demasiado fuerte, sentía que se iba a desmayar en cualquier momento, pero intentaba ignorarlo con tal de no parecer débil en algún sentido.

Entró al baño y se mojó las manos con agua fría, se las secó un poco, dejándolas húmedas aún y se las puso en sus mejillas, mirándose al espejo y notando que estaba un tanto rojo. Sentía la cara caliente, sabía la razón pero aún así eran muchas otras más.

De repente, una voz algo borrosa y casi en un murmuró gracias a su mareo le hizo reaccionar un poco.

- ¿Estás bien?

Era Timothy Carter, el perdedor o el loquito de 10° A. Tenía una pésima reputación, o al menos eso le habían dicho sus amigos del otro curso. Leslie rodeó sus ojos y secó un poco su cara con el cuello de su musculosa blanca, la típica que llevaba todos los días.

- No te importa, lunático.

Los ojos del de cabello negro observaron por última vez a Timothy, y vieron como se encogió de hombros y metiéndose a un cubículo sin interesarle en lo absoluto su mala respuesta.

Al salir Leslie se puso a pensar un poco en aquel chico, y se distrajo en algún sentido de sus demás preocupaciones. Aquella pinta ochentera que tenía le generaba repulsión, digamos que nuestro personaje principal no estaba al tanto de la moda y no pensaba estarlo nunca.

Caminó hacia su aula, con las aguas de su mar un poco más pacíficas y con olas pequeñas y leves. Supuso que el mojarse el rostro le había aliviado un poco.

Pero aún así, ¿Timothy sería en realidad lo que había escuchado? Se veía como un muchacho considerado al ser el único en el día que le había preguntado por su estado. Negó con su cabeza, pensando en no dejarse llevar por aquello y ser igual de raro que aquel imbecil. Sabía que nadie se preocupaba por él, o al menos nadie aparte de su madre. Tal vez su novia o algún que otro amigo, pero nunca un desconocido como aquel rarito.

(973 palabras)

Dos Mares ➫ Bad Captain × TimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora