Esta es la historia de cómo Jungwon emprende un viaje para acabar con su vida, en donde atraviesa un complejo espiral reflexivo sobre sus principales problemas y la manera en que su mente no le permite encontrar una salida, siempre llegando al mismo...
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Jungwon.
Recobré la conciencia.
Miré a mi alrededor y estaba dentro de una bañera con agua tibia, una mujer joven estaba a mi lado y me hablaba pero, yo solo podía mirar mis manos dándome cuenta de que estaba vivo, de que no había funcionado. Recordé la sensación de estar bajo el agua durante una eternidad y a mamá hablándome despacio, pidiéndome que regrese a casa, luego de eso no había nada en mi mente. Simplemente estaba ahí en ese momento y me desaté en llanto. Mi cuerpo se sentía tan pesado, sentía dolor en los huesos y en mi cara.
La mujer que al parecer me... ¿Salvó? me hablaba con calidez, me llamaba por mi nombre y eso comenzó a asustarme, y más cuando me preguntó si debería ir al hospital, quería salir corriendo, pero su respuesta me sorprendió. "Eso pensé", dijo. Aunque en realidad, no podía pensar en nada, estaba tan atento a todo lo que ella hacía y decía porque tenía miedo. Ella me había reconocido, y eso era un gran problema. Sin embargo, aun así me dejé cuidar, parecía que sabía lo que hacía.
Me ayudó a levantarme y me dejó en la sala de aquel lugar. ¿Quizás era su casa? Eso lo hacía un poco más perturbador, en mi cuerpo sentía el instinto de peligro pero, había tenido la amabilidad de pedirme permiso incluso antes de quitarme la ropa y eso me tenía confundido, me aferré a las toallas en las que me había envuelto y luego me pidió que me secara el cabello mientras ella se dirigía a cambiar su ropa mojada.
La vi entrar en su habitación con aquel uniforme azul y zapatos blancos de enfermera. Creo que me lo había dicho mientras yo reaccionaba, pero no estaba seguro, no recordaba nada con claridad.
El lugar era un desastre, estaba con restos de agua, ni siquiera se había quitado los zapatos para entrar. Vi mi mochila tirada en el piso cerca de la entrada. Quería ir por ella y ver si mis cosas estaban ahí, nadie podía ver eso, pero recordé que estaba prácticamente desnudo y no me quise mover. Sentía vergüenza, ella me había visto por completo... pero... me salvó.
¿Cómo era posible? Ese lugar era tan solitario y casi imperceptible a la vista de alguien debido al muro que crecía junto con la carretera sobre él ¿Cómo es posible que me haya visto? Era seguro que funcionaría ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué sigo vivo? ¿Qué día es?.
— Jungwon, usa esta ropa.
Su voz me sacó de mis pensamientos abruptamente, aunque no había hablado en tono fuerte ni mucho menos, me sentía como un gato asustadizo. Miré su mano extendida hacia mí con lo que parecía ser un buzo completo, ancho y de color gris. Me tardé unos segundos en recibirlo, mi mente procesaba todo muy despacio.
— No te secaste el cabello — observó.
Sus palabras me recordaban a mamá. ¿Qué es esto?
— Jungwon...
— ¿Quién eres? — hablé mirándola fijamente, con clara desconfianza. — ¿Dónde estoy?
