Jungwon.
Cuando llegamos a Seúl le envié un mensaje a Haneul para que estuviera tranquila, había quedado en contacto con ella porque sentía que le debía mucho. Durante el viaje me sentí bien de una manera en que jamás había estado, tantas cosas que ella me había dicho hacían sentido en mi mente y seguían repitiéndose constantemente.
Yo debía ser mi propia prioridad.
Cuando nos acercamos a la orilla de la calle con Jay para esperar un taxi, pude ver la mirada afilada de Junho desde el otro lado de la calle y eso me dejó helado. Él estaba junto a su auto y en cuanto pudo, cruzó la calle. El brazo de Jay me rodeó el hombro dándome seguridad, y cuando estuvo cerca me abrazó un instante.
— Es un alivio que estés bien — susurró soltando un suspiro. — Vamos, yo los llevo.
Cruzamos las calle nuevamente aunque estaba demasiado confundido por su reacción muy diferente a su anterior postura. Nos subimos al auto y yo me aferré al brazo de Jay.
— Quiero ir a casa de mi madre — le dije.
— Iremos a casa con los chicos, porque tenemos que hablar — refutó.
— Junho, por favor... — la voz de Jay interrumpió.
— Está bien, no importa — lo detuve — no quiero discutir.
Pero no fue gran cosa. Al llegar a casa todos me recibieron cálidamente, tuvimos una reunión y habló sobre vigilarme, sobre mis medicamentos que tuve que tomarme de inmediato, sobre comer, sobre que las vacaciones estaban por terminar y un sin fin de otras cosas en nuestra agenda, pero él no escuchó nada. Y tampoco quería decirle, si lo hacía sería peor, si le decía que había intentado suicidarme él me llevaría con el psiquiatra y tendría que tomar esas horribles pastillas que no me permiten valerme por mí mismo y me hacen dormir todo el día.
Tampoco se lo dije a los chicos, pero Jay si lo hizo, solo que nadie me dijo nada al respecto, simplemente me apoyaban y estaban conmigo como siempre lo hacían.
Desde ese día, hice las cosas de otra manera. La primera cena que compartimos después de lo sucedido tenía 6 vigilantes a mi alrededor, que se sorprendieron al verme comer. Pero no terminaba ahí, luego me acompañaban a todos lados vigilando que no vomitara, aunque no lo hice. Y así durante las siguientes comidas.
Tuve una cita con mi nutricionista, con mi psiquiatra y con el médico general. Todos vieron mis cambios y veían un buen avance. Lo que estaba haciendo era sincero, había comenzado a sentirme muy bien, mi ánimo había cambiado, mis dolores poco a poco estaban desapareciendo, y ya casi no tomaba medicamentos, me sentía orgulloso de mi, y los demás también.
Se lo conté a Haneul y le envié regalos con una carta de agradecimiento desde el fondo de mi corazón. Ella estará muy feliz con todas nuestras firmas y fotos que solo ella conocería. Ella me salvó la vida y había cambiado algo dentro de mí y sabía que me llevaría mucho agradecerselo.
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𝖳𝗁𝖾 𝖡𝗈𝗋𝖽𝖾𝗋𝗅𝗂𝗇𝖾 › 𝙅𝙖𝙮𝙬𝙤𝙣
FanfictionEsta es la historia de cómo Jungwon emprende un viaje para acabar con su vida, en donde atraviesa un complejo espiral reflexivo sobre sus principales problemas y la manera en que su mente no le permite encontrar una salida, siempre llegando al mismo...