Capítulo II

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Se levantó aturdida y con la vista borrosa al inicio, pero conforme fue recuperando la visión también pudo comenzar a pensar, aunque con muy poca lucidez. Despertó en un cuarto blanco, totalmente blanco, carente de ventanas.

Había una cama y una mesita de noche, igualmente blancas, de un blanco tan limpio que le lastimaba la vista. Se levantó de la cama, totalmente desorientada, y por un momento perdió el equilibrio, casi cayéndose al piso. No obstante, logró mantenerse en pie, y comenzó a mirar a su alrededor, solo para encontrarse con un cuarto semivacío con nada más que blanco por todos lados.

No recordaba nada, no sabía dónde estaba y ni siquiera podía pensar con claridad. Comenzó a recorrer el cuarto, en busca de alguna puerta. Finalmente encontró lo que parecía ser una perilla (estaba tan desorientada que no podía saberlo a ciencia cierta). La trató de girar, pero estaba cerrada bajo llave.

Genuinamente no comprendía cómo había llegado ahí, solo le dolía la cabeza y su primer impulso fue buscar la salida. Sin embargo, no pudo mantenerse en pie durante mucho tiempo, pues volvió a sentirse débil y perdió la consciencia, desplomándose al suelo.

Volvió a despertar en la cama. Esta vez ya no se sentía aturdida, y podía ver y percibir su espacio mejor. Justo cuando pensaba en ponerse de pie, escuchó el seguro de la puerta soltarse y la perilla girar, lo que instintivamente la congeló.

—¡Oh, ya estás despierta! —saludó el muchacho con una sonrisa. En cuanto lo vio, Mandy recobró abruptamente la memoria y se horrorizó completamente. Era el mismo chico vestido de bufón que había visto al otro lado de la calle aquella vez, hace poco más de un mes.

Se quedó pasmada durante varios segundos, por lo que el muchacho se acercó suavemente.

—¿Por qué esa cara? Parece como si hubieras visto un fantasma —bromeó divertido. Cuando Mandy notó que se aproximaba, rápidamente se puso a la defensiva.

—ALÉJATE —advirtió sin poder ocultar su miedo. El chico se paró en seco, fingiendo estar herido por su tono.

—¿Así es como tratas a tu anfitrión? Eso no es muy educado de tu parte —expuso mientras reanudaba sus pasos hacia ella. Sin embargo, Mandy, sintiéndose amenazada, le lanzó lo primero que tenía a la mano.

—DIJE QUE TE ALEJES —expresó muy asustada mientras le lanzaba una almohada. Por supuesto, eso no le causó ni un rasguño, sino que solo logró enfadarlo.

—Si vas a seguir así, te voy a dejar sola para que te calmes. Vendré cuando estés más tranquila —anunció y sencillamente se fue, volviendo a cerrar la puerta tras de sí.

Después de verlo irse, la morena se sintió mucho mejor. Su corazón y respiración se habían acelerado y sentía cómo todo su cuerpo temblaba. Luego comenzó a llorar de la impotencia y del miedo. Estuvo así hasta que se durmió.

Al despertar otra vez, esta vez su primera acción fue ver si la puerta seguía bloqueada. Seguía cerrada, y aunque lo intentó con todas sus fuerzas, no pudo derribarla. Lo único que provocó fue un moretón a lo largo de su hombro. Intentó patearla, pero fue igual de inútil.

—Mierda —suspiró con molestia.

Buscó otra salida, pero no había otro lugar por el cual escapar. Buscó incluso debajo de la cama y movió la mesita, pero no encontró nada. Su única opción era la puerta.

No tenía nada con qué forzarla, y en la habitación solo estaban la cama y la mesita. Abrió el cajón de la mesita, pero estaba completamente vacío. Sin nada con lo que poder forzar la cerradura, se veía limitada a seguir intentando abrirla por la fuerza.

Intentó patearla otra vez, pero seguía sin ceder. Luego se le ocurrió usar la mesita. La tomó por las patas y comenzó a estrellarla contra la puerta, pero lo único que consiguió fue que se rompiera. De todos modos, una de las patas quedó con una forma puntiaguda, pero no lo suficientemente como para que sirviera para forzar la cerradura. Aun así, seguía siendo muy útil, pues ahora tenía algo con qué defenderse.

Siguió intentando derribar la puerta durante horas, pero todos sus esfuerzos fueron infructuosos, y en algún punto cedió al cansancio y se quedó profundamente dormida. Despertó con la cara del chico a centímetros de la suya.

—No deberías romper las cosas que te regalo. ¿Sabes cuánto me costó esa mesita? La compré especialmente para ti —expresó con bastante molestia. El primer impulso de Mandy fue golpearlo en la cara y alejarse rápidamente, todavía en el suelo.

El pelirrojo se quedó sin hablar durante unos segundos, solo limitándose a mirarla. Luego, suspiró pesadamente.

—Parece que todavía no aprendes tu lección. Tendré que dejarte más tiempo —expresó y, luego de cerrar la puerta, comenzó a recoger los pedazos de la mesita rota. Cuando parecía estar vulnerable, Mandy tomó la pata que había quedado en punta y, algo temblorosa, trató de apuñalarlo. Sin embargo, en el último momento se detuvo, y fue lo que la hizo perder esa oportunidad.

El pelirrojo notó esto y rápidamente la detuvo, apretándola con fuerza de la muñeca. Mandy todavía intentaba apuñalarlo, pero la fuerza del chico era mayor.

—¿Qué intentas hacer? ¿Matarme? —inquirió para luego reír desquiciadamente. Sus carcajadas resonaron en toda la habitación. La rubia simplemente lo miró atemorizada— Me temo que no comprendes todavía tu posición, querida —expresó con una sonrisa para luego empujarla y posicionarse encima de ella, aprisionándola por las muñecas contra el piso.

—Déjame, déjame ir... —suplicó la rubia temblando y dejando escapar varias lágrimas. El pelirrojo simplemente la miró con una sonrisa lasciva y un ligero sonrojo.

—¿Cómo podría? Ni loco dejaría ir a una presa tan valiosa como tú —respondió para luego acercarse a su cuello y olerla—. Hueles muy dulce —expresó para luego lamerla—. Quédate quieta y prometo no hacerte daño —advirtió para luego depositar un beso en sus labios. El primero fue uno tímido y suave, como si se tratara del inocente primer beso. Luego fue dando más y más, hasta que finalmente tuvo la osadía de introducir su lengua.

—Eres totalmente mía ahora —musitó mientras comenzaba a deslizar sus manos por debajo de su ropa. Mandy simplemente cerró los ojos, esperando que esa tortura terminara pronto.

Run Away (Mandy&Chester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora