Capítulo treinta y uno

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El señor Park lucía un rostro demacrado, como si hubiera estado encerrado en algún lugar durante mucho tiempo

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El señor Park lucía un rostro demacrado, como si hubiera estado encerrado en algún lugar durante mucho tiempo. Tenía la apariencia de un fugitivo recién escapado de prisión.

──Papá...──Con cautela, Sungkang comenzó a observar fijamente la botella que el hombre sostenía en sus manos.

Entendí algo: El olor que percibí hace un rato.

La botella estaba completamente vacía.

Intenté alertar a los demás sobre algo que me parecía evidente, pero me encontré incapaz de decir una sola palabra, ya que Yeji se adelantó y se apoderó de todas las oportunidades.

──Te ves fatal, padre──Aunque su voz era suave y dulce, sus palabras contrastaban con burlas y frialdad.──¿No parece que la miseria no te sienta demasiado bien? Debes acostumbrarte, porque esta será nuestra realidad para siempre. Ya te lo advertí. No tengo intención de casarme, y tú nunca recibirás el dinero de los Lee.

──Tú──El hombre reaccionó de manera sorprendente al dar un salto.──¡Siempre tú!

Intentó acercarse a ella, pero Sungkang intervino rápidamente, protegiendo a Yeji con su propio cuerpo.

──No──La voz del mayor resonaba con una tonalidad inusual: era firme y llena de autoridad.──No permitiré que vuelvas a poner tu mano sobre ninguno de mis hermanos nunca más.

──¿Acaso el mariquita ha encontrado su valentía?──Con rabia, el hombre escupió y arrojó la botella con fuerza, haciendo que esta rebotara en el suelo. Mis sospechas eran correctas: estaba completamente desocupada──¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo te has estado involucrando con esa persona?

Y señaló con desprecio a Jay, quien estaba parado a mi lado, observando la escena con enojo en su rostro.

Noté que mi amigo también se había percatado de la misma realidad que yo, ya que la forma en que sus ojos se posaban en la botella vacía en el suelo era reveladora. Al ver cómo continuó actuando de esa manera con el anciano, supe inmediatamente que también había descubierto la otra verdad: el señor Park estaba completamente borracho.

──Papá...──El semblante de Sungkang se había vuelto pálido.

──Pensaste nuevamente que no lo sabía, ¿verdad? ¿Qué tan estúpido puedes ser, asqueroso homosexual?

Sus palabras horribles quedaron inacabadas. El puño de Jay impactó de lleno en la mandíbula del hombre, derribándolo de inmediato.

──Joder, ¿Acaso no habría nadie capaz de silenciarlo?

Jay se acercó a los hermanos y agarró con determinación la mano de Sungkang. 

En ese momento, su gesto reveló la verdad absoluta, recordándome las palabras de mi amigo y el error implícito en ellas: Él no se estaba enamorando de Sungkang, ya estaba totalmente enamorado de él. 

gemelos | heehoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora