Capítulo cuatro

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Dejé que mis ojos se perdieran en el rostro de Yeji, en sus delicadas facciones, su piel clara, y en sus labios rosados

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Dejé que mis ojos se perdieran en el rostro de Yeji, en sus delicadas facciones, su piel clara, y en sus labios rosados. Bien podía darme cuenta de su incomodidad, pero eso no fue suficiente para hacerme apartar la vista.

Me enojaba que estuviésemos tan separados; sin embargo,, apenas entramos en la sala Sungkang la había tomado de la mano y la había hecho sentar junto a él. Comprendía su instinto protector un poco, pero aún así me molestaba.

Mis padres charlaban con los señores Park, aunque sabía que ellos tenían sus reservas. Lo normal dada su oposición a mi matrimonio.

Yeji le susurró entonces algo a Sungkang y este asintió. Estaban demasiado cerca y eso me hizo sentir celoso. Sabía que era estúpido, eran hermanos después de todo.

──Y... nuestro jardín es el más grande del país. Es casi un orgullo nacional──Decía la señora Park.

Presté atención a su conversación entonces, despegando la vista de Yeji.

──¿Un jardín?

──Sí, Heeseung. El más bello de Corea.

──Me gustaría poder verlo──Comenté con una idea en mente.

──¡Por supuesto que sí!──Exclamó ella con emoción──Sungkang, cariño, ¿podrías...?

──De hecho──La interrumpí──Me gustaría que Yeji me acompañara.

Observé de nuevo esas extrañas reacciones en el rostro de la familia, aunque al final el señor Park se mostró de acuerdo en que ella me acompañara; pero al ver la expresión del rostro de mi prometida supe que eso no la hacía nada feliz.

Debía tomármelo con calma, me recordé mientras salíamos de la casa, ella por delante de mí. Recién nos volvíamos a ver. Ella no me conocía. Tenía que trabajar en eso. Tenía que hacer que se enamorara de mí.

──Por aquí──Me indicó.

Me di cuenta entonces que parecía tener problemas para andar, como si algo le doliese.

──Yeji──Llamé, pero ella siguió andando por delante de mi sin hacerme caso.

Observé entonces su contorno, su pequeña cintura. Toda ella era perfecta.

──Es aquí──Dijo de nuevo y me señaló con la mano una amplia extensión.

Era la parte trasera de la imponente casa. Había todo tipo de plantas, unas que ni siquiera tendrían porque estar en Corea.

──¡Vaya!──Comenté──que impresionante.

──Mamá lo cuida como si fuera su vida──Murmuró Yeji y dejó que una de sus manos acariciara los pétalos de una rosa.

Tuve celos de esa rosa, yo quería ser acariciado de esa forma por ella.

──Bueno, hay cosas en la vida que son para eso──Comenté conteniendo mis impulsos.

gemelos | heehoon ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora