Cuando la familia Park está a punto de irse a la quiebra, un matrimonio obligado entre su única hija, Yeji; y el heredero de los Lee, Heeseung, parece ser la única solución. Sin embargo, unos días antes de la esperada unión, la joven desaparece.
El...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yeji levantó la vista de su plato para mirar a Eunbin, la cual se había acercado en directo a Heeseung, tomándolo del brazo.
Fruncí el ceño, aunque Hee se zafó casi de inmediato, mirándola con seriedad, ya sin atisbo de sonrisa en su rostro.
──HeeHee, sé que los Park tienen un precioso jardín aquí y que tú ya lo has visto. ¿Nos acompañas a las chicas y a mí hasta allá?
Yeji siguió entonces con lo suyo, Heeseung sin dejar de mirarla y yo sin dejar de observarlo a él y a la chica que estaba demasiado cerca.
¿Por qué lo hacía? ¿Qué no se daba cuenta de que él amaba a mi gemela? ¿O era justo por eso?
──Ahora no puedo, pero...
──¡Vamos! ¿Qué más tienes para hacer?
Los ojos de Heeseung seguían fijos en Yeji. Supe lo que él esperaba; sin embargo, yo sabía que ella no haría nada. Yeji no lo amaba y poco le importaba lo que este hiciera o con quién.
No era mi caso, yo no quería verlo con esa chica que parecía... mala.
──Vamos, Hee──Insistió Eunbin, tomándolo de la mano y tirando de él hacia la salida.
Me sentí furioso. Dos veces más, ya que, por un lado, Heeseung no ponía demasiada resistencia a irse con ella. Y por el otro, Yeji no mostraba el menor interés.
¿No podía por lo menos fingir? Como si no conociera la respuesta a ello.
Yeji no servía para eso.
Sabía que a ese paso no podrían conocerse y mi hermana no se enamoraría de él. A este paso mi deseo de que se quedaran juntos no se haría realidad, así que tenía que hacer algo.
Me puse de pie, sintiendo los ojos de Heeseung sobre mí de nuevo.
──Yo puedo acompañarla, señorita──Dije con voz baja──Conozco el jardín mejor que nadie.
──Oh. Tú eres Sunghoon, ¿verdad?
La vi abrir mucho los ojos, mirándome de arriba a abajo. Era obvio que no había notado mi presencia. Sin embargo, no fue esto lo que llamó mi atención, sino la forma en que me miraba. No había odio ni rencor ahí.
Me sentí mal al reflexionar en ello. Al pensar en la manera en que todo había cambiado siendo otra persona.
──Sí──Sonreí un poco e hice una ligera reverencia──Un placer en conocerte.
──Se llama Eunbin──Replicó Heeseung con el ceño fruncido, zafándose de ella de nuevo──Y no es necesario que la acompañes, Sunghoon.
──Lo es──Lo miré de frente, aun si me sentía morir con solo escucharlo pronunciar mi nombre──Conozco mi hogar mejor que tú, Heeseung. Y además tú no has desayunado, ¿verdad?
