Inicios

8 1 0
                                    

Finales del siglo XXI. Momento hasta en el cual, la humanidad, por tan increíble que parezca, ha obtenido subsistir. Las guerras concluyeron, la hambruna cesó, y nuevos medios eficaces se habían hallado para atajar el firme calentamiento global. El astronomía se habría desarrollado, habiéndose definitivamente encontrado vida inofensiva en el espacio hacia los años 2030; las economías en continentes más subdesarrollados hubieron progresado; y los valores humanos y el respeto hacia todo ser fueron alcanzados, causando que los crímenes acabasen y que la esperanza de vida, reforzado en gran parte por el enorme progreso de las tecnologías, hubo aumentado hasta llegar a los 204 años de media. Al fin, después de tantos años, se logró realmente formar un mundo utópico y de fantasía. Un mundo en el que toda la sociedad pudiese coexistir en harmonía. Una perfección. Aunque, ilustre está que no iría a durar para siempre. Todos lo veían venir, aunque lo ignoraban descaradamente. Lo ignoraba, como ha de ser, pues se fue propagando entre las poblaciones las ideas y la mentalidad de que habría que aprovechar el momento. El momento efímero.
Aunque, para poder contar la historia con todos sus puntos blancos y negros, es necesario regresar un poco atrás en el tiempo. Año 2085, Medio Oriente. Nos emcontramos en este país, el cual acaba de sufrir un golpe de Estado. El presidente Gabrīelø Tãkįk, y tan joven que era (tan solo de 78 años), amaneció muerto un día martes de abril. Fue asesinado por su propio primo, Judåyřił ĥiķg!gwen, quien se hallaba ahora como nuevo presidente. La gente no mostró queja. Siguió cada uno con sus vidas. La política se había vuelto algo tan insignificante. Todos los Estados terminarían usando el mismo sistema, uno el cual permitiera avances y desarrollo sustentable. Y no había ningún presidente quien quisiera modificar esto. ¿Por qué irían a quererlo? Si al fin y al cabo, el planeta tierra ya se hubo convertido en un paraíso. Un paraíso sin supuesta maldad.
Mas, poco tiempo después, cuando hubieron iniciado las misteriosas desapariciones junto a una extraña cerradura de fronteras, la población rápidamente cayó bajo el desespero. Nunca habrían imaginado que la maldad hubiese retornado tan inspontáneamente. Los puentes empezaron a transformarse en plataformas de suicidio, principalmente debido al mismo tiempo de la eliminación de la normativa mundial de tratamientos psicológicos para cada persona en aquel país. Así, los psicólogos sin pensarlo fueron huyendo clandestinamente del país al no poder confíar en la seguridad proporcionada por el Estado, y las calles tornaron negras. Calles en donde la esperanza y el consuelo pudrían. El Internet permaneció controlado por el gobierno, y no sé supo nada de lo que acontecía en el mundo exterior. Más miedo reinó cuando, 7 años después del asesinato que hubo alterado el camino y destino de este país, finalizó la contrucción del gigantesco muro que rodearía las fronteras, volviendo imposible la escapatoria. A partir de ahí, los masaces fueron insitados, por ejemplo en la noche de 7 de mayo de 2092, cuando más de 250 manifestantes fueron persecutados, encarcelados, y poco después matados por las autoridades. Y entonces, la población, aterrorizada, no formó más escándalo. Un nuevo paraíso fue creado, uno en el cual el "presidente" (autodenominado "Dios") solo vivía en armonía.
Sin embargo, en pequeños barrios oscuros y desconocidos, la ciencia avanzaba en secreto. Era llamada la OCC (Organización Clandestina de la Ciencia) la organización de científicos, de profesionales y de espías del exterior que se habían quedado en el país buscando fórmulas secretas que permitiesen acabar con el gobierno. Pero eras fórmulas peligrosas. Fórmulas que al ser aplicadas, afectarían tanto el espacio como el tiempo de una manera que ni los propios descubridores podían predecir lo que harían. Ni los ciudadanos ni ningún gobierno estaba al corriente de esto. Empero, era una realidad inevitable.
Aunque, un día está organización fue encontrada, y se vio destrozada por completo. Los miembros no tenían más opción que escapar. Intentar escapar. Con poco éxito. Y, los pocos que lograron, se ocultaban en sus hogares, avanzando individualmente con las imvestigaciones. El único objetivo y placer de vida era conseguir liberar al país de toda maldad.

Amor De HermanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora