EL DESEO DE MAX

4

Los brazos de su padre eran grandes y peludos. De hecho, por alguna razón se veían más fuertes de lo que recordaba.

El hombre se sentó en el sofá y acto seguido sentó Max sobre su regazo. El chico se ruborizó de incomodidad mientras su padre tomaba el control remoto para encender la televisión. Se metió en netflix y puso una serie de vikingos. Max no sabía si decir algo o callarte. Y durante los primeros diez minutos estuvieron juntos viendo la pantalla, hasta que su padre empezó a subir y bajar una pierna ligeramente, como para moverlo.

"Pa… papá ¿Qué haces?"

"A la roro, niño. A la roro ra…" contó con voz profunda, para luego reirse entre dientes.

"Papá, no hagas eso."

"OH, Ya no te gusta el caballito. Te solía gustar." Entonces aceleró el ritmo y el chico sintió que iba en un bus que trancitaba por una calle llena de baches. "Tacatan, tacatan,  tacantan, tantan… tacatan, tacatan, tacatan tantan…" cantó el hombre, imitando a un potro. "Aaaayyo0, silver. Aayyoo."

"BASTA. No soy un niño." 

Max saltó fuera de su regazo e intentó irse. Si su padre se vio sorprendido por un momento, no lo vio, pues el chico, se volvió e intentó marcharse. Fracasó, ya la fuerte y grande mando se aferró a su brazo con un agarre estricto.

El rostro de su padre se tornó sombrío.

"¿Te vas a poner malcriado conmigo? Creo haberte advertido…."

"P-papá. Me asus-"

"Que no estás en edad de faltarle el respeto a tu padre. Cuando crezcas y cambies tu actitud ya hablaremos pero mientras seas un mimado, no."

"Yo… yo no soy un mimado ¡ah! Ay, me lastimas."

"Dijiste que no servias para ir al baño y te creí." Dijo su padre "que querías seguir siendo un nene consentido y que no estabas listos para que te trataramos diferente, bueno… afronta las consecuencias. Papá quiere pasar tiempo con su nene consentido, ¿entendido?"

Cada cosa que decía lo asustaba más y más. ¿En qué mundo de locos él diría todo eso? Era lo que queria pero… jamas lo diría y menos a sus padres.

"¡Suéltame, coño! No quiero ver esa serie contigo así."

Su padre lo agarró y lo tiró sobre el regazo. Con violencia.

"Papá. ¿Que haces? Papá."

"Sabes que yo no tengo niños malcriados. A mí no se me falta el respeto en esta casa."

"Papá ¿Qué haces? No me…"

Entonces le desabotonó el pijama, revelando el infantil pañal. Max se mordió los labios, porque jamás creyó que su padre lo vería tan vulnerable. Pero la cosa no acabó ahí. El hombre tiró del pañal hacia abajo para dejar el culete al descubierto. A Max el corazón le dio un vuelco.

"Yo… he… Papá… n-no… pretenderas."

"Soy tu papi." Le dijo.

La mano sonó  en el aire, antes de chocar contra las posaderas de Max y hacerlas vibrar.

"Ah!"

"Y a mí  se me respeta. ¿Entendido?"

La gruesa mano bajó de nuevo. SMAK! la sala se inundó  con el sonido de la carne contra la carne.

"PAPÁ, ME DUELE. AH!"

SMAK.

"Papito… " corrigió  él, apretando los dientes.

"Pa… AHHG NOO"

SMAK! SMAK! SMAK!

Un hormigueo empezó a sentirse en sus posaderas, junto al calor y un dolor sordo. Los ojos de Max se aguaron de pronto. Qué humillación… que horrible. Jamás lo habían nalgeado, ni siquiera de chiquito.

"No vas a decir palabrotas frente a mí."

SMAK!

"AY!"

"Si quiero pasar tiempo con El bebé usted se deja, ¿me oyó?"

"Papá… por favor…"

"Sí me habla, pa' usted soy su papi o su papito. ¿Me oyó"

"Pero… pero… ¿yo qué hice?"

"Te negaste a crecer. A los niñitos que se portan mal con mami y papi se los castiga. ¿ME OYÓ?"

"S-sí… entendí. M-me portaré bien."

"¿SÍ QUÉ? Hable pues, digalo como es sino quiere que le deje el culo hinchado."

SMAK SMASK SMAK SMAK SMAK.

"AAAAHHH!! SÍ PAPI. SÍ SEÑOR. SÍ PAPITO."

Cuando su padre estaba enojado, hablaba con modismo colombiano. Durante algunas misiones, lo mandaron a infiltrarse entre la guerrilla colombiana y cuando volvió, cada vez que se enojaba se le salia esa forma tan particular de hablar. A Max le gustaba llamarlo "el colombiano." Cuando su padre sacaba al colombiano, más le valía respetarlo, porque su padre de siempre era una persona, pero el colombiano había visto toda clase de barbaridades y estaba demente.

Lo soltó y Max cayó al suelo, se subió el pañal y gateó fuera de su alcance.

"Váyase pues a dormir. No lo voy a obligar a estar conmigo si no le da la gana. ¡Hagale! Pa' su cuerto."

"S-sí  papito. Sí señor."

Lágrimas bajaron por sus ojos y miedo en su pecho palpitó; aun cuando se metió en su habitación, que tristemente vio, ya no tenía seguro. Se contempló  en el espejo. Desaloñado ahora, con la cara roja y el pijama sin abotonar. Sí, definitivamente se había equivocado.

Poco a poco la historia va tomando forma!

Espero les esté  gustando :p