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Los chicos hicieron su camino de vuelta a casa. La feria en verdad les trajo sorpresas, no las que ellos esperaban claro está. Billy sobre todo no podía quejarse. Max, por otro lado iba con cierta pesadumbre. Cruzaron el puente juntos, Billy casi a saltitos y Max arrastrando los pies.

Notaba como el volumonodo del pañal crepitaba con cada paso. Percibía la humedad en la entrepierna y el culo. Antes había usando por gusto y los había mojado, a esos pañales secretos les adio apenas una que otra descarga. El que traía ahora parecía estar capacitado para aguantar muchas horas y soportar mucha orina.

Una bruma mental se le formó en la mente cuando se dio cuenta de que fue expuesto con los pantalones abajo frente a un montón de gente que vivia en MiddleTwon. Se empezó a jalar los pelos de la ansiedad.

"Dios mío… todos pensarán que uso pañales…"

"¿De qué hablas?" Billy se rió despreocupadamente, pasando un brazo sobre los hombros de su amigo. "Tú USAS pañales ahora, bobo. Es lo que querías. Y si mal no recuerdo mañana también los usarás… y al día siguiente, y al día siguiente… y el dia siguiente…" la voz de Billy sonaba cantaría y animada. "Muchas gracias por pedir ese deseo, Max. Nunca me había sentido asi de bien. Aunque exageraste, con pedirle necesitar pañales solo de noche ella hubiera estado complacida, creo."

"Pull… pull ups. ¿Recuerdas?" Tartamudeó el rubio sintiendo una presión que le subía a la cabeza.

"Ya no. Tu vas a usar PAÑALES. P-A-Ñ-A-L-E-S. Mira esta cosa." Billy dio dos palmadas al trasero de su amigo. El sonido caracteristico del acolchado hizo a Max dar un respingo. "¿Cuántos litros caben en esa cosa. Mírate, hasta maninas patoso."

"¿En… en serio se me nota mucho?" Max se ruborizó, tal como antes hacía Billy en la carpa y se llevó las manos a la cara. Un gesto aprendido de tantos años de amistad. "OH no… ¿cometí un error con todo esto?"

Billy se paró frente a él y le puso las manos sobre los hombros. "Max, Escúchame. Tú dijiste que me tenias envidia ¿no? Estos es lo que querías. Empieza a disfrutarlo."

Él tenía razón. Esto era lo que él quería, sin embargo, ¿por qué se sentía como que las cosas estaban mal? Recordaba que lo de Billy no pasaba de usar pull ups en el campamento, y su madre lo sobreprotegia mucho y lo trataba con mucha mas atención,  como si fuera fragil. Pero de ahí a ponerle un pañales tan grande como el llevaba Max había mucha diferencia.

Empezó a notar una humedad cálidad rozar entre sus muslos y vio horrorizado cómo una mancha oscura se formaba entre los pliegues de los vaqueros.

"No es cierto… ¡Max, te estás mojando! Gracias a Dios que estamos frente a tu casa." 

Ambos muchachos vieron la gran casa de Max, con piscina y una casita de perros junto al patio. Las luces de las ventanas estaban encendidas.

 A la derecha se apreciaba la casa de Billy. Mucho más modesta y pequeña, con un columbio en el jardin trasero y un cobertizo de carpintería donde su papá realizaba trabajos para todos en MiddleTwon.

"Anda, métete rápido en casa y ve a bañarte. A esos pantalones hay que lavarlos antes de que empiecen a oler. Adiós."

"Ah… adiós."

Max arrastró los pies en su camino a la puerta blanca de su casa. Se lo pensó un momento antes de entrar… estaba hecho un desastre con un bulto esponjoso entre las piernas. ¿que diría su papá? ¿Qué dirían mamá y Wendy? Tragó saliva y entró, afrontando las consecuencias de sus actos.

La primera en asomarse fue Wendy, quien lo miró con indiferente desde el sofá.

"Maaaaa. Ya llegó el apestoso. Y trajo un regalo." 

EL DESEO DE MAX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora