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Billy estaba muy enojado, muy fastidiado y sentia que odiaba como nunca a Max. ¿Es que se creia mejor que él? ¿Cómo podía no perdonarle? Si Billy y él  antes eran tan unidos, todo por ese triste deseo… 

Se puso a pensar por qué su relacion habia durado tanto. Llegó a la conclusion de que bien podia ser el hecho de que Max lo protegia del acoso… y que le hacía compañia y Billy no era muy de hacer cosas que le importunaran a Max. ¿Acaso Billy era el problema?

No. 

Era Max, era un cretino y un egoista y estaba intentando deshacer  el deseo de algún modo.

Billy se  detuvo a las puertas de su casa. Indeciso de si entrar o no… ahí dentro podría estar su madre y su padre… 

No quiero ir…  Quiero quedarme afuera… pensó.

Sabía, por otro lado, que no tenía dónde ir.

Si Max aun fuera mi amigo podría quedarse en su casa hasta que las cosas se calmaran. Quizás incluso dormir abrazados… ¿abrazados? Sí. ¿Por qué no? Los amigos hacen eso. Es para reforzar el lazo.

Cómo lo extrañaba. Cada vez que recordaba los buenos momentos juntos se enojaba, se entristecia y le daban ganas de gritar. ¿Por qué  dolía tanto? Max era un idiota de pene pequeño.

Billy entró. La casa estaba sola y en penumbra. No quiso alzar la voz por el miedo a que su madre apareciera y lo aporreara con el duro garrote de la indiferencia.

Encontró una nota de su padre sobre la mesa del comedor. Su padre tenia letra de niño de primaria por el Parkinson. No es que fuera muy viejo, de hecho tenia apenas 45; por eso le avergonzaba especialmente. 

'Tú madre estañá muy alterada. La llevaré a ver una pelicula triste y luego a su cita con el loquero. Volveremos en la noche.'

Billy desechó la nota. Su madre debia de estar muy mal; jamás en su vida lo habian castigado asi… jamás. Claro que él jamás hizo nada tan malo para merecerlo pero, por alguna razón se sentía sucio y malvado y rastrero por hacerla llorar.

Fue a encerrarse en su habitación cuando, ya adentro, en su mente apareció una preocupación. 

Si me estoy empezando a mojar los pantalones quizas mi rabo…

Se puso frente al espejo y se bajó  los pantalones. Ya que estaba ahí se quitó toda la ropa. Frente al espejo se vio. Su cuerpo delgado y con ese miembro del cual ya estaba orgulloso se veía algo raro. Las costillas se le marcaban y bajo las axilas empezaba a salirle vello… notaba un olor avinagrado ahí abajo. Diablos, la pubertad se le estaba acelerando. Tomó la cinta métrica y se midió de estatura. Nada, media lo mismo que el mes pasado.

De hecho, se miró mejor en el espejo y se encontró a sí mismo algo más… feo y mal proporcionado. En el pubis también empezaba a salirle pelo. Los brazos eran delgados, la grasa en la barriga juvenil aún seguía ahí pero las costillas marcadas le daban un aire de desnutrición. Su pelo estaba desaliñado y su cutis… ¿eso eran espinillas en su frente? Había pequeñas y rojas protuberancias, sentía la cara grasienta. Su mirada estaba nublada y macilenta.

"Esto es la… pubertad. Creí que sería más cool y menos asqueroso."

Se sentía como un duende feo. No se dejó de mirar en el espejo solo para poder volver a medirse la polla. No se notaban cambios relevantes, pero al medirla…

"Mira lo que tenemos aquí."

Billy se dio la vuelta de pronto. En la ventana estaba… Wendy, la hermana de Max.

Se tapó de pronto con las manos y se quedó ahí, petrificado.

"¿Estás contemplandote? Qué vanidoso."

EL DESEO DE MAX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora