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7.

Max se pasó las siguientes horas mirando de vez en cuando atrás de él por si alguien lo está a viendo, a su bulto, el bulto de su trasero.

El asiento en clase de matemáticas ya no le parecía tan duro como de costumbre, pero no se sentió tranquilo durante toda la lección. El profesor explicaba, mientras el chico se retorcía en su asiento, pensando en lo desafortunado que era el hecho de perder su virilidad y que tendría que ir a su clase de natación en un rato. Al verlo inquieto, el profesor se detuvo y preguntó:

"¿Qué tienes, Max? ¿Necesitss ir al baño?"

"¿Yo? Eh… n-no…"

"Claro… por supuesto que tú no."

Los algunos alumnos se rieron de ese comentario, eran risita en voz baja, pero a Max le parecieron ruido ensordecedor. El pecho se le llenó de preocupación.

Lo saben… pensó. Claro que lo saben ¿como no lo sabrían? ¿Sabrían también lo otro?

"Max hace muuuucho tiempo que no va al baño" dijo un chico al fondo del salon. "O tal vez ya fue y nadie se ha dado cuenta"

El chico se ruborizó y se tapó el rostro con las manos. Sentía que el corazón se le saldría del pecho mientras sus capañeros se rían.

"Oye Max, ¿que tienes? ¿Tienes caca? Necesitas que te ayudemos?"

"Qué bebé tan consentido."

Más risas de fondo. Esta era su peor pesadilla. No lo pensó, nunca pensó que sus compañeros pudieran ser tan crueles. Quizás porque… hasta hace nada él era así de cruel ¿sería posible? ¿Qué el fuera tan horrible como ellos?

"¡Ya basta!" Gritó imponente Billy, enojado y rabioso. "¿Ustedes de qué se van a burlar? No es su culpa ¿saben? Sandra, tú no ves a Max burlarse de tu horrible corte de pelo. Y Amelia, puede que Max sea un bebé consentido pero él preferiría morir a ser ayudado por alguien tan fea como tú."

Max se dio cuenta que… esos comentarios, antes, eran para Billy. Ahora se habían de pronto transferido a él, mientras que Billy, liberado de ataduras, les estaba diciendo lo que siempre había pensado de ellos.

"En vez de reirse deberían ser amables. ¿Acaso ustedes son mejores porque no necesitan pañales? Max es un chico tierno y necesita que lo cuidemos y lo queramos, no que nos riamos."

Eso último que dijo fue casi peor que las burlas. Max se puso de pie, salió del salon de clases. Al caminar, de pronto notó que sus pantalones estaban más pesados. Efectivamente, cuando le preguntaron, el sí que necesitaba ir al baño, solo que no se había dado cuenta. El calor estaba fluyendo por su entrepierna e inflando su grueso pañal rosado, que crepitaba al andar, empezaba a volver a andar patoso.

Dio un portazo y caminó por los pasillo con lagrimas en los ojos. Se estaba tirando de los pelos. ¿Que hizo, que hizo, que hizo, que hizo? Habia arruinado su vida. Era el rarito del colegio, el chico de los pañales, el más patético de todos. Y ahora Billy lo estaba haciendo ver todavia peor. 

"¡Max! Al fin te encuentro." Dijo un chico apenas unos centímetro más alto que él. Era moreno  y delgaducho. "Ven conmigo, tenemos practica en 10 minutos y al entrenador le gusta que llegues temprano. Ya te excusarse en mates."

LA PRACTICA DE NATACIÓN.

Maldita sea la hora que se metió en el equipo. Maldita sea su suerte. Estaba empapado y no de agua. Todos en el equipo eran unos patanes.

"Samwul, pero yo estoy… estoy…"

"¿Qué tienes? No me digas que no puedes entrenar hoy. ¡Esto es serio, Max! La competición es pronto."

EL DESEO DE MAX Donde viven las historias. Descúbrelo ahora