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Taehyung se levantó temprano, mucho antes de que el sol saliera,  decidido a comprar algunas flores para luego pasar por el salón de tortura de la mafia

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Taehyung se levantó temprano, mucho antes de que el sol saliera,  decidido a comprar algunas flores para luego pasar por el salón de tortura de la mafia. Iba a trabajar hasta tarde, así que el único momento que tenía libre para ver a Jungkook sería temprano por la mañana.

Aparcó su auto frente al camino empolvado, como la última vez. Y se dirigió solemnemente hacía la floristería.

Para su sorpresa, esta vez ya no había ninguna vaca que le recibiera, pero las cabras se amontonaron a los costados de las cercas, asomando sus cabezas por los espacios sobrantes.

La mirada de Taehyung se dirigió a las bocas babosas que estiraban los dientes decididas a aferrarse a su precioso saco color azul.

Con cuidado y cohibiendose corrió todo el camino, preparado para abrir la puerta de la floristería en cuanto la tuviera en frente.

La pequeña campana le dió una bulliciosa bienvenida, y la cabeza llena de cabello negro enmarañado le dió la bienvenida.

—¡Oh! Bienvenido de nuevo. —Una sonrisa brillante le decoró el rostro y los ojos almendrados se le encogieron suavemente.

Esta vez el Alfa tenía un aspecto descuidado, estaba lleno de tierra hasta las mejillas, llevaba unos guantes y un delantal verde, que a simple vista se notaban de plástico.

«Eso es un atentado contra la moda»,  fue el primer pensamiento que se le cruzó a Taehyung al observarlo. Aun así, no estaba del todo mal.

—Sí, es bueno verte —respondió Taehyung.

—¿Qué tipo de flores buscas hoy? —Jungkook dejó de lado las macetas que estaba trasladando de un lugar a otro, y se recostó sobre el mostrador.

Los brazos presionados sobre sí mismos le dieron una espléndida vista a Taehyung, que no pudo hacer más que deleitarse con ellos.

Sí, definitivamente era atractivo, un niño con su genética, sería definitivamente un alfa.

—En realidad nada en específico, solo dame un ramo bonito. —Se encogió de hombros restándole importancia.

—¿Hoy no tienes que salvar a nadie con un ramo? —preguntó Jungkook burlesco, mientras observaba detalladamente el lugar decidiendo qué flores usar para el ramo.

—Hoy solo quiero darme un bonito regalo a mí mismo —explicó Taehyung.

No hubo más respuesta. Jungkook se dedicó seriamente a armar un ramo, tenía el entrecejo fruncido mientras colocaba delicadamente una flor a la par de la otra.

Taehyung deslizó su mirada sobre el cuerpo del tan concentrado alfa. Jungkook tenía una belleza tosca, pero un rostro y una actitud adorable.

—¿Por qué hoy hay cabras afuera? —indagó Taehyung cuando recordó su tumultuosa entrada a la tienda de flores.

Bajo el manto de las flores • KookV | PUBLICÁNDOSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora