«Donde Taehyung es el próximo jefe de la mafia y Jungkook un florista muy amable».
En un mundo donde las jerarquías de poder y las expectativas sociales definen las vidas de las personas, Kim Taehyung se destaca como un Omega dominante decidido a t...
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A veces le parecía que estaba quedándose sin aire, mientras buscaba entre los escombros de su pasado, para rescatar unos cuantos fragmentos agradables.
Kim Taehyung observó el informe presentado por el jefe de inteligencia, Min Yoongi, que estoico le comunicaba que aún estaban buscando a A12.
-¿Esto es todo lo que puedes hacer, Min? -Le lanzó los papeles en la cara.
Yoongi no respondió, mantuvo su vista al frente, en silencio.
-¿Para qué carajos te tengo aquí si ni siquiera puedes hacer una cosa bien? -Estampó sus manos contra el escritorio frente a él.
Los dientes le rechinaban y no sabía cómo demonios las cosas estaban yendo tan mal.
-¡No me jodas, Min Yoongi! -cogió la pistola que carga en su cintura y le apuntó a la cabeza- ¡Si no la encuentras pronto, te juro que tus sesos van a quedar esparcidos por toda esta oficina! ¡¿Entendiste?!
Yoongi no respondió, y Taehyung, sintió que el fuego en el pecho le ardía.
-¡Por una mierda! ¡¿Te pregunté si entendiste?!
Una secuencia continúa de 5 disparos le rozaron la mejilla a su subordinado y gotas de sangre se derramaron sobre el piso de su oficina.
-Entendí, señor - respondió esta vez.
-Más vale que así sea, o la próxima vez tu cabeza quedará igual de perforada que la pared.
En realidad, la pared no había sido atravesada por la bala, pero se veía abollada.
-Me voy, tengo otras cosas de las que encargarme-. Se colocó el saco sobre los hombros y abrió la puerta de la oficina.
Park Jimin, su secretario, estaba allí. Tenía la piel del cuello erizada y en cuanto la puerta se abrió se giró a ver quién salía.
-Jimin, encárgate de ese alfa idiota y arregla la maldita pared antes de que yo vuelva.
Jimin asintió y corrió hacía el interior de la oficina, apresurado por descubrir qué había pasado con su alfa.
Kim salió de "El matadero", mientras marcaba el paso violento. Asqueado de la ineficiencia de su gente, y de lo astuta que era aquella mujer.
Se montó a su auto y se apretó el puente de la nariz. Estaba seguro de que toda esa situación le iba a producir migraña.
Pero había alguien que podía alegrarlo, al menos un poco. Jeon Jungkook.
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