«Donde Taehyung es el próximo jefe de la mafia y Jungkook un florista muy amable».
En un mundo donde las jerarquías de poder y las expectativas sociales definen las vidas de las personas, Kim Taehyung se destaca como un Omega dominante decidido a t...
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Claro, que Kim Namjoon supiera que Taehyung podía con todo aquello, no significaba que lo iba a dejar así como estaba sin antes asegurarse que al menos su salud física fuera estable.
―Por un demonio, Namjoon. Justo ahora solo quiero ir a mi departamento y limpiarme ―gritó exaltado y fuera de sí mismo, Taehyung.
―Puedes bañarte luego de que te atienda un médico ―le dijo con tono contundente ―No tienes un maldito celo desde los diecisiete años, y te piensas que todo está bien, solo por que sí.
―Estoy completo, maldita sea ―le respondió ―¿Quizás te parece que me falta una maldita pierna?
―Lo que sí me parece, es que follaste con un alfa durante un celo, sin protección y luego corriste cuesta abajo una maldita montaña mientras usabas una putas zapatillas de charol ―La voz de Kim Namjoon se fue alzando con cada palabra, mientras observaba al descompuesto Taehyung. ―Sí, esa mierda es lo que me parece.
Kim Taehyung guardó silencio, porque sabía que lo que su hermano decía era cierto. Pero le golpeaba el ego verse de la forma en la que se veía en aquella situación. Para su mala suerte, el dolor de estómago que le había apremiado desde temprano no se iba, y a ese punto no había logrado distinguir si aquello era debido a su actuar desenfrenado o si era un simple malestar estomacal.
El enorme hospital pronto se asomó frente a sus ojos. Era el hospital encargado de su condición y registro médico desde que había tenido acceso a un servicio de salud.
Cuando bajó del auto se sintió totalmente observado. Y claro, no había forma de que no se sintiera así, si estaba vistiendo una ropa completamente arrugada y unos elegantes zapatos negros envueltos en lodo. Parecía más un vagabundo que el renombrable hijo del Jefe Kim.
Aunque, nadie en aquel hospital se atrevería a decir nada. Después de todo, no era de su incumbencia como se viera o que le hubiera pasado, su misión era arreglar su estado de salud. Eso lo sabía todo el mundo, y así lo harían si deseaban que aquel hospital continuara siendo patrocinado por la familia Kim.
—¡Señores Kim! —gritó una joven doctora mientras apuraba el paso para llegar rápidamente hasta dónde estaban ellos.
Tenía el cabello rubio perfectamente recogido en un moño, y un pulcro uniforme celeste con su bata blanca por encima, típico del hospital.
—Michelle, sin formalidades, por favor. Solo vayamos a tu consultorio —. La voz de Taehyung interrumpió el común procedimiento del hospital.
Namjoon asintió, secundando la petición de Taehyung que estaba bastante pálido. La doctora se apresuró y le ayudó a subir al ascensor, hasta llegar al último piso, dónde se encontraba su espacio.
Namjoon se quedó fuera, mientras los otros dos ingresaron.
—¿Qué te ha pasado Taehyung? —preguntó Michelle, mientras sus ojos escaneaban enteramente el cuerpo de su paciente.
