𝐏𝐎𝐒𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐕𝐄 | 𝐑𝐚𝐟𝐞 𝐂𝐚𝐦𝐞𝐫𝐨𝐧 & 𝐉𝐉 𝐌𝐚𝐲𝐛𝐚𝐧𝐤

𝐱𝐯𝐢. 𝐡𝐨𝐭 𝐯𝐨𝐢𝐜𝐞

MI CUERPO SE TENSA AL ESCUCHAR SU VOZ de nuevo. Siempre que decía mi nombre me daba la impresión de que lo hacía lento y de forma torturosa. E igual como siempre, en voz baja. Pero suficiente para que le escuché claramente.

Intento poner mi peor cara.

—Rafe—mascullo. Quiero darme la vuelta, pero vuelve hablar.

—¿No me vas a saludar?

—Creo que ya nos hemos saludado antes. No sé qué quieres que te diga.

—Ya. Pero creo que me podrías saludar mejor.

Da un paso adelante y mueve ligeramente la cabeza. Señala su mejilla.

—Me conformo con esto, gracias—niego.

Ladea la cabeza.

Y se ve increíblemente bien haciendo eso. Pero intento ignorarlo con todas mis fuerzas.

—¿Disfrutando la vista?—pregunta, divertido al ver que le estaba dando un repaso. Ni siquiera me había dado cuenta que lo estaba haciendo.

Bajo la mirada, intentando no ruborizarme con todas mis fuerzas. No me gustaba cuando me pillaban viendo a alguien. Sentía que invadía la privacidad de las personas y se daban cuenta.

El calor comenzaba hacerse más presente. Él seguía mirándome, yo solo podía distraerme viendo el suelo.

—Quería hablar contigo.

Me saca de mis pensamientos, no esperaba que eso era lo que iba a decir. Hago una mueca con la boca asintiendo lentamente y esperando a que continuara, pero se había distraído viendo directamente mis labios.

Me aclaro la garganta.

—¿Y bien? ¿De qué quieres hablar?

Retoma la compostura y se acerca aún más.

—El otro día te fuiste muy rápido.

Me quedo quieta al percibir su olor por la cercanía que estábamos teniendo. Su aroma siempre me distraía más de lo que quería.

Pero recuerdo de lo que estaba hablando, y puedo sentir mi molestia regresar a mí como esa noche.

—¿Qué? —fue lo único que pude decir.

—Ni siquiera te pude llevar, quisiste que fuera Nicco el que lo hiciera.

Aprieta la mandíbula al recordarlo, pero no aparta la mirada.

Y cuando estoy a punto de responderle de malas maneras, pasa una mano por mi cabello, devolviendo el mechón que siempre se me escapaba. Me descoloco de la conversación al sentir sus dedos rozar el lóbulo de mi oreja lentamente.

—¿Estuviste en el bar de Barry?

Ya. Tenía bipolaridad o algo. Sus cambios de humor eran muy rápidos y difíciles de seguir. Había saltado de un tema al otro, pero eso no evita que su pregunta me tome por sorpresa.

—¿Cómo lo sabes?

—Es decir que sí.

—Es decir..., ¿Cómo lo sabes?

—¿Por qué estabas en su bar, Jenna? ¿Es que ahora te vas a juntar con esos Pouges? Esos lugares son peligrosos, Jenna.

Por el tono en que había dicho lo último, sentí que se estaba preocupado. Pero me dí cuenta que ahora no me había dicho como él solía hacerlo, y por alguna razón ilógica, me molesté aún más.

—A donde vaya o con quien me junte es mi problema—mascullo, cortante—. Y aparte, creo que antes estábamos hablando de algo.

Asiente, no muy convencido.