--𝐱𝐢 𝐭𝐡𝐞 𝐧𝐨𝐧 𝐢𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚𝐧 𝐛𝐨𝐲

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HABÍAN PASADO TRES DÍAS sin ver a los chicos, en cambio, las chicas me habían visitado. Cada que Kie o Sarah me preguntaban por ellos, les decía que no era el hecho de que no quisiera estar con ellos, era porque, para empezar había estado muy ocupada en casa.

Mis padres tuvieron que salir de la isla, por dos días. Mientras ellos no estaban, estuve todo ese tiempo respondiendo emails de trabajo, atendiendo llamadas, explicando quei padre no estaba presente e incluso, recibiendo opciones de trabajo. Lo mismo para Valen, pero ella con las cosas de mamá.

Sabía que mi padre podía contratar alguien para eso, una asistente que le ayudara y le pasara los contactos. Pero lo lo llamaba integrarme a la vida del trabajo-de tortura, más bien-y sabía que lo hacía de buena intención. Pero eso no quitaba que fuera agotador.

Ese día Sarah y Kie habían estado conmigo desde la mañana, me ayudaron a acomodar papeles, organizar números y recibir algunas llamadas a las que se ofrecían.

Pero era obvio que también querían estar con los chicos y no lo hacían para no dejarme sola. Por un momento, cuando Kie me insistió en que seguramente JJ se arrepentía o tenía alguna explicación, pareció convencerme, pero si no era así las tres sabíamos lo incómodo que sería después.

Estábamos en la oficina de mi papá. Ellas estaban enfrente de mí, riéndose mientras me veían sentada en la silla de mi padre, con los pies arriba del escritorio y fingiendo tener un cigarrillo en los dedos, imitando al dueño de la casa.

Hago mi cara de seriedad extrema, aguantando no reír por la risa de Kie y Sarah. Alzo una ceja y mis labios imitan la forma de los patos.

Habíamos jugado un rato y después de estar respondiendo llamadas y mensajes, decidimos divertirnos un rato.

Recibo una llamada y la pongo en altavoz para que Sarah y Kie escucharan.

—Hola, buenas tardes. ¿Habló con el jefe? Es que... Vi el mensaje para ayudar con el jardín —era la voz de un chico, nervioso. Seguramente unos años menor que nosotras—. Puedo empezar por llevarle lo que me pida o, quizá usted me diga qué día ir.

Al instante negué con mi cabeza para las chicas, negándome a hacerle algun tipo de broma. Kie empezó a asentir y alentandome a cumplir lo que habíamos quedado.

Aunque, si era realista, era complicado que le dieran trabajo si esa era su forma de presentarse. Lo pensé rápidamente, quizá podía hacer una ligera broma y después darle el trabajo. Ya después arreglaría las cosas con mi papá.

Me aclaro la garganta.

—Buenas tardes—mi voz es grave, pero al mismo tiempo un poco chillona—. Si, habla con Black North, el mismísimo magnate de Outer Banks.

Sarah y Kie sueltan una risa silenciosas y yo intento no sonreír con todas mis fuerzas. Habíamos quedado en no reírnos.

Regreso a mi personaje.

𝐏𝐎𝐒𝐒𝐄𝐒𝐒𝐈𝐕𝐄 | 𝐑𝐚𝐟𝐞 𝐂𝐚𝐦𝐞𝐫𝐨𝐧 & 𝐉𝐉 𝐌𝐚𝐲𝐛𝐚𝐧𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora