Good morning

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—Pa, ¿Crees que exista otro universo?

El mayor volteó a ver a su hija cuando el semáforo cambió a rojo.

—Claro que sí, mi vida. —Él no podía verla sin sonreír. —No solo uno, sino un montón.

La niña abrió los ojos emocionada.

—Entonces en otro universo debes de tener una novia muy hermosa. —El comentario hizo reír al moreno.

El matrimonio se había separado a causa de una infidelidad antes de que Miguel ocupara el lugar de su variante fallecida. Ese día era turno de él llevarla a un partido, aunque iba a todos de cualquier forma.

—No necesito a nadie más, tú eres todo para mí, hija. —la despeina.

—Es que mis compañeros dicen que les gustas a sus mamás, pero no saben si eres gay.

El hombre pestañeó.

—Y ¿Tú qué les dices?

—Pues no digo que sí y tampoco que no porque el papá de Pedro está soltero, es guapo, tiene dinero y...

—Gabi. —ella lo miró. —solo concéntrate en el partido de hoy, después hablamos sobre lo que dicen tus compañeros.
Además, en unos días es tu cumpleaños, ¿Qué quieres de regaló?

La distracción funcionó.

—¡Una novia para ti!

Suspiró antes de acelerar.










Vacío.

Oscuridad...

Destellos...

Luz...

Más luz...

Calidez...

¡Despierta!

Las cortinas blancas dejaban entrar demasiada claridad y el moreno era muy sensible a la luz.

Apretó lo que tenía entre sus brazos y se dio la vuelta sobre la cama para darle la espalda a la ventana.

—¡Wow!—la chica despertó asustada. Había dormido de un lado y despertó en otro. Ella era lo que Miguel tenía entre sus brazos.

Nun giró aún aprisionada y se encontró el enorme pecho del hombre. Se derritió ahí mismo. Sus piernas entrelazadas, el aroma del perfume varonil, la tranquilidad de su respiración  y el dolor en su entrepierna por las horas que había sido penetrada.

Algo revoloteó en su corazón y una sonrisa iluminó su cara. La habitación en la que tantas veces se sintió sola ahora se sentía diferente. Miguel estaba ahí con ella, relajado, cuando lo normal era verlo ocupado y estresado.

Fue instintivo iniciar un camino de besos desde su pecho, clavícula y cuello, que horas antes habían sido rasguñados por la muchacha.

La posición no le permitía llegar hasta los labios del moreno, entonces él aún con los ojos cerrados alcanzó los de ella.

Su cabeza se ladeó para que encajaran mejor, sus lenguas se acariciaban calurosamente permitiendo escuchar la humedad del beso.

Estar medio dormida no fue impedimento para notar la prominente erección que presionaba su vientre.

Su corazón y algo más palpitó.

—Vamos a darle los buenos días por levantarse temprano. —Nun empujó su cadera hacia Miguel provocando un gruñido. No hicieron falta las manos, con su rigidez el miembro se deslizó solito entre los fluidos de la fémina.

GOOD GIRLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora