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Era una tarde en la que el sol estaba en su máximo esplandor y las nubes creaban unas sombras agradables junto a la pequeña brisa.

En una habitación se encontraba Dazai Osamu, un bello príncipe con un pelo algo ondulado de un lindo color castaño que lo hacía verse más bello con sus ojos color marrón capaces de dar todo tipo de miradas, desde las más falsas a las más intimidantes, y raramente, felices. Tenia un traje azul celeste con algunos hilos dorados para resaltar su belleza. Dazai estaba en un día muy normal para el, leyendo un libro que de memoria se sabía, titulado "El completo manual del suicidio".

Dazai vivía con su padre, el rey Mori Ogai y su padrastro Fyodor Dostoyevski. Cabe aclarar que ambos se casaron únicamente por beneficio, sin pizca de amor en su relación.

Ahora narrare lo que Fyodor hará, porque no considero necesario narrar el capítulo 47 del manual de Osamu.

Fyodor estaba viendo a su bello y apuesto reflejo de un chico de cabellos negros ligeramente ondulados teniendo encima su particular sombrero blanco que siempre llevaba puesto. Sus ojos eran morados y sin brillo alguno, como si de un muerto viviente se tratase. El estaba viéndose y decidió preguntar aunque supiera la respuesta a su espejo mágico.

-Espejo, ¿quién es el más guapo del Reino?

-¿No puedes llamarme "Espejito, Espejito"? Me resulta más agradable- dijo con voz burlona.

-¿Por que lo haría?

-No tengo razones para responderte si no me llamas de esa manera.- el espejo parecía estar disfrutando aquello, el solo quería que dijera "espejito, espejito" como si estuviera desesperado.

-Puedo romperte- dijo amenazante con su mirada intimidante carente de brillo.

-Puedo repararme. Soy mágico, el nombre lo dice "espejo magico"- dijo con énfasis en la última palabra dicha. -Vamos, solo dilo.

Antes de humillarse de esa manera Dostoyevski dio un suspiro demostrando lo harto que estaba del bufón de su espejo. ¿Por qué no había comprado otro? se preguntaba en vano sin encontrar la respuesta.

-Espejito, espejito- dijo con evidente cansancio- , ¿quien es el más guapo del Reino?

-Aunque en mi opinión seas tu- dijo coqueto mientras Fyodor rodaba los ojos- según otras fuentes mágicas tu no eres el pertenecedor de ese título.

Fyodor estaba sorprendido y molesto. ¿Quien podría ser más guapo que el, un ser hermoso y tan bello?

-Dime quién es.

-Quien es- dijo dando evidencia que lo que más le entretenía era joderle la vida a su amo.

-¡Gogol!- ese era el nombre del espejo- ¿Quien es el más guapo del Reino?

-Tu... - hizo una pausa que pareció interminable para el pelinegro- ... hijastro. Admito que es muy lindo, estoy revisando las fuentes y veo su imagen. ¡Por Dios! Ya quisiese tener un hijastro así.

Fyodor no terminaba de procesar lo dicho por Nikolai y cuando logró hacerlo se dio cuenta de que ese bufón estaba hablando de lo bello y precioso que era Osamu. ¿No que yo era el más guapo en tu opinión? pensaba en sus adentros con celos que no fue capaz de comprender, ni siquiera de detectar.

Debía hacer algo. No permitiera ser el segundo con más belleza en su Reino. Alguna manera de deshacerse de ese chico. Mientras pensaba en una solución a eso miraba a la ventana en busca de ideas. Se le ocurrió algo al ver el bosque a través de los vidrios y rejas.

Tendría que llamar a Sakunosuke para ejecutar su plan.





Aquí una nueva historia porque se me da la gana y aprovecho la inspiración para luego no aparecerme en milenios.

Espero que esté siendo de su agrado por el momento.

¡Ten buen día!

Blancanieves- Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora