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   -¿Que haces aquí?- preguntaba sorprendido la rata hablante.

   Quiero decir, Fyodor.

   -¿Realmente importa la razón si la libertad está en mis manos?- Más que una respuesta a su duda parecía que era una afirmación que le gritaba al mundo entero.

   -Pues, déjame pensar...- hizo una pausa en la que solo el canto de los grillos de la noche se escuchaba- ¡Oh, ya lo pensé! ¡CLARO QUE IMPORTA LA RAZON POR LA QUE DE LA NADA TE FUISTE DEL ESPEJO, PAYASO LOCO!

   Nikolai parpadeo un par de veces asombrado, no pensaba que ese hombre que siempre parecía tan tranquilo empezaría a gritarle. La sorpresa abandonó su rostro al pasar a una sonrisa demente, dejando ver todos sus blancos dientes.

   -¿Sabés algo? No estoy loco...

   -¿En serio? Que novedad, no sabía que te encantarán las mentiras.

   -...hasta siento pena cuando mato.

   -¿Como que "cuando mato"?- expresó ofendido- ¿Y no la sientes por mí cuando debo soportarte a diario?

   -Eso es cruel, Dos-Kun.

   -Deberias estar acostumbrado.- Sus brazos estaban cruzados mientras ligeramente alzaba su ceja derecha.

   -¿Y si volvemos a eso de matar a tu guapo hijastro?- Cambio el tema rápidamente.

   -Sí, sí.











   Dazai estaba tranquilamente volviendo a su hogar en el que estaban esos siete enanos dueños de ella. Prácticamente ya era parte de esa ¿familia? y eso le agradaba. Además, ¿como no agradarle el estar con siete personas mucho más bajas que él? Se sentía como un gigante al lado de esas pequeñas y bondadosas criaturas.

   Y era una sensación muy, muy cómoda.

   Abrió la puerta que ahora estaba reparada y entró al cálido lugar al que podía llamar hogar.

   Nunca sintió que ese castillo fuera su hogar, nunca cuando solo estaban él, Fyodor y todos los sirvientes o cocineros que trabajaban ahí.

   No era un hogar cuando Fukuzawa no se encontraba allí.

   Algo nostálgico se sentó en la silla del comedor y empezó a comer una manzana que estaba en la mesa.

   Una manzana verde. Prefería las rojas pero bueno, es lo que hay.

   La escupió al dar el primer bocado, estaba podrida. Pues, ¿qué podía esperar de una fruta que encontró en la mesa?

   Se levantó buscando un vaso para llenarlo de agua y sacarse el horrible sabor que le había dejado en la boca.

   Lo lleno rápidamente y con la misma velocidad se lo tomó de un trago largo.

   Decidio irse a dormir y se echó en una cama de sábanas oscuras, habían llamado a Poe para construirla para que dejara de dormir en el sillón.

   Ese era su verdadero hogar.


















  No sabía bien cómo escribir este capítulo así que quedó más como de relleno.

   La inspiración se vaaa...
Se vaa

=446 palabras

  

Blancanieves- Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora