"Sigues siendo una princesa, Daisy..." Susurró Valeria mientras la miraba con su cuerpo acostado y apuntando al suyo, al igual que la contaría, se miraban a los ojos como si fuera lo único que quisieran mirar y era cierto.
Solo querían tenerse en su vista.
"A la verga esos títulos, siempre serás especial ante los ojos... de la persona correcta, ya sabes, toda esa cursilería." Rodó los ojos mientras soltaba una pequeña risita. Al acomodarse notó como un par de mechones se posaron sobre sus ojos y con lentitud —Y de forma temblorosa.— acercó su mano hacia el rostro de la rubia para quitarlos de su vista, rozando sus dedos sobre su suave piel, que si veías bien de cerca esta tenía un par de pecas por debajo de sus ojos y por encima de su nariz.
Daisy era sumamente preciosa ante los ojos de ella, esa tarde lejos de ella tuvo tiempo para poder pensar y llegar a la conclusión de que su corazón si tenía una princesa que lo liderada. Aunque intentaba rechazar aquellos sentimientos, no debía tener un sentir hacia ella así de rápido... Pero a la mierda, a la mierda las excusas, Daisy era jodidamente hermosa y deseaba seguir sintiendo su corazón de tal forma, tan acelerado y contento.
"Anoche... cuando nos besamos..." Habló la menor en susurro, con temor de ser escuchada. "¿Está mal... que quiera volver a hacerlo?" Sus ojitos brillaban ante la luz de la luna y eran como dos estrellas mas en perfecta alineación.
La luna era testigo del amor creciente, de aquellas chicas que no podían despegar su mirar de la otra y que deseaban poder volver eterna esa noche, donde solo eran ellas y nadie más. No existían los títulos, los carteles, el peligro y el miedo.
Solo eran ellas dos contemplándose la una a la otra, buscaban recordar en su memoria cada una de sus facciones como si fuera una fotografía.
"¿Por qué estaría mal?" Preguntó ella en respuesta, sonreía con cierta timidez que no era propia de ella, pues jamás fue de sentir vergüenza o pena... pero era su primera vez sintiendo algo que fuera más allá de odio. "Déjame besarte... permíteme sentir tus labios otra vez."
Daisy asintió con timidez, sus mejillas sonrojadas la delataban por completo mientras se acercaba lentamente a ella, pasando su mano derecha por su nuca y sintiendo con la yema de sus dedos su suave cabello. Estaba nerviosa, sumamente nerviosa ante lo que iba a pasar, pero no podían importarle menos sus miedos... tenía enfrente suya a quien animaba a su corazón, a quien le hacía sentir que era la correcta, la indicada, quien sería la primera y última en probar sus labios y su alma.
El pequeño segundo que las separaba se terminó y sus pieles sé volvieron a encontrar, sus labios unidos marcaban un antes y un después en sus vidas, vidas las cuales creyeron que siempre estarían vacías y sin propósito alguno para continuar... hasta que se conocieron.
Daisy adoraba besarla, era como tocar el mismísimo cielo y Valeria anhelaba poder tenerla así de cerca todo el tiempo que ella quisiera... quería tener sus labios sobre los suyos el mayor tiempo que se le fuera permitido y sus pulmones le dejaran.
"Por favor... no te separes." Susurró la menor al momento que sus labios estuvieron nuevamente a pocos centímetros para coger oxígeno.
"Princesa... ¿Cómo podría abandonarte cuando lo que más deseo es tenerte cerca de mí?" ¿Escucharon alguna vez que los ojos son la ventana del alma? Los ojos de Valeria reflejaban total rendición y entrega, se rendía ante aquellos pensamientos autodestructivos que no le permitían tener sentimiento alguno a ella y se entregaba por completo ante el amor... el amor creciente de las enamoradas de la luna.
Al separarse finalmente solo quedaron en silencio y con una sonrisita en sus labios.
Valeria besó su nariz antes de llevar su mirada al oscuro cielo que tenían encima suyo, al igual que Daisy, pero esta miraba la luna totalmente maravillada, la adoraba al igual que el sol.
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𝙎𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙑𝙖𝙡𝙚𝙧𝙞𝙖 𝙂𝙖𝙧𝙯𝙖]
Fanfiction¿Cual es el paradero de la princesa Daisy quien fue secuestrada del castillo aquella noche de septiembre?