Había pasado exactamente una semana desde lo ocurrido, sus padres al verla de nuevo pusieron extrema seguridad en ella y el reino volvió a sonreír ante el regreso de la princesa tan amada... pero ella simplemente no se sentía cómoda en lo absoluto.
La incógnita aún invadía su mente y por alguna extraña razón... se sentía muy observada, cada que salía de su cuarto sentía como miles de ojos se posaban sobre ella y por más que solo hubieran dos guardias de seguridad en su puerta... seguía sintiendo esa presencia tan conocida.
Valeria.
Y cuando creía que su suerte en la semana no podía empeorar —Debido a sus padres.— claramente lo hizo, todo gracias a un maldito mensaje de texto que recibió en la madrugada mientras intentaba conciliar el sueño. Cosa que le costaba demasiado desde su secuestro.
"Había una vez un pollito que respiraba por el culo, un día se sentó y se murió." Daisy releyó aquel mensaje una y otra vez, preguntándose de quien rayos se trataba... y porqué contaba chistes tan malos.
"No da risa." Le respondió al emisor desconocido mientras aún trataba de descubrir quien era, capaz era uno de esos príncipes que conoció en alguna fiesta y que recién se acordaba de su existencia, aunque a Daisy no le importaba en lo absoluto... mucho menos en ese momento donde no podía dejar de pensar en cierta persona.
"Es que tú tienes el sentido del humor metido en el culo." Respondió a los segundos el contacto desconocido y la rubia soltó una pequeña risita ante el uso de las palabras, no estaba acostumbrada a que usaran esas palabras en su alrededor, era una princesa... No debía presenciar las groserías.
"¿Quién eres? Déjame adivinar... El príncipe de Egipto... de todos los príncipes que conocí solo él contaba esos chistes sin gracia."
"Que rápido te olvidas de mí, güerita." Era... ¿Era ella?
"Espera... ¿Eres... ya sabes... Valeria?" Temía de siquiera preguntar, le aterraba un poco el carácter de aquella mujer.
"Ella misma, güerita. Valeria a tus servicios."
"Hace una semana me abofeteaste por responderte y por no responderte. ¿Por qué tan amable?" De igual manera agradecía demasiado que le estuviera hablando, necesitaba contactarse con ellas desde que sus padres le dieron... esa noticia.
"Morra, nos enteramos de lo tuyo con ese wey... el príncipe de España y al ver tu cara en las noticias, nos dimos cuenta al instante que algo andaba mal."
"Bendita seas, valeria" Susurró en un tono casi inaudible. "Por favor, pasen por mí... no... no me quiero casar" Escribió con rapidez para luego mandar el mensaje, pues sí, sus padres al recibirla no tuvieron mejor idea que arreglar un matrimonio para ella para que pudiera escapar del país y que sus secuestradores no la encontrasen, y por más que ella haya suplicado no cambiaban de parecer en lo absoluto y aquello causó que la menor quisiera regresar con quien se suponía que era su verdadera madre, si todo lo que dijo aquel día era verdad... iba a darle una oportunidad para intentar conocerse... porque más pensaba y las posibilidades de que fuera su madre crecían y crecían.
"Agradece que tu madre tiene un gran instinto maternal, estaremos en el castillo en dos horas, prepara el bolso princesa, nos iremos de viaje." Su corazón comenzó a latir con fuerzas ante sus palabras y sin dudarlo se levantó de su cama para correr a su armario y comenzar a guardar todas sus pertenencias en él, hasta metió una que otra joya porque se sentía más que desnuda sin ellas... y por una extraña razón —O por simple costumbre.— guardó su bikini preferido.
Ojo de loca no miente, algo le decía que lo iba a necesitar.
Las dos horas finalmente pasaron y la joven princesa logró escabullirse del castillo con total éxito, evitó a los guardias reales y a cada empleado del hogar, pero antes de siquiera salir por una puerta de la cocina se cruzó a Himelda, quien se interpuso en su camino con los brazos cruzados y una seria expresión.
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𝙎𝙬𝙚𝙚𝙩 [𝙑𝙖𝙡𝙚𝙧𝙞𝙖 𝙂𝙖𝙧𝙯𝙖]
Fanfiction¿Cual es el paradero de la princesa Daisy quien fue secuestrada del castillo aquella noche de septiembre?