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ADEMÁS DE LAS ADVERTENCIAS QUE SIEMPRE COLOCO, LA VUELVO A PONER VISTO A QUE EN LA MAYORÍA DE LOS CAPÍTULOS, HAY ALTO CONTENIDO SEXUAL/EXPLÍCITO/VULGAR. SE PRACTICAN DIFERENTES TIPOS DE SEXO Y ACCIONES SEXUALES. CON ESTE CONTENIDO NO SE BUSCA ROMANTIZAR NI NORMALIZAR ESTE TIPO DE CONDUCTAS.

UNA VEZ ADVERTIDAS, PUEDEN SALIR Y BUSCAR OTRO CONTENIDO O CONTINUAR CONSCIENTES DE LO QUE AQUÍ SE ADVIERTE.

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_______ aceptó vacilantemente la mano de Aidan. Sentía la boca seca como un estropajo. Enlazó sus dedos con los suyos y la condujo hacia el aeroplano privado de la empresa. Ni en sueños habría esperado que tuvieran una verdadera luna de miel.

Se había sorprendido mucho, y sobre todo se había preocupado, cuando una hora después de casarse, su marido le había comunicado que se dirigían hacia la isla que poseía en Roma y que permanecerían allí dos meses.

El plan resultaba excitante, pero también sobrecogedor. Nadie podría oír sus gritos si él tenía intención de hacerle daño...

Si se dejaba guiar por la lógica, él no parecía el tipo de persona que disfrutara haciendo daño a los demás, pero por otra parte, ¿y ella qué sabía? Apenas lo conocía. Además, pensó malhumoradamente, Aidan creía que había estado confabulada con su padre. No creía que las escasas palabras con las que había intentado defenderse en su oficina, palabras que habían llegado cinco años tarde, hubieran significado alguna diferencia. Suspiró, preguntándose otra vez qué tendría pensado hacer con ella.

Y, maldita sea, de todos modos, no existía ninguna forma de luchar contra él. Verdaderamente, Aidan había convertido su sumisión en una parte legal de su matrimonio. La había obligado a firmar una declaración jurada, en la que bajo pena de expulsar a su familia de la casa familiar, ella se comprometía a obedecerlo ciegamente.

Legalmente, recordó apretando los dientes, ni siquiera podría levantarle la voz sin que castigara a los suyos.

Había creído que en una semana su familia se encontraría en la calle. Al contrario de lo que pensaba Aidan, ella nunca había sido del tipo dulce y sumisa. Las mujeres dulces y sumisas no podrían dirigir con eficacia compañías que manejan millones de dólares. Y ella lo había hecho eficazmente antes de la herencia. El problema estaba en que su padre antes de su muerte había tomado un montón de decisiones económicas absurdas, y esto casi había agotado el capital.

Aunque seguro que su marido ya lo sabía. Se preguntaba si eso no sería parte del plan de casarse con ella. La ocasión de someter por la fuerza a una mujer fuerte e independiente que después de haber sangrado sus efectivos hasta agotarlos no podría luchar contra él durante mucho tiempo.

Treinta minutos más tarde, el avión había despegado y les habían servido unos cócteles. ______ se sentó en su asiento frente a su nuevo marido bebiendo una margarita. Miró por la ventana, observando distraídamente las nubes que pasaban a su lado, demasiado nerviosa para establecer contacto visual con el hombre que ostentaba semejante poder sobre ella.

-Tienes unos pechos jodidamente lindos. - Murmuró Aidan, consiguiendo su total atención, que tenía los ojos abiertos como platos. No esperaba que fuera tan directo. Aunque ahora ya tenía una pista. Ser directo formaba parte de su naturaleza. - Puedo ver cómo tus pezones se ponen erectos bajo la blusa. - Observó como ella se despejaba la garganta nerviosamente y apartaba la mirada. - ¿Es por el frío, la excitación, o son las dos cosas? - Excitación, pensó _______, retorciéndose un poco en su asiento.

-Frío. - Susurró.

Ella cerró los ojos brevemente, tomando fuerzas. Aunque pareciera una idea perversa y estúpida, su cuerpo siempre había respondido naturalmente al hombre sombrío y prohibido que se sentaba enfrente. Era como si los dioses hubieran creado su cuerpo con el único propósito de deleitarse con Aidan Gallagher. Ningún otro hombre conseguía que se pusiera caliente sólo con unas palabras o una simple mirada. Ninguno; sólo Aidan.

𝐏𝐞𝐜𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐏𝐚𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚𝐬 [ᎀᎅᎀ᎘᎛ᎀᎄɪᎏ́Ɏ] (𝓐. 𝓖.) [✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora