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-¿Un álbum de fotos? - Murmuró.

Confusa y muerta de curiosidad, ________ alcanzó el lujoso álbum de piel sacándolo de su encierro. El cuero parecía gastado, como si su marido hubiera pasado muchas horas hojeando las fotografías que contenía. Su corazón se sobresaltó mientras se preguntaba qué imágenes encontraría dentro. ¿Quizás a la pelirroja? ¿O quizás otra mujer hermosa y escultural a la que que tuvo que renunciar para llevar a cabo su venganza contra los Taylor?

El corazón le latía frenéticamente. ________ colocó el libro forrado en cuero encima del escritorio y lo abrió. Sólo de pensar en quien se iba a encontrar allí, se le revolvía el estómago. Se dijo que no debía preocuparse, aunque sabía que era inútil intentarlo. Su mano se paralizó cuando vio la primera fotografia

-Soy yo. - Susurró, y sus ojos cafés se abrieron de par en par. Sus manos recorrieron todo el álbum, explorando rápidamente el contenido de cada página. - Soy yo en todas las fotos.... - Atontada y más confusa que antes, volvió al principio y se tomó su tiempo estudiando las fotografías. Allí estaba ella con dieciocho años, sonriendo tímidamente en su fiesta de graduación. Con diecinueve cuando la habían ascendido a ayudante del vicepresidente de Taylor Chemicals. Con veinte cuando su madre había organizado un baile en su honor. Con veintiuno cuando se había graduado en Harvard. Con veintidós cuando la ascendieron a vicepresidenta de marketing... - Dios mío... - Exhaló. - ¿Que está pasando aquí? -

-Tendría que haberlo ocultado mejor. - Murmuró Aidan al otro lado del cuarto, dejándola sin respiración. Ella levantó la cabeza y se percató de que él sólo se había puesto unos pantalones antes de salir a buscarla.

-Aidan.. - Murmuró buscándolo con la mirada. - ¿Qué es esto? - Alzó una ceja sardónicamente.

-¿No te reconoces? - Y suspiró mientras se frotaba distraidamente la barbilla y desviaba la mirada. - Eres tú, _______. - Dijo suavemente. -Estás en todas las fotos. - ________ ya lo sabía. Pero todavía estaba demasiado conmocionada para hablar. Nunca le había importado lo suficiente a ningún hombre como para guardar una foto de ella en la cartera, sin embargo Aidan había construido un santuario forrado en cuero en su honor. Ella se quedó mirándolo, demasiado atontada como para decir una palabra, esperando que hiciera más revelaciones. - Lorenzo me le prometió. - Murmuró él, y se quedó allí parado contra la pared con aire azorado. - Durante años, me dijo que tú y yo nos casaríamos algún día. - Sus ojos se agrandaron. Aidan metió las manos en los bolsillos de los pantalones. - Pero Lorenzo me engañó y me despidió por algo que no había hecho. Y entonces desapareciste de mi vida. - Suspiró, su intensa mirada verde perdida en el pasado. - Durante muchos años creí que algún día serías mía, ________. El trabajo, el dinero, nada de eso me importaba una mierda. Pero no podía aceptar perderte también a ti. No cuando había trabajado tanto todos esos años para que te sintieras orgullosa de mí. - _______ sintió como se le erizaba la piel de todo el cuerpo.

-¿Orgullosa de ti? - Susurró, mientras su corazón se desbocaba. - ¿Pero por qué diablos se te ocurriría pensar que alguien no estaría orgulloso de ti tal y como eres? - Él se encogió de hombros, aunque ella se dio cuenta de que este tema era un recordatorio doloroso de su pasado.

-Porque era un don nadie. - Murmuró. - Un don nadie enamorado de alguien inalcanzable. Aspirar a casarme contigo era lo mismo que si un minero de carbón pretendiera casarse con una princesa. - Sintió como se le llenaban los ojos de lágrimas.

-¿Me amabas...? - Preguntó en voz baja. Su mirada intensa se concentró en la suya.

-Siempre. - Susurró él.

________ parpadeó con fuerza intentando contener las lágrimas. Cerró el álbum, deslizó una mano por la cubierta de cuero, y después lo colocó de nuevo en el cajón. Aturdida, levantó la vista hacia su marido.

-No sé qué decir... - Respiró profundamente. - Esto desde luego proporciona una nueva perspectiva a todo lo que ha pasado. - Aidan la miró fijamente intentando descubrir lo que _______ sentía antes de volver a hablar.

-Sí, es cierto. - ________ mordisqueó su labio inferior. Algo había cambiado en él. Como si estuviera esperando que ella dijera o hiciera algo. ¿Como admitir que ella también había estado siempre enamorada de él? No tuvo tiempo de aclarar sus confusas emociones. Lo siguiente que supo fue que Aidan caminaba por la oficina y revolvía en los cajones del escritorio. - Toma. - Dijo, tendiéndole un pedazo de papel. Ella le echó un vistazo, y se dio cuenta de que ese era el documento que necesitaba para conservar Taylor Chemicals. - Ahora comprendo que tú no tenías nada que ver con esto. - Dijo suavemente. - Nunca debí haber intentado hacerte pagar por los pecados de tu padre. Él te alejó de mí. Pero he necesitado todo este tiempo para convencerme de que realmente nunca fuiste mía. - Sus ojos se abrieron como platos. Sorprendida, alerta ante lo que se temía que iba a decir, no estaba segura. - Regresa a Atlanta. - Murmuró.

-Aidan... -

-Por favor. - Dijo en voz baja, y sus ojos se entrecerraron un momento. Con mano derrotada se restregó la mandíbula en la que comenzaba a asomar una barba incipiente. - Pensé que podría conformarme con tomarte por la fuerza, pero me parece que no soy tan despiadado como creía. - Después se alejó de ella, esforzándose por mantener la expresión impasible. Se paró en la puerta antes del umbral, mirándola bastante tiempo con esa mirada perdida y angustiada a la que estaba tan acostumbrada. Ahora entendía por qué siempre tenía esa mirada intensa cuando ella estaba cerca. Había planeado todo esto para conseguirla. Nunca se había tratado de venganza. - Te amo, _______. Ahora. Entonces. Siempre. - Y luego se fue.

_______ se cubrió la boca con la mano. Entumecida, se hundió en la silla de cuero tras el escritorio y durante casi una hora miró fijamente al vacío. Sentía como si estuviera soñando. Se sentía perdida en la niebla surrealista que la había engullido. ¿Aidan, Aidan Gallagher la amaba? ¿La había amado siempre? ¿A la corriente de glamour? Que no poseía ni una sola pizca.

Tragó sintiendo un nudo en la garganta. Como si una presa invisible se rompiera en su interior, jadeó y dejó que los restos fluyeran libremente. Ella también lo había amado siempre. Ahora. Entonces. Siempre. Exactamente igual que él le había dicho. Debería haberlo confesado. Tendría que haberle dicho cómo se sentía...

Saliendo de su estupor, se levantó rápidamente de la silla de cuero y salió corriendo de la oficina. "Por favor, que no sea demasiado tarde" se dijo. "Por favor..." La bata le colgaba abierta mientras corría en busca de Aidan. Sin hacer caso a su cuerpo expuesto, voló escaleras arriba, y no paró hasta alcanzar el dormitorio. Cuando empujó las puertas dobles y las abrió, respiraba con dificultad y la transpiración humedecía su frente. Se ha ido, pensó, y su corazón se rompió en pedazos al observar el cuarto que una vez había estado lleno de los objetos personales de su marido. Se ha ido ya.

-Oh no. - Susurró, hundiéndose en la cama. - Oh Aidan..... -

𝐏𝐞𝐜𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐏𝐚𝐭𝐞𝐫𝐧𝐨𝐬 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ] (𝓐. 𝓖.) [✔︎] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora