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Jungkook estaba sentado ante el escritorio de su despacho, con la lengua impregnada del sabor del whisky y los ojos clavados en la invitación que tenía delante.
Ya hacía más de una semana desde su visita a la Gran Exposición, una semana durante la cual ________ parecía haberse distanciado de él. En el carruaje apenas hablaban ya. Sus encuentros no reflejaban incomodidad u hostilidad, pero él advertía que había cierta tensión entre ellos. Sospechaba que tenía mucho más que ver con el beso de la biblioteca que con el paseo por el Palacio de Cristal. Ella parecía muy cómoda en la exposición, probablemente porque agradecía estar rodeada de gente y la carencia de sombras.
Sabía que aquella noche no habría clase. Frannie se había mostrado muy aliviada ante la perspectiva de una noche libre de enseñanzas. A aquellas alturas, ¿no debería estar más cómoda con la idea de convertirse en su esposa? Siempre se había imaginado una vida junto a ella, en aquella casa, compartiendo los pequeños y mundanos detalles de su día a día. Se los imaginaba con hijos. Se veía a sí mismo siendo, por fin, feliz.
Estaba cansado de estar solo, de pasar el rato con los amigos ante una mesa de juego, con la absoluta certeza de que ellos no estaban más cómodos en su mundo de lo que lo estaba él mismo.
Ninguno de ellos era como ________, que se sentía a gusto en las cenas y los bailes, y había crecido acostumbrada a que la despertaran por las mañanas. Ellos no poseían su fría seguridad, no lo desafiaban a la menor oportunidad. Dejaron de considerarlo un igual el día en que se subió al pedestal de la nobleza. La incomodidad que los asaltaba cuando estaban con Jungkook era muy sutil pero real.
Jimin siempre le estaba recordando que no era el legítimo heredero.
Tae siempre hacía lo que él le pedía, fuera la hora que fuese; era como si Jungkook tuviese derecho a incomodar a cualquiera para que cumpliesen sus deseos.
Jin nunca dejaba de acudir cuando lo llamaba. Se ocupaba del problema y luego se iba. No se quedaba a tomar una copa con él, nunca le explicaba la carga que suponía para él ser dador de vida y muerte.
Frannie estaba aterrorizada ante la idea de convertirse en su mujer. El problema no era la intimidad que compartirían, sino las pequeñas luchas diarias a las que deberían enfrentarse juntos, los malditos bailes a los que deberían asistir.
Tenía la invitación de ________ delante, burlándose de él, de su vida, desafiándolo a dar la cara...
«¡Maldita sea!»
Se sirvió más whisky, se llevó el vaso a los labios, inspiró el dulce aroma del coraje... y volvió a dejar el vaso en la mesa. Cogió la invitación y deslizó los dedos por encima de las letras. ¿Se habría sentido incómoda al escribirla? ¿De verdad tenía tantas ganas de que acudiese?
Se acordó de la noche en que jugaron a cartas.
«Es evidente, mi lord, que no sabías lo que estaba pensando.»
Pero sí sabía lo que pensaba cuando escribió su nombre en aquella elegante invitación: que no asistiría.
Quizá fuese un farol.
Quizá esa noche la haría arrepentirse de haber visitado su biblioteca a medianoche.
________ ya sabía que Jungkook no asistiría al baile y, sin embargo, cuando la aguja del reloj empezó a acercarse a la medianoche, no pudo evitar sentirse decepcionada. Le resultaba muy difícil estar en aquel baile sin que se le notara lo mucho que despreciaba al anfitrión. Parecía tan agradable... Nadie veía al monstruo que habitaba bajo su piel.
Ni siquiera Gisell dejaba entrever nada. Estaba allí, manteniendo el tipo y fingiendo que todo era estupendo. A veces, ________ estaba tan molesta con su amiga como lo estaba con Avendale.
Pero sonrió, bromeó y flirteó con todos los caballeros que bailaron con ella sin dejar que ninguno se diese cuenta de que no era el hombre con quien tanto deseaba bailar. Quería estar entre los brazos de Jeon Jungkook aunque fuera sólo en una ocasión y mirarlo a los ojos mientras sus pies se deslizaban sobre la pista de baile. Por una vez, quería que la mirase como miraba a Frannie. La intensa adoración que sentía por la joven era algo que toda mujer debería poder sentir por lo menos una vez en su vida.
Tal vez fuese un sinvergüenza con muchos defectos, pero poseía un corazón mucho más generoso que algunos de todos los hombres con los que había hablado aquella noche.
Echó una ojeada a su carnet de baile. Los tres próximos no los tenía comprometidos. Se sintió aliviada, empezaba a estar cansada de fingir que se divertía. Estaba demasiado preocupada por Gisell, demasiado preocupada de que Avendale encontrase algún fallo en la velada... Pero todo parecía estar saliendo muy bien. Incluso tenía la mano mucho mejor. El médico de su padre le había quitado los puntos. La cicatriz no era tan desagradable. Y como en público siempre llevaba guantes, muy poca gente llegaría a verla.
Agradeció ese pequeño descanso en su papel de anfitriona. Se estaba dirigiendo a las puertas que daban a la terraza, cuando Gisell la detuvo.
-¿Adónde vas?
A tomar un poco de aire fresco. ¿Me acompañas?
-No, no creo. Estoy disfrutando mucho de los elogios de Avendale. Está muy contento de cómo está saliendo todo esta noche.
-Me alegro mucho, Gisell.
-Tengo que decirle que una gran parte del mérito es tuya.
-No, no lo hagas. Tú me ayudaste a planificarlo todo. Deja que piense que eres la única responsable. -«Si así resulta más sencillo vivir con él...», pensó. Apretó con cariño la mano de su amiga - . Ve a divertirte. Yo no tardaré.
Salió a la terraza. Gracias a las antorchas del jardín, podía ver a las muchas parejas que paseaban por los senderos del mismo. Ningún caballero la había llevado nunca a dar un paseo de ésos. Bueno, en cuanto lo pensó se dio cuenta de que no era del todo cierto. Jeon Jungkook había paseado con ella por un jardín la noche en que sellaron su acuerdo.
Se acercó a la parte más oscura de la terraza. Quería estar sola, quería...
-¿Me concederías el honor de bailar conmigo?
Casi se le paró el corazón al escuchar su voz. Se dio la vuelta y lo vio allí envuelto en sombras, como si de un ladrón se tratase.
-¿Qué estás haciendo aquí? -le preguntó.
-Me han invitado.
-No, quiero decir... ya sé que recibiste una invitación, pero no has entrado debidamente.
-¿Por qué tengo que pasar por ese calvario cuando tú eres la única con quien quiero bailar? He supuesto que tarde o temprano saldrías, así que te estaba esperando.
A decir verdad, había estado a punto de rendirse. Había estado espiando discretamente por la ventana, la había estado observando. Estaba tan guapa con aquel vestido que resaltaba sus generosos pechos... La música se perdía en la noche, y por primera vez en su vida había deseado bailar con una mujer.
Era consciente de que ella lo estaba observando, que lo analizaba. Jungkook se había vestido para hacer una entrada convencional, pero cuando llegó, dejó de verle el sentido a estar en compañía de personas que no le caían bien. Lo único que quería era bailar con ________.
Y ahora lo podría hacer.
-¿Has estado esperando en la oscuridad? -Ella miró al otro lado de la terraza - . ¿Espiando por la ventana como si fueses un voyeur?
-No seas exagerada. Sólo estaba esperando a que aparecieses y, por fin, mi paciencia ha sido recompensada. - La cogió de la mano y la atrajo hacia sí-. Baila conmigo.
-Dios mío, eres un cobarde.
Fue como si lo hubiese abofeteado. Le soltó la mano.
-No seas ridícula.
-Entra por la puerta principal y baila conmigo en la pista de baile. Asiste a este baile como lo haría un caballero.
-¡Ya he asistido a un baile como lo haría un caballero! -susurró - . Ya sé lo que piensan de mí. Todos desviaron la vista... menos tú. Ellos creen que voy a secuestrar a sus hijos y a llevarme su alma.
-Porque no te conocen. No les has dado la oportunidad de hacerlo. Estoy segura de que lo único que saben de ti es que eres el tipo que se queda con su dinero en el club Park. Es normal que estés rodeado de habladurías y especulaciones. Tu pasado lo garantiza. Mientras sigas actuando como un cobarde, mientras sigas escondiéndote...
-Yo no soy un cobarde -le espetó él.
Ella levantó la barbilla.
-Entonces, demuéstralo. ¿O necesitas que Frannie esté a tu lado? ¿Es eso lo que estás esperando? ¿A tener una mujer lo suficientemente fuerte contigo para que te ayude a encontrar el valor que te falta para salir de las sombras? ¿Crees que así te resultará más fácil? ¿De verdad la vas a dejar entrar en la cueva del león sin asegurarte antes de que sea un lugar seguro?
-Tú no sabes nada sobre ese tema, no sabes lo que haré o dejaré de hacer.
Ella posó su mano, la mano que posiblemente le había salvado la vida, sobre la suya para ofrecerle consuelo y apoyo. Era su perdición. Jungkook no quería su compasión, no quería su comprensión. Ya ni siquiera sabía qué estaba haciendo allí.
-Es como beber whisky -le dijo lentamente-. El primer trago es amargo, el segundo lo es menos. Y al final acabas por apreciar su sabor.
-El whisky se lo puede beber uno solo en casa. Déjame bailar contigo aquí, en la intimidad del jardín.
Ella lo observó un momento mientras la música se apagaba y una nueva melodía se volvía a deslizar por el jardín.
-Bueno, si es así como lo quieres... -contestó con suavidad.
Y él pudo ver en sus ojos y oír en su voz lo mucho que la decepcionaba darse cuenta de que él elegía el camino más fácil.
-Si entro por la puerta principal, no podré bailar contigo.
-¿Por qué no?
-Porque arruinaría tu reputación.
-Tal vez al principio sea así, pero cuando lleguen a conocerte, creo poder asegurar que me acabarán mirando con mucho más respeto, incluso me tomarán por una visionaria.
-Tienes una extraña fe en mi capacidad para ganarme a esa gente.
-Sí. - Le tocó la mejilla con la mano enguantada -. Me ganaste a mí.
Le sostuvo la mirada durante un intenso segundo y luego flaqueó: tuvo la sensación de haberle revelado demasiado.
-¡Maldita sea! - gruñó él.
Entonces giró sobre sus talones y se fue. ¿Cómo se había atrevido a desafiarlo? ¿Cómo se había atrevido...?
Cuando volvía al salón de baile, ________ se dio cuenta de que lo había presionado demasiado y que, al hacerlo, lo había alejado.
Debería haber aceptado aquel baile en el jardín con alegría, con gratitud... pero estaba cansada de que todo lo que tuviese que ver con él fuese a escondidas, como si su relación fuese vergonzosa. Incluso el encuentro en el Palacio de Cristal estuvo teñido de engaño. Fingieron no ser más que distantes conocidos. Lo peor era que ella se sentía como una tonta por seguir invitándolo a fiestas a las que él no tenía ninguna intención de acudir. Y, sin embargo, incluso en aquel momento, sabiendo que no iba a entrar por aquella puerta, seguía teniendo la esperanza de...
-Jeon Jungkook, conde de los Jeon.
El anuncio de su llegada resonó por la sala en medio de un tenso silencio. ________ miró hacia la escalera; con el corazón latiéndole con fuerza.
Y allí estaba, arrogante y orgulloso, con el desafío grabado en la mirada.
-Oh, santo cielo, ¿qué está haciendo aquí?, -le preguntó Gisell, que de repente estaba a su lado, agarrándola del brazo - . Yo no le mandé ninguna invitación.
-Lo hice yo.
-¡¿Qué?! ¿Por qué? ¿En qué estabas pensando?
-Me tiene intrigada.
Lo observó mientras bajaba la escalera con aquel aire que ahora sabía que no era más que una pose. Creció aprendiendo a engañar, a actuar, pero no lo utilizaba para conseguir lo que quería, sólo se envolvía en él como si de una exquisita capa se tratase, con el propósito de protegerse.
Había entrado para demostrarle que no era ningún cobarde.
Su rostro era una máscara indescifrable, tal como lo era la noche en que ella lo vio por primera vez. Merodeó por la sala de la misma forma que lo hizo en aquella ocasión. Desafiaba a cualquiera que se atreviese a cuestionar su derecho a estar allí, y ahora ella sabía que lo hacía porque era él mismo quien dudaba de ese derecho.
Jungkook quería, necesitaba que ellos aceptasen su posición en su mundo porque él era incapaz de hacerlo.
Mientras lo observaba, ________ se sorprendió al darse cuenta de que, de algún modo, había llegado a preocuparse mucho por aquel hombre. No quería que nadie le hiciese daño. No quería que perdiese aquella pequeña parte de su alma a la que se aferraba.
-Como yo lo he invitado, iré a saludarlo -dijo. Y antes de que Gisell pudiese objetar nada, echó a andar en dirección a su invitado.
La música se había parado ante el anuncio de su llegada y aún no había vuelto a sonar. A medida que Jeon se adentraba en la sala, la gente se apartaba de su camino como si fuese un leproso. ________ sabía que él era consciente de todas las reacciones, de las miradas que se bajaban o desviaban, del miedo, de la preocupación. Y aun así, no se retiró. Siguió avanzando con la elegancia de un rey, mucho más digno de respeto que todos cuanto lo rodeaban.
Cuando ella estuvo lo bastante cerca, se detuvo. Si no lo conociese tan bien, no adivinaría lo mucho que le estaba costando hacer aquello: hasta la última gota de su orgullo. No era un hombre que se plegase a nadie y, sin embargo, por ella, casi lo estaba haciendo.
________ le hizo una reverencia.
-Mi lord Jeon, estamos encantados de que haya podido asistir esta noche.
Él le devolvió la reverencia.
-Lady ________, me siento muy honrado de haber sido invitado.
-En este momento mi carnet de baile está libre, pero no es costumbre que una dama le pida a un caballero que baile con ella.
-Quizá un cobarde no lo preguntaría por temor a ser rechazado.
-Pero usted no es ningún cobarde, mi lord.
Ella observó cómo tragaba saliva.
-¿Me concedería el honor de bailar conmigo?
-El honor es mío, mi lord.
-Le acercó la mano y, cuando él se la cogió, ________ hizo un gesto a la orquesta, que empezó a tocar un vals.
-Espero que no seamos los únicos que bailemos - murmuró Jungkook.
-No me importa lo que hagan los demás. Lo único que me importa es que estoy bailando contigo.
Entonces, él la cogió entre sus brazos y fue tal como ________ lo había imaginado tantas veces. Sentía su fuerza y la calidez de su mirada.
Lentamente, con cautela, otras parejas se unieron a ellos en la pista de baile. ________ sospechaba que lo hacían para poder acercarse y saber qué estaría hablando lady ________ con el escandaloso conde Diablo.
-Mañana todo el mundo hablará de nosotros - dijo él en voz baja.
-Creo que empezarán esta misma noche.
-Y a ti te da igual.
-Absolutamente igual. He querido bailar contigo desde que te vi.
-Parecías tan joven e inocente aquella noche, vestida de blanco... ¿Quién iba a pensar que en el fondo eras un demonio?
Ella no estaba segura de si estaba intentando hacerle un cumplido o la estaba insultando, pero no le importaba. Lo que le importaba era que parecía recordar tantos detalles de aquella noche como ella.
-¿Recuerdas lo que llevaba puesto?
-Recuerdo hasta el último detalle. Llevabas lazos de color rosa en el pelo y perlas en el cuello.
-Las perlas eran de mi madre.
-Estabas rodeada de chicas y destacabas entre todas, no sólo por tu belleza, que desde luego era muy superior a la de ellas, sino porque no te dejaste acobardar. Nadie me ha desafiado como tú lo haces, ________.
-Nadie me ha intrigado tanto como tú, mi lord.
Ella pensaba que estaban llevando el flirteo demasiado lejos, e inspiró con fuerza.
-Tengo mucho calor. ¿Serías tan amable de acompañarme a la terraza? Allí el aire es más fresco.
-Como desees.
________ apoyó el brazo sobre el suyo y avanzó por el salón con la cabeza bien alta. A su paso, fue viendo ojos que rápidamente miraban a otro lado o la observaban con disimulo mientras su reputación se destruía sin remedio. Su padre nunca lo sabría, pero cuando su hermano volviese, si es que volvía algún día, se pondría hecho una furia. Ya pensaría en cómo solucionar el problema cuando llegase el momento.
Cuando salieron, llevó a Jeon a un rincón de la terraza donde pudieran tener un poco de privacidad pero siguieron estando a la vista. Su reputación ya estaba hecha añicos, pero intentaría conservar los pequeños trozos que pudiesen quedar de ella.
-He decidido que ya no quiero que mates a nadie. Sin embargo, me esforzaré el doble para convencer a Frannie de que su sitio está a tu lado y que será muy feliz. Estoy convencida de que en realidad no necesita que le enseñe tantas cosas, sino sólo ser aceptada. Creo que cambiaré de estrategia y la iré introduciendo en este mundo poco a poco.
-¿Vas a cumplir con tu parte del trato sin que yo cumpla la mía?
-Por extraño que parezca, tengo la sensación de que durante estas semanas nos hemos convertido en... amigos, por así decirlo, y me gustaría ayudarte a conseguir esposa por amistad. - A pesar del alto precio que supondría para ella. ________ estaba convencida de que nunca se preocuparía tanto por un hombre como había llegado a preocuparse por Jeon, que jamás respetaría a otro tanto como lo respetaba a él, que nunca se sentiría tan fascinada por nadie, tan impresionada por ningún otro caballero como lo estaba por él.
Y aunque su corazón perteneciese a otra mujer, mucho se temía que el suyo le pertenecía a él.
-Eso es muy generoso por tu parte. No sé cómo agradecértelo.
-No es nada. Tal como señalaste tú mismo con tanto acierto la noche en que cerramos el trato, no hago mucho más que enseñarle a Frannie a ser la anfitriona del té de la tarde.
-Al contrario. Bajo tu tutela está adquiriendo una confianza que no había demostrado nunca. Hasta tengo miedo de que se vuelva tan obstinada como tú.
-¿Quieres un perrito o una esposa? Con un perrito te aburrirías en seguida.
-¿Acaso crees que sabes lo que yo deseo en una mujer?
-Lo que creo es que puedo saber lo que mereces de una mujer. Tal como se ha demostrado esta noche, aún te quedan algunos obstáculos por superar, pero no me cabe ninguna duda de que lo harás.
-Me recuerdas al anciano conde. Él jamás dudó de mí. Nunca acabé de entender qué veía en mí.
-Veía a su nieto.

EN LA CAMA CON EL DIABLO (JUNGKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora