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Era tarde. Pasaba ya de la medianoche cuando Jungkook recorrió el familiar vestíbulo de detrás del club Park. Allí, él y sus amigos habían jugado, bebido y se habían confesado sus secretos. Se podía decir que era la casa de Feagan, aunque bastante más bonita, más limpia y con mejor olor.


Jungkook se detuvo ante la puerta abierta que daba paso al santuario de Jimin y no se sorprendió de encontrarlo allí sentado tras su escritorio, con la nariz entre sus libros: no supervisaba el trabajo de Frannie, sólo se deleitaba con todo lo que había ganado. A Jimin le gustaba el dinero mucho más que a cualquiera de ellos.


Carraspeó y el otro levantó la vista. Por un segundo, a Jungkook le pareció ver alegría en sus ojos; luego escondió sus emociones.


-Hace mucho que no vienes por aquí -comentó, arrellanándose en la silla con insolencia.


-No me apetecía hacerlo.


-No te culpo, supongo. ¿Qué te trae por aquí esta noche?


-Le he pedido a lady ________ que se case conmigo y ella me ha concedido el honor de aceptar.


Jimin abrió un poco los ojos antes de volver a recuperar el control. No solía revelar tanto como lo había hecho ya esa noche, dos veces.


-Creía que querías a Frannie.


-Y la quiero. Pero a ________ la amo más profundamente. -Y de un modo distinto. Se había dado cuenta de que lo que sentía por Frannie era el amor de un niño por una niña, mientras que sus sentimientos por ________ eran el amor de un hombre por una mujer. Las veces que había imaginado a su amiga en su cama, no había sentido pasión alguna, probablemente porque tampoco había pensado en nada que no fuese dormir a su lado, o acurrucarse con ella como cuando eran niños. Pero, en cambio, cuando pensaba en ________ era incapaz de aguantar más de quince minutos sin imaginársela desnuda en su cama, y rara vez pensaba en dormir.


Pero ya no podía hablar de esas cosas con Jimin. Ahora había una parte de su corazón y de su alma que no podía compartir con su viejo amigo.


-¡Maldita sea! -murmuró éste.


Jungkook arqueó una ceja.


-Ésa es una reacción un poco rara, incluso para ti.


-Ahora le tengo que construir un hospital a Jin. Apostamos... -Negó con la cabeza - . No importa. Felicidades. ¿Brindamos por ello? -Se levantó y se acercó a la mesa para coger una botella...


-No.


Jimin lo miró.


-Últimamente no bebo mucho.


-Yo sí. - Jimin llenó un vaso de whisky y lo levantó - . A tu salud. Espero que seas muy feliz con ________.


Se lo bebió de un trago.


Jungkook recordó que fue Jimin quien le dio su primer vaso de whisky, y de ron, y de ginebra. Quien le enseñó a hacer trampas con las cartas y a robar carteras sin que lo pillaran. Cuando él era sólo un pequeño niño asustado escondido en aquel callejón, fue quien le aseguró que todo iría bien. Jimin era quien se ocupaba de que nadie le hiciera daño. A pesar de sus errores, que eran muchos, no lo había abandonado nunca.


-He venido a pedirte que seas mi padrino de boda -dijo Jungkook en voz baja - , cuando ________ y yo nos casemos, dentro de dos semanas.


Su amigo adoptó un tono burlón.


-Eres un lord. Deberías pedírselo a Chesney o a Milner.


-No soy amigo de Chesney ni de Milner. Nunca daría mi vida por ellos ni ellos la darían por mí.

EN LA CAMA CON EL DIABLO (JUNGKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora