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La noche siguiente, varias horas después de anochecer, el carruaje se detuvo ante la ancestral residencia Jeon.
—Quédate aquí — ordenó Jungkook.
—No me voy a dejar intimidar...
Él suspiró con impaciencia.
—________, ¿te fías de mí?
—¿Te fías tú de mí?
—Te confiaría mi vida —contestó Jungkook.
Oh, cielo santo, no esperaba que la cargase con esa responsabilidad. ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Cómo habían llegado a aquel punto?
—Creo que todo iría mejor entre nosotros si fueras tan amable de explicarme las cosas dijo — . No pretendo poner dificultades, pero tampoco quiero que me mantengas al margen.
Muy bien. Voy a pedirles a la mayoría de mis sirvientes que se vayan al pueblo. Por dos motivos: no quiero que corran peligro y así será más fácil preservar tu reputación. Por eso necesito que te quedes aquí oculta hasta que se hayan ido. Con nosotros sólo se quedarán el mayordomo y algunos lacayos.
Ella asintió y se acomodó en el asiento.
—Esperaré pacientemente como una buena chica.
Él se rió con suavidad.
—Estoy seguro de que tú no has sido buena en toda tu vida.
Desapareció antes de que pudiese protestar por un juicio erróneo. Jungkook no había dejado que la viesen en ninguna de las posadas donde habían parado para cambiar los caballos y comprar provisiones. Siempre llevaba una gran cantidad de comida, para que así pareciese que viajaban varias personas. Si Avendale paraba en los mismos sitios que ellos y hacía preguntas, pensaría que Gisell viajaba en aquel carruaje, y también Whit.
Se iba a poner muy furioso cuando descubriese que lo habían engañado.
Oyó relinchar caballos y ruido de ruedas de carro. Supuso que los sirvientes utilizarían cualquier medio a su alcance para trasladarse al pueblo más cercano. ________ no pretendía que se armase tanto alboroto, pero Jungkook tenía razón: así estarían más seguros.
Los minutos pasaron muy despacio. Al final, oyó ruido en la parte de atrás y se imaginó que un lacayo estaría bajando su equipaje y el de su señor. Cuando se abrió la puerta, se sobresaltó.
—¿Estás bien? — preguntó Jungkook.
A ella le pareció percibir cierta burla en su voz.
—Sí, bastante bien.
Le ofreció la mano.
—Entonces, vamos.
________ colocó la mano sobre la de él y sintió cómo sus fuertes dedos se cerraban sobre los suyos; eso disipó todas sus dudas y miedos. Jungkook había sobrevivido a cosas mucho peores que un tipo como Avendale. Juntos conseguirían que Gisell estuviese a salvo para siempre.
Salió del carruaje. A pesar de que en la oscuridad sólo podía apreciar su silueta, bastó para que se diese cuenta de que la mansión era enorme. Apoyó la mano en el brazo de él y dejó que la acompañase mientras el lacayo los adelantaba con el equipaje.
—En circunstancias normales, los invitados duermen en el ala este y la familia en la oeste. Pero éstas distan mucho de ser circunstancias normales, así que le he pedido a mi lacayo que lleve tus cosas al dormitorio que está junto al mío. Te quiero cerca, sólo así podré garantizar tu seguridad. Prometo no aprovecharme de la situación.
La última frase la dijo despacio, como lamentándolo. ________ no podía negar que se sintió un poco decepcionada.
—Bueno, no puedo decir que nunca haya pasado la noche en tu cama —contestó.
Él dio un traspié y ella tuvo que ayudarlo a recuperar el equilibrio. Luego, Jungkook dijo:
—Éste es un juego muy peligroso, lady ________.
Sí, y ella se había dado cuenta demasiado tarde. Pero no pensaba retirarse. Haría todo lo necesario para conseguir su fin.
—¿No crees que debería usar un nombre falso mientras esté aquí?
—¿Has pensado en algo?
Llegaron a los peldaños de entrada y empezaron a subir hacia la puerta.
—¿Cómo te llamabas cuando eras niño? Me refiero a antes de que el conde de Jeon te encontrase — preguntó ella.
—Locke. Kook Locke. Era muy hábil abriendo cerraduras. La mayoría de nosotros éramos huérfanos y no sabíamos cómo nos llamábamos. Pero Feagan insistía en cambiarnos el nombre a todos, incluso a aquellos que sí lo sabían. Cuando se empezaba a vivir con él, se iniciaba una vida completamente nueva. ¿Cómo te gustaría llamarte?
A ________ no se le ocurría nada.
—Yo no soy especialmente buena en ninguna habilidad. ¿Tú qué sugieres?
—Heart. Porque ha sido tu generoso corazón lo que nos ha embarcado en esta aventura.
Abrió la puerta.
—¿Así es como lo ves? —le preguntó ella — . ¿Cómo una aventura?
—De momento sí.
________ entró en el vestíbulo. El suelo de madera relucía, las mesas estaban decoradas con bustos y estatuas y había cuadros colgados en las paredes. Nadie salió a recibirlos.
—Les he dicho a los sirvientes que se han quedado que podían retirarse hasta que los necesite.
—Oh. Me lo podrías haber dicho, en lugar de seguirme la corriente con lo del nombre falso.
Él esbozó una cálida sonrisa.
—Nunca se sabe cuándo uno va a necesitar un nombre falso.
—Creo que te estás burlando de mí.
Se puso serio.
—Yo nunca me burlaría de ti, ________.
—¿No te preocupa nada lo que pueda suceder con Avendale?
—Aún tenemos un rato. No hay necesidad de inquietarse antes de que llegue el momento. Permíteme que te enseñe tu dormitorio.
Estaba donde le había dicho: justo al lado del suyo. Lo supo porque la puerta que separaba ambas habitaciones estaba abierta y pudo ver al lacayo ordenando las cosas de él. Se preguntó si también habría ordenado las suyas.
—Supongo que no has dejado que se quedase ninguna mujer — comentó.
—No. Al sexo débil se lo llama así por un motivo. —Levantó un dedo — . Ya sé que tú eres una excepción. Si necesitas ayuda para quitarte la ropa —carraspeó — haré lo que pueda.
—Podré sola. Cuando ha llegado la doncella de Gisell, yo ya estaba en la cama. — Levantó los brazos — . Como puedes ver, me he vestido con la máxima sencillez para poder ir lo más rápido posible.
—Si te apetece darte un baño, le pediré al lacayo que te suba agua caliente.
—Me encantaría bañarme antes de dormir —dijo ella — , pero ahora mismo debo confesar que estoy hambrienta.
—Me temo que también he dejado irse a la cocinera. ¿Te bastará con una tortilla?
Ella sonrió.
—Claro. Muchas gracias.
Jungkook sabía que tendría que haberse mostrado más firme. Haber insistido para que ________ se quedase con Gisell, pero ahora ya estaba hecho. Tenía que admitir que había sentido cierto orgullo, inmerecido, por supuesto, al enseñarle varias habitaciones de la casa mientras la acompañaba a la cocina. El legado de los Jeon era magnífico.
Y tampoco podía negar el placer que sentía cocinando para ella o lo mucho que le gustaba que lo observara desde la gran mesa en la que los sirvientes solían compartir sus rápidas comidas o alguna de sus sesiones de chismorreo. Había previsto enfrentarse al duque él solo. Tendría que convencer a ________ de que se fuera, pero no tenía ninguna prisa.
—¿Cuándo crees que llegará Avendale? —preguntó ella.
Él percibió la preocupación en su voz. No creía que estuviese asustada, pero tal vez albergase cierta aprensión. Sirvió un vaso de vino y se lo acercó.
—Bébetelo, te ayudará a relajarte.
Ella hizo lo que le decía sin protestar. La verdad era que no estaba tan tranquila como parecía.
—Aún tardará —le aseguró, mientras se acordaba de la última vez que le había preparado una tortilla — . He avisado a Jimin. Se encargará de que no dejen de llenarle el vaso. Eso debería mantenerlo fuera de combate un día entero, y sospecho que tardará otro día más en armarse de valor para venir aquí.
Sirvió la tortilla en un plato y lo dejó sobre la mesa.
—¿Aún no eres capaz de preparar dos al mismo tiempo? —preguntó ________ arqueando una ceja.
—Me temo que no.
Ella probó la tortilla mientras lo observaba con detenimiento.
—No estás preocupado en absoluto, ¿verdad?
—¿Por tener que enfrentarme a Avendale? No. Aunque me sentiría más cómodo si tú no estuvieses aquí.
—No podrás convencerme de que me vaya y no beberé tanto vino como para renunciar a mis convicciones.
—¿Alguna vez has bebido demasiado?
________ asintió y lo miró con una pícara sonrisa.
—La noche anterior a la boda de Gisell con Avendale. Yo me quedé con ella y cogimos varias botellas de la bodega de su padre. Al día siguiente me encontraba fatal. Pensaba que vomitaría en mitad de la ceremonia.
Él esbozó una sonrisa burlona.
—Yo he cruzado ese punto en muchas ocasiones. —Cortó un trozo de tortilla — . ¿Lo amaba?
—Creo que él la fascinaba. En realidad, si quiere puede ser bastante encantador. Al principio me dio motivos para pensar que yo le gustaba, pero luego cambió de parecer y centró su atención en Gisell.
A Jungkook se le hizo un nudo en la garganta y se le fue el apetito. Cuando pensaba en que a Avendale pudiese gustarle ________...
—La noche posterior al baile al que tú asististe, dejó de visitarme. — Soltó una pequeña exclamación y abrió los ojos como platos — . Oh, Dios mío, ¿crees que cambió de opinión porque no me acobardé cuando tú me miraste?
—Es probable.
—Yo diría que es mucho más que probable. No quería una mujer que pudiese plantarle cara. Parece que te debo más de lo que pensaba.
—No me debes nada, ________.
—Eso no es lo que acordamos.
—Tal como dijiste en el baile, ya se puede decir que somos amigos. Así que, como amigo, te liberaré del problema de Avendale.
Una hora después, mientras se cepillaba el pelo antes de meterse en la bañera, ________ admitía para sí misma que había disfrutado mucho de la cena con Jungkook en la cocina. A medida que habían ido pasando los minutos, se había ido relajando, y no sólo gracias al vino, del que había bebido más de lo que pretendía, sino gracias a la habilidad de él para distraerla de lo que pronto deberían afrontar.
Habían estado hablando de temas intrascendentes: de la lluvia, que había empezado a caer mientras cenaban, de los lujosos muebles que según Jungkook tenía entendido pertenecían a su familia desde hacía tres generaciones, de los retratos, pintados por algunos de los artistas más famosos... Le había prometido enseñarle los jardines al día siguiente.
—Tendremos tiempo —había dicho.
Estaba muy contenta de haber ido con él, de poder disfrutar de aquel tiempo juntos. Sólo ellos dos.
No dejaba de pensar en que Frannie había dicho que era mejor que fuese ella quien lo acompañase y además la había animado a cuidarlo. No tenía ninguna duda de que Jeon amaba a la joven, pero no tenía muy claro que Frannie lo amase con la misma intensidad, con la intensidad con que lo amaba ella.
Dejó el cepillo sobre el tocador y se dio cuenta de que jamás volvería a tener una oportunidad como aquélla. Cuando se enfrentaran a Avendale o éste se enfrentara a ellos y todo aquel asunto se resolviese, volverían a Londres. Su acuerdo finalizaría y el conde Jeon se convertiría en poco más que un nombre que escribiría en las invitaciones a sus bailes.
Después de deslizarse por toda la pista de baile entre sus brazos, ________ sabía sin duda alguna que había arruinado su reputación, incluso aunque nadie descubriese nunca que habían viajado juntos.
La primera noche, él le dijo que el precio que se pagaba por bailar con el diablo era residir en el infierno. Pues bien, ya había bailado con él, y si lo que la aguardaba era el infierno, quería mucho más que un baile.
Jungkook dormía en la habitación contigua. Cerca. Muy cerca.
Sin embargo, ________ sabía que no iría a buscarla. Que no se aprovecharía de la cercanía. Era un sinvergüenza pero también un caballero.
Era el hombre del que se había enamorado locamente. Y si sólo podía tener una noche con él, ella se encargaría de que le bastase para toda la vida.
Jungkook miraba por la ventana de su habitación. Hacía un rato que había salido de la bañera y llevaba sólo una bata de seda. Esperaba que el baño caliente lo ayudase a dormir, pero allí nunca dormía bien. Y, para empeorar las cosas, no podía dejar de pensar que ________ estaba en el dormitorio de al lado. ¿En qué estaba pensando cuando permitió que lo acompañara?
No creía que ella corriese ningún peligro, estaba bastante seguro de que podría manejar a Avendale, pero había sido una imprudencia dejarla ir. Y mucho más si admitía la verdadera razón: quería tenerla cerca.
Ella había dicho que ya que lo había metido en aquella situación, quería enfrentarse a lo que fuera con él.
Ojala los motivos de Jungkook para tenerla allí fuesen tan desinteresados... Pero no, eran absolutamente egoístas. En cuanto se ocupase de Avendale, ________ se convertiría sólo en alguien a quien vería de vez en cuando en los bailes, si es que él y Frannie llegaban a asistir a alguno. No la obligaría si seguía mostrándose reacia. Así que tal vez ________ desapareciese de su vida por completo.
Esa reflexión lo cogió desprevenido.
No podía negar que se preocupaba por ella, que disfrutaba de su compañía. Admiraba su valentía, la lealtad que demostraba hacia su amiga. Admiraba el modo en que se ocupaba de sus obligaciones sin quejarse. Admiraba la curva de su garganta, la generosidad de sus labios...
Gruñó y apretó el marco de la ventana con los dedos. Sería capaz de arrojarse de arriba abajo antes que deshonrar a Frannie llevándose a otra mujer a la cama ahora que le había pedido que se casara con él. Pero ella aún no era su esposa. Ni siquiera su prometida. Sólo era una mujer a la que adoraba, la mujer junto a la que siempre se había imaginado que pasaría sus días. Apoyó la frente en el marco. ¿Era la adoración lo mismo que el amor?
Hacía muchísimo más que conocía a Frannie que a ________ y, sin embargo, en ese momento era incapaz de recordar la forma de sus labios, el tono de los mismos. ¿Eran rojo oscuro o rosa? Los de ________ eran tan rojos como una manzana recién caída del árbol.
No tenía ningún sentido que pensara tanto en ella si Frannie era la mujer con quien se quería casar.
Pero era a ________ a quien deseaba.
Y no sólo físicamente. Era la última persona con la que quería hablar cada noche, la única cuya sonrisa hacía que su corazón latiese un poco más de prisa. Era a ella a quien quería explorar, no sólo cada una de las curvas de su cuerpo, también todos los recovecos de su mente. Le fascinaba, lo tentaba, lo cautivaba como jamás nadie lo había fascinado, tentado o cautivado. Se dijo que era porque no la conocía tanto como a Frannie y, no obstante, no tenía la sensación de que ________ fuese una desconocida. Nunca había tenido esa sensación. Desde la primera vez que la vio en aquel baile, hacía ya tantos años, y la miró fijamente a los ojos, pensó que si tuviese alma, habría encontrado en ella su alma gemela. Pero a él apenas le quedaba alma, y al cabo de poco, la habría perdido por completo.
Ni siquiera estaba seguro de que después de aquello pudiese pedirle a Frannie que se casara con él. Al igual que ________, su amiga merecía un hombre mejor. Uno que no se rindiese con tanta facilidad a los deseos del diablo.
La puerta se abrió y, antes de darse la vuelta, ya sabía quién había entrado. Debía de haberle pedido que se fuera. Debería haber saltado por la ventana.
Pero en cambio se quedó allí de pie y empezó a rezar para tener el valor de resistirse a lo que temía que ella le iba a proponer.
Descalza, ________ cruzó la habitación hasta llegar junto a Jungkook, que miraba por la ventana.
—No podía dormir. He pensado que tal vez tú tampoco pudieses. ¿Estás mirando si aparece Avendale?
—No, sólo estoy contemplando la lluvia. Nunca he dormido bien aquí, jamás me he sentido cómodo. Suelo padecer muchas jaquecas en esta casa.
—¿Te duele la cabeza ahora?
—Aún no.
—Pero te dolerá.
—Es lo más probable.
Ella también dejó que su mirada se perdiese en el paisaje que se veía por la ventana. Le pareció mucho más fácil hablar mirando hacia afuera que mirándolo a él.
—Creo que no me casaré nunca — dijo en voz baja.
—¿Por qué dices eso?
—Sé que soy obstinada y respondona y que, cuando buscan esposa, los hombres prefieren una mujer dócil. A mí no se me da bien eso.
—¿Tú crees?
________ advirtió su tono humorístico.
—No te muestres condescendiente.
—Te ruego que me disculpes. Siempre he pensado que no hay que interrumpir cuando alguien está diciendo la verdad.
O pensaba ponérselo difícil o era demasiado obtuso para entender adónde quería llegar ella con aquello. Ladeó la cabeza para verlo y descubrió que la estaba mirando con ojos abrasadores, igual que aquella primera noche en el baile. La deseaba. ________ lo sabía con la misma seguridad que sabía que ella lo deseaba a él.
Parecía un caballero, pero en el fondo era un sinvergüenza y ahora ella dependía de eso. Esperaba con todas sus fuerzas que no la decepcionase.
—No quiero morir sin saber lo que es acostarse con un hombre...
—No vas a morir — gruñó él, furioso.
Se dio cuenta de que creía que se estaba refiriendo a una muerte inminente debido al encuentro con Avendale.
________ pensó entonces que ésa era una posibilidad muy real y que teniéndolo en cuenta, su visita nocturna a su dormitorio le parecía aún más pertinente.
—No creo que vaya a morirme en seguida —explicó — . Sé que vencerás a Avendale. Estoy hablando de algo que ocurrirá dentro de muchos años y estoy hablando de esta noche. Quiero que mi primera vez sea con un hombre apasionado. Ya sé que amas a Frannie, pero aún no estás comprometido, así que he pensado que quizá querrías... —Bajó la mirada — . Me gustas. No quiero estar sola esta noche.
Él le levantó la cara empujando suavemente su barbilla hasta que pudo mirarla a los ojos.
—No puedo compartir la cama contigo sin poseerte, ________. No soy un santo.
—Yo no quiero un santo. Siempre he pensado que si una mujer decide abandonar el buen camino y dejarse llevar por la perversión, disfrutará más acostándose con el diablo.
Él abrió la mano y le cubrió la mejilla.
—Piénsalo bien, ________, porque una vez hecho, no hay vuelta atrás.
Y le desabrochó el camisón muy despacio, dejándolo resbalar por sus hombros. La tela se deslizó por su cuerpo desnudo y cayó al suelo: a Jungkook se le agitó la respiración y el deseo le oscureció los ojos.
La enmarcó la cara con sus enormes manos. ________ ya conocía la fuerza de las mismas y el bienestar que podían proporcionar. Sin dejar de mirarla ni un segundo empezó a trazar pequeños círculos sobre sus mejillas con los pulgares y a acariciarle la comisura de los labios. Parecía estar evaluando si estaba preparada, como si no fuese suficiente que estuviese allí de pie, desnuda.
—No sé si alguna vez he conocido a una mujer tan guapa como tú, lady ________. Me llena de orgullo que me hayas venido a buscar esta noche.
—¿Tienes que hablar tanto?
Él le sonrió. Fue una sonrisa cálida, que rebosaba comprensión.
—No tengo por qué hablar en absoluto.
Entonces posó los labios sobre los suyos y cualquier rastro de comportamiento civilizado desapareció en cuanto su lengua se deslizó en su boca. Un rugido retumbó en el pecho de él y ella le respondió con un gemido. La cogió por la nuca y hundió los dedos en su pelo mientras le giraba la cabeza para poder besarla con más intensidad; era como si fuese a devorarla, como si no pudiera saciarse.
Dios sabía que ella tampoco tenía nunca suficiente. Se acercó más a él y el espacio que los separaba desapareció. Con los dedos, empezó a buscar el nudo del cinturón de la bata; cuando lo encontró, batalló hasta desatárselo y abrírsela. Sin pensarlo y sin sentir vergüenza, presionó los pechos contra su torso desnudo. Su calor y su aterciopelada piel la hicieron sentir de maravilla. Sus pezones se endurecieron apelando al núcleo de su feminidad. Lo rodeó con los brazos para estrecharlo con más fuerza y deslizó las manos por su espalda.
La boca de Jungkook no se despegó de la suya ni un segundo.
Cuando se quitó la bata, ________ pudo sentir la rigidez de sus músculos bajo sus dedos. Ya nada los separaba. Ella era plenamente consciente del calor que sentía en las entrañas. Duro. Caliente. Humedeciéndola.
Él dejó de besarla un momento.
—Creo que podría derramar mi semilla antes incluso de llegar a la cama.
—¿Y eso es bueno?
—Lo será — jadeó él—. No me cabe duda de que lo será.
La cogió en brazos y la llevó hacia la cama. Ella le acarició los hombros y el pecho. Quería saber cómo se había hecho cada una de las cicatrices sobre las que posaba los labios y sobre las que deslizaba la lengua. Jungkook sólo tenía un poco de vello en el centro del pecho y ________ jugueteó con él. Le besó el cuello, húmedo de sudor, le atrapó el lóbulo de la oreja, lo oyó gemir y se lo mordió con suavidad. Entonces, gruñó con más fuerza.
La acostó sobre la cama. ________ sintió las sábanas frías en su espalda debido a la temperatura de su cuerpo. La lluvia seguía golpeando el cristal y no podían abrir las ventanas. No cabía duda, aquella noche ardería en el infierno. Pero nunca había deseado nada con tanta intensidad.
Se apartó para que él pudiese tenderse a su lado, pero en vez de eso Jungkook se sentó a los pies de la cama y empezó a deslizarle las manos por los tobillos y las pantorrillas. Le besó los dedos de los pies, las rodillas, la cara interior de los muslos, el estómago... Fue colocándose sobre ella muy despacio hasta que levantó la cabeza y la miró. ________ pensó que debería sentir vergüenza por el descaro de sus ojos, pero lo único que sentía era alegría: se daba perfectamente cuenta de que Jungkook la encontraba sumamente apetecible.
—Eres tan bonita — jadeó él—. Mucho más de lo que me había imaginado.
—¿Has estado pensando en mí?
Lo vio esbozar una sonrisa deliciosamente pícara y sensual.
—Oh, ya lo creo, ________. Aquella noche, después del baile, te imaginé justo así, en mi cama, completamente desnuda. Y he estado obsesionado contigo desde entonces.
Posó sus labios sobre los suyos y su lengua no encontró resistencia: ella quería deleitarse en su boca tanto como él. El sabor del whisky la embriagaba y le evocaba la noche en la que casi lo pierde para siempre. La desesperación espoleó su pasión; anhelaba conocerlo de todas las formas en que una mujer puede conocer a un hombre.
Jungkook no sabía si alguna vez había tenido alguna compañera de cama que mostrase tanto entusiasmo como ________. Lo tocaba por todas partes, nunca parecía tener suficiente. Y no sólo lo hacía con las manos, sino también con la boca, los labios... Besaba cada una de sus cicatrices con ternura, y luego deslizaba la lengua por su pecho como si fuese un gato y él la leche de su cuenco. Se debatía entre la timidez y el descaro. Buscaba su aprobación con la mirada y, cuando la conseguía, el deseo oscurecía sus preciosos ojos azules.
Ella era todo lo que un hombre podía desear en una amante.
Jungkook era todo lo que una mujer podía desear en un amante, pensó ________ mientras él deslizaba las manos por su cuerpo, alternando la suavidad y la consideración con una actitud más agresiva y exigente.
Ella lo había reprendido por hablar tanto y él había contestado que no tenía por qué hacerlo; pero lo hizo. Alimentaba su atrevimiento susurrándole al oído con la voz áspera: parecía que lo estuviesen estrangulando.
—Tócame aquí, y aquí y aquí.
—Cógeme con fuerza. Acaríciame despacio.
Y cuando a ella no le llegaban los dedos, ponía la mano sobre la suya y la guiaba, al mismo tiempo que la desafiaba a no apartar la mirada, a perderse en su ardiente pasión y en lo que ________ era capaz de hacerle. Lo estaba volviendo completamente loco. No era un amante silencioso y cada uno de los sonidos que emitía era música para los oídos de ella; escuchándolo, le apetecía darle más para poder recibir más.
Jungkook estaba cubierto por una fina capa de sudor. El sudor era cosa de trabajadores, no de caballeros, pero ________ le besó el cuello de todos modos y sintió cómo se le aceleraba el pulso bajo sus labios. Luego notó cómo su propio pulso se aceleraba también cuando él hundió los dedos en su pelo y posó los labios sobre su boca.
________ no sabía qué era lo que había esperado de aquello en realidad. Suponía que algo rápido y doloroso, pero en cierto modo exquisito. Pero aquello era mucho más de lo que jamás había imaginado. Era precioso, intenso y aterrador a un tiempo, y no sabía cómo conseguiría vivir sin ello cuando acabase.
Él la tocaba por todas partes. Deslizaba los dedos y la boca por su cuerpo con confianza. Parecía como si quisiera conservar en su memoria hasta el último centímetro de su piel; como si ella significase tanto para él como él significaba para ella.
Descendió de nuevo hasta sus pies y esta vez, cuando volvió a recorrer el camino de vuelta besándole en todo el cuerpo, se situó entre sus piernas.
—Me gustaría poder hacer esto sin hacerte daño — jadeó.
________ se incorporó y le besó el pecho antes de dejarse caer sobre la almohada.
—Sólo me lo harás si no acabamos lo que hemos empezado.
Notó cómo empujaba, cómo buscaba su entrada, y sintió cómo su cuerpo se la facilitaba. Observó la concentración en su rostro y casi se le escapó decirle que lo amaba...
Y entonces llegó el dolor, agudo y rápido, y Jungkook rugió con tanta fuerza que ella pensó que también le había dolido, pero cuando abrió los ojos, sólo vio en ellos pura satisfacción.
Y Estás tan firme — jadeó — , tan caliente... Es maravilloso.
Entonces la besó; empezó a explorar la boca con su lengua mientras empujaba y movía las caderas. ________ no podía negar que le resultaba un poco molesto, pero al mismo tiempo le provocaba sensaciones que la recorrían como ondas de placer.
Sus cuerpos estaban cada vez más sudorosos y la piel de ella cada vez más caliente.
Jungkook le cogió las manos y entrelazó los dedos con los suyos, manteniéndoselas sujetas a ambos lados de la cabeza al mismo tiempo que se mecía contra ella y emitía sonoros gruñidos que retumbaban a su alrededor.
—¡Oh, Dios! —________ jamás había experimentado nada parecido; tenía la sensación de que iba a partirla por la mitad.
Entonces llegó aquella maravillosa intensidad: se tensó alrededor de Jungkook y se dejó llevar por sus gemidos. Él se estremeció mientras el cuerpo de ella palpitaba. Ambos respiraban agitados. Al cabo de un momento, él le besó el hombro y se tumbó a su lado en la cama. ________ no tuvo tiempo de sentir su ausencia, porque le deslizó el brazo por el cuerpo y la atrajo hacia sí. ________ apoyó la cabeza justo debajo de su hombro, el lugar perfecto para escuchar los salvajes latidos de su corazón. Y eso es lo que hizo, escuchar y sentir ese sonido mientras se llevaba la mano al pecho.
—¿Estás bien? — le preguntó Jungkook.
—Perfectamente. — Sin aliento, débil, con un hormigueo que le recorría todo el cuerpo, pero perfectamente.
Él se rió: una sonora y profunda risa de pura satisfacción.
—Me alegro.
Su respiración se fue normalizando. ________ levantó un poco la cabeza, y al verlo con los ojos cerrados, se dio cuenta de que se había dormido. Si no hubiese estado tan cansada, se hubiese sentido decepcionada de que su noche juntos ya hubiese acabado.
Sin embargo, le dio un beso en el pecho y también ella se quedó dormida.
Jungkook se despertó sobresaltado. Por lo general, cuando iba al campo no dormía por culpa de las pesadillas. Allí siempre soñaba que lo perseguían y se tenía que esconder...
Pero lo que lo despertó esa vez no fue eso. Observó a la mujer que dormía sobre su pecho, con la mano cerrada apoyada en él. De no ser porque era virgen, habría creído que tenía tanta experiencia como cualquier cortesana. Aunque no lo sorprendía que no se hubiese mostrado tímida. Su ________ no lo era en absoluto.
«Su ________.» Ella no le pertenecía. Por lo menos, no después de que abandonasen Heatherwood.
Fiel a la marca que lo identificaba como ladrón, estaba robando momentos con ella, momentos que legítimamente no le pertenecían. Debería haber opuesto más resistencia, pero no se arrepentía. Siempre se lo había imaginado. Y ahora por fin lo sabía: ella era increíble en todos los aspectos.
________ parpadeó, abrió los ojos y le sonrió.
—Tenía razón. Un diablo es mejor que un santo.
Jungkook se volvió hasta que quedó tendida de espaldas sobre la cama y él de lado junto a ella.
—¿Cómo lo sabes? Nunca has estado con un santo.
—Pero no creo que fuese capaz de darme tanto placer. — Le cogió la mano y le besó la cicatriz de la cara interior del pulgar—. Odio que te hicieran esto.
Él se la cogió a ella, se la abrió y observó la terrible cicatriz roja. Deslizó la lengua por encima y recordó que había arriesgado su vida para salvarlo.
—Yo odio que te hicieran esto.
—Yo no. Si no me lo hubiesen hecho, ahora no estarías aquí, lamiéndome la palma.
—Pienso lamer la palma de tu mano y muchas otras cosas antes de que acabe la noche.
—Me parece que hablas mucho más en la cama que en cualquier otro sitio.
—En general no. —Hizo una mueca. Aquélla había sido una horrible manera de referirse a sus experiencias con otras mujeres, pero la verdad era que aquella noche había sido muy distinta a cualquiera de las otras que Jungkook había pasado. ________ era excepcional. Estaba seguro de que jamás se saciaría de ella.
Le cogió un pecho, deslizó la lengua sobre su pezón y se recreó observando cómo brillaba.
—No debería dolerte tanto la próxima vez.
—¿Habrá una próxima vez? ¿Contigo, quiero decir?
Se le encogió el estómago al imaginársela con otro hombre, pero intentó que no se le notase. Entonces le sonrió y dijo:
—Si consigo salirme con la mía...
—Dime qué puedo hacer para hacerlo mejor.
—Si lo haces mejor, me moriré aquí mismo.
________ sonrió y él se dio cuenta de que sus palabras la complacían.
—Sería una buena manera de morir, ¿no crees? — aventuró ella.
—Preferiría quedarme un poco más, si no te importa.
—Claro que no. En absoluto. Sólo quiero asegurarme de que te doy placer.
—Lo haces. Mucho. Pero nunca me has parecido una mujer que necesitara cumplidos.
—Tanto si los necesita como si no, a una mujer siempre le gusta escucharlos. —Deslizó los dedos por su pecho —. Me gusta tocarte.
—A mí me gusta que me toques.
Ella frunció el cejo.
—Desearía que no hubieses tenido una vida tan dura.
—Hay muchos que la tuvieron mucho peor que yo. Algunos aún siguen sufriendo.
—¿Por eso estás luchando por la reforma del sistema penitenciario?
Jungkook se encogió de hombros.
—Sí. Lo haré cuando los demás nobles acepten mi petición. Pero ésta no es una conversación adecuada para una alcoba.
—Y entonces, ¿qué lo es?
—Esto. —Agachó la cabeza y la besó, deleitándose en el entusiasmo con que ella devolvía sus atenciones.
________ conocía lo peor de su vida, y aun así había ido a buscarlo. Sabía de lo que era capaz, y aun así se había entregado a él. No había dudado, no lo había apartado de su lado porque temiese a su mundo o porque le preocupase no ser lo suficientemente buena.
Jungkook no quería que hubiese nadie más con ellos en la cama. ________ merecía ser la única que ocupara su mente, la única en quien pensara, la única a la que quisiera complacer.
Y es que en realidad era la única a la que quería complacer.
En ese momento no le importaba nadie más. Nada más. Ni siquiera el posible peligro que podía estar acercándose en aquel mismo instante. Tampoco los inocentes que necesitaban protección. Nada importaba salvo que ________ estaba en su cama.
El almizclado olor a sexo se mezclaba con el aroma a rosas de ella. Jungkook inspiró con fuerza y se llenó los pulmones, para deleitarse en aquel perfume único que creaban juntos. Mientras la besaba con intensidad, deslizó la mano por su estómago para enredar los dedos en los rizos que anidaban entre sus muslos. Estaba húmeda y caliente, preparada para lo que él le iba a ofrecer.
Luego le llevó la mano hasta la cadera y deslizó la boca por su cuello.
—Oh, Dios, por favor no te pares —jadeó ________.
Jungkook le besó la oreja y jadeando, preguntó:
—¿Has fantaseado pensando en esto?
—Mucho más de lo que crees.
—¿Cómo sabías lo que debías imaginar?
Ella movió la cabeza de un lado a otro como si estuviese perdida en el éxtasis.
—Instinto, supongo. ¿Tenemos que hablar?
Mientras se reía, Jungkook la abrazó y se dio la vuelta, llevándola consigo. Ella soltó un pequeño grito cuando aterrizó sobre su cuerpo. Quedó sentada a horcajadas encima de él y su gloriosa y abundante melena formó una cortina entre los dos. Él enredó los dedos en sus mechones, acercó su boca a la suya y la besó con impaciencia, con apetito.
Le encantaba que ella no se guardase nada y que no fingiese timidez. No se sentía avergonzada de su desnudez. Y eso, por algún motivo, no lo sorprendía. Su querida y atrevida ________ estaba en la cama con él, con la misma actitud que demostró cuando le ganó a las cartas en aquella habitación trasera del club Park, con la misma actitud de cuando le salvó la vida en aquel callejón, y la misma que la llevó a su biblioteca en mitad de la noche para hacerle una atrevida proposición para proteger a su amiga.
Nunca había conocido a nadie como ella, nunca había conocido a nadie que lo cautivase tanto. Jamás había conocido a nadie a quien deseara más.
Ella apartó la boca de sus labios y lo miró, respirando con dificultad.
—¿Podemos hacerlo así?
Jungkook sonrió.
—Podemos hacerlo como tú quieras.
_________ le deslizó las manos por el torso. Él le cogió los pechos y se deleitó con su peso en las manos. No había nada en su persona que él no adorase.
Entonces, ella se levantó un poco y agarró su miembro con la mano. Jungkook gimió ante la expectativa.
—¿Te duele? —preguntó ________.
—Dios, no.
Cuando ella se deslizó hacia abajo, envolviéndolo en su sedosa humedad, a él casi se le escapó la semilla en ese mismo momento. Pero apretó los dientes y luchó por mantener el control. Pasó las manos por su esbelta espalda, las bajó hasta sus pechos y empezó a masajeárselos.
________ dejó caer la cabeza hacia atrás y gimió. Y luego empezó a moverse como si su vida dependiese de ello.
Jungkook pensó que se moriría de tanto contenerse, pero no pensaba ceder a su propio placer antes de que ella alcanzase el suyo. En su interior se sentía tan bien... La pasión de ________ le hacía hervir la sangre.
Se mecía sobre él y sus gemidos eran cada vez más fuertes. Jungkook se balanceó mientras ella se inclinaba hacia adelante. ________ le clavaba los dedos en los hombros y él la cogía de las caderas: los dos parecían agarrarse a la vida.
Jamás había experimentado nada tan intenso, pero tenía que aguantar. Por ella, por ella...
Pero su cuerpo no colaboraba. Se arqueó debajo de ella, su profundo y salvaje gemido arrancó a ________ un grito de satisfacción. Estaba echada hacia atrás, con el rostro contraído en una expresión de asombro y sorpresa. Jungkook se estremeció al notar cómo el placer la recorría.
Ella perdió la fuerza y cayó sobre su pecho, completamente agotada. Él no estaba seguro de dónde había sacado energías para abrazarla, pero quería estrecharla con todas sus fuerzas. Pensó que podría quedarse allí para siempre. Si muriese en aquel preciso momento, moriría feliz.
Nunca en toda su vida había experimentado tal paz, tal alegría. Volvió a pensar que con _________ le bastaría. Pero mientras la abrazaba y escuchaba su respiración, temió que nunca pudiese saciarse de ella.

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EN LA CAMA CON EL DIABLO (JUNGKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora