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-¿Qué te ha pasado en la mano? -preguntó Gisell.


-¿Qué te ha pasado en la barbilla? - preguntó ella a su vez.


Estaban en la biblioteca de la residencia Avendale, donde se habían reunido para escribir las direcciones en las invitaciones para el baile. Pero a ________ le seguía costando sujetar la pluma y tampoco estaba de humor para hablar de los detalles del baile.


Su amiga se frotó la barbilla.


-Me golpeé con una puerta.


-Oh, Gisell, ¿es que crees que soy estúpida? ¿En qué otras partes del cuerpo tienes golpes?


La joven cerró los ojos con fuerza.


-En ningún otro sitio. Me abofeteó porque no quería cumplir mis obligaciones conyugales.


-¿Te abofeteó? Querrás decir que te dio un puñetazo. ¿Ésta es la forma que tiene de seducirte para que te metas en su cama?


-Por favor, no digas nada más. Para el día del baile, la marca habrá desaparecido. Y si no es así, tú serás la única que no se creerá que me golpeé con una puerta. Todos los demás creen que soy una patosa.


No era la primera vez que ocultaba la realidad tras pequeños accidentes que jamás habían ocurrido.


-Detesto a Avendale - refunfuñó ________.


-Ya me lo has dicho más de una vez, pero es mi marido y debo respetarlo. Cuéntame lo de tu mano.


-Me corté con un trozo de cristal. Fue un accidente.


-Por lo visto tendré que escribir yo todas las direcciones.


-Lo siento, pero sí, tendrás que hacerlo sola.


-No me importa, es una tarea que hago encantada. A veces pienso que, si no fuese noble, me gustaría que mi trabajo consistiese en escribir direcciones en los paquetes de la gente.


-Siempre has tenido una caligrafía preciosa.


Gisell se ruborizó.


-Gracias. Me gusta pensarlo así.


-Quisiera quedarme una invitación en blanco y un sobre para mi álbum de recuerdos.


A ________ le preocupaba un poco la facilidad con que había mentido a su mejor amiga: primero sobre la herida de la mano y luego sobre los motivos para pedirle una invitación que nunca iría a parar a su álbum de recuerdos. Con un poco de suerte, llegaría a manos de Jungkook.


Era una locura la cantidad de tiempo que pasaba obsesionado por ________.


Incluso sabiendo que Tae la estaba vigilando más de cerca y que haría todo lo posible por descubrir quién la estaba siguiendo, se paseaba nervioso por su jardín trasero esperando que llegase; tenía todo el cuerpo en tensión y los nervios de punta. Jin recogería a Frannie con su carruaje y pasarían por algunas de las partes más conflictivas de Londres, y, sin embargo, Kook no estaba preocupado por ella en absoluto.


En cambio ________, que sólo tenía que trasladarse de una de las partes más exclusivas de Londres a otra, lo tenía al borde de la locura. Se dijo que la diferencia se debía a que Frannie había crecido en la calle y sabía cómo defenderse, pero ________ se podía meter en cualquier lío sin darse cuenta. Tendría que enseñarle a defenderse. Debería comprarle un bastón como el suyo, con una espada dentro. O tal vez una pistola.


Debería convencerla para que le dijese lo que necesitaba saber, preguntarle otra vez por qué quería matar a alguien y a quién. Eso de estar jugando al gato y al ratón estaba poniendo en peligro a todo el mundo.

EN LA CAMA CON EL DIABLO (JUNGKOOK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora