❝Oh, todos conocían a Riki cómo el chico más dulce que podías llegar a conocer. Todos sus conocidos confirmaban lo encantador y lindo que era el japonés. Incluso Jungwon.
Jaja, las apariencias enserio engañan.❞
𖥻 ꗃ» niwon (wonki).
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• ꒰ lying faces ꒱ •
─ ¿Y después qué hizo usted, Hyung? ─preguntó Jungwon al mayor, quién aparte de sonreírle con ternura, limpiaba efusivamente la barra de la cafetería.
─ Lo intenté dialogar cómo dos personas completamente normales y maduras, pero él no me oía porque estaba demasiado enojado y no paraba de gritar. Así que sólo me fui de ahí, dejándolo peleando solo. ─respondió riendo─ Desde ahí ya no me molesta, deberías intentar hacer eso, Jungwon-shi. ─le aconsejó con un tono de voz suave.
Jungwon lo pensó un momento.
─ No lo sé. ─murmuró─ Dudo que eso sirva. Tal vez ni pare nunca de molestarme, tú eres alto y siempre hablas con elocuencia. Supongo que era un poco obvio que te dejaría tranquilo. En cambio yo, soy bajito, introvertido y un debilucho de todas las formas posibles. No serviría eso, y lo más probable es que me llevaría y hasta un golpe por parte de Lee. ─le dijo no muy convencido.
Riki suspiró, dejando de lado el trapo qué tenía entre sus grandes manos. Se apoyó en la barra con sus codos para acortar un poco la distancia que tenía con Jungwon.
Yang se sintió un poco intimidado al sentir la fuerte mirada del más alto en su persona. Tragó saliva con nerviosismo, nerviosismo que al parecer había sido visible para Riki, ya que este había soltado una corta y baja risita.
─ No le tengas miedo, Yang. ─esa sonrisa tan conocida volvió a asomarse en ese atractivo rostro.
Un extraño calorsito subió a las mejillas del coreano, quién decidió ignorar olímpicamente esto para seguir en su tema.
Jungwon aclaró su garganta.
─ No le tengo miedo. ─soltó, revolviendo su batido con la pajita que anteriormente el japonés le había regalado─ Sólo me molesta no estar tranquilo en la escuela, porque sé que ese tipo se acercará a arruinar mi día con su sola precencia. ─se quejó.
Oyó una risa grave y baja, erizando un poco su espalda, pero prestando atención al ahora tranquilo chico que estaba sentado frente a él con una pequeña taza entre sus manos.
─ Puedes juntarte conmigo. ─bromeó. Jungwon frunció su ceño─ Sólo si tú lo permites, él arruinará tu día. ─le guiñó el ojo, asomando un extraño brillo sobre sus oscuros orbes.
Jungwon abrió su boca para responder, pero ahí se quedó al oír la campanita de la puerta. Dando a entender que había otro cliente, y sería atendido por el chico que ahora se había puesto de pie para acercarse.
Yang miró con confusión al japonés hablando con la pareja que había entrado, guiándolos a una pequeña mesita de dos para tomar su orden.
Miró con atención su bonito rostro sonriente.
¿Si quiera era posible sonreír tanto? Comenzaba a disgustarle esa sonrisa.
El chico era lindo, pero un chico así de sonriente y perfecto, no era su tipo.
─ Si alguien me ve hablando con ese chico... ─murmuró, pasando muchos escenarios negativos en su cabeza.
Soltó un suspiro.
Tomó su batido de Oreo, se puso de pie y simplemente salió del lugar.
Tenía que pensar seriamente sobre si seguir hablando con ese tipo.
Era demasiado perfecto para ser real.
Debía tener algo, ¿no?
Jungwon no creía ninguna palabra de Riki cuándo le decía que él sólo debía ignorar a Lee, y con eso, ya estaba en paz.
¡Mentiras! Eso eran, y Jungwon lo sabía perfectamente.
No confiaba mucho en Riki.
No confiaba en el chico que lo miró irse del lugar, con una sonrisa ladina sobre su rostro, bajo esa profunda mirada que jamás apartaba de él.
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