❝Oh, todos conocían a Riki cómo el chico más dulce que podías llegar a conocer. Todos sus conocidos confirmaban lo encantador y lindo que era el japonés. Incluso Jungwon.
Jaja, las apariencias enserio engañan.❞
𖥻 ꗃ» niwon (wonki).
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• ꒰ lying faces ꒱ •
Se miró al espejo por décima vez en ese momento, Riki le había dicho que estaría ahí rápidamente, y ya habían pasado casi veinte minutos desde la llamada que había tenido con el mismo.
Se estaba poniendo nervioso, y no conocía la razón del porqué. Quizás era porque este lo iría a ver, siendo que tenía hasta un club de fans en la sala de su departamento, y no quería incomodarlo. Pero eso no tenía nada que ver con que se estuviera viendo en el espejo otra vez, arreglándose cada vez que veía algo mal en él, se había cambiado de ropa a algo más decente y se había peinado, pero la cara de preocupación y ansiedad no se la podía quitar.
Su mente aún no procesaba la información, y de alguna u otra forma, por la misma pasaba de todo, llevándolo a una sola conclusión.
Claro que no quería pensar mal del chico, pero era casi inevitable.
Su familia era casi una mafia. Y él mismo se despidió diciendo que tenía cosas pendientes que hacer. ¿Qué hizo anoche que lo apuró en esos momentos? Tal vez, y sólo tal vez. Llamó a sus padres para que se encargarán del tipo. O su peor miedo, lo había hecho él con sus propias manos.
Soltó un pequeño grito estresado, y le importó muy poco si se desarreglaba o no, se tiró a su cama boca abajo para volver a ahogar un grito esta vez en su almohada.
No podía pensar cosas tan malas.
Quizás Riki sí podía meterse en peleas o algo, pero no creía capaz al mismo de cometer algo tan insufrible. Simplemente no, y no sabía porqué, si ni siquiera conocía muy bien al japonés cómo para asegurar eso.
Escuchó unos pasitos afuera de su habitacion para ahora escuchar su puerta ser abierta de golpe.
Levantó su cabeza confundido en dirección a la puerta para ver a su roomie entrar a medias.
─ Jungwon está ahí. Si necesitas cualquier cosa, puedes decirle a Won que me lo diga, ¡Con confianza! ─¿A quién carajos le sonreía tanto esa mocosa? Frunció su ceño.
Su mente hizo clic.
Por un momento muy corto lo había olvidado.
Riki se metió a la habitación y cerró la puerta con suavidad luego de agradecerle con un rostro serio a la chica sonriente.
Su habitación no era muy grande, de hecho era alargada, y la puerta se encontraba a la mitad de la pared, así que, Nishimura pasó su vista completamente a lo largo de la habitación. Quizás estudiandola, o quizás buscándolo, quién sabe. Lo único que supo en ese momento, fue que en el momento en el que cruzaron sus miradas, el rostro serio del más alto cambió a una bella sonrisa brillante sin dientes.
Sintió hasta un revoltijo qué claramente ignoraría, porque no tenía importancia, obvio.
Se acomodó rápidamente en la cama, porque no quería incomodar al chico. Tenía prácticamente su trasero apuntando hacia la puerta, era raro.
