[2]

69 5 6
                                    

BUCKY

Bucky apartó la vista de la computadora en cuanto se abrió la puerta de su oficina. En cualquier otro momento habrían tocado o Raquel, su secretaria, se habría comunicado por teléfono, y como no fue el caso, supo de inmediato que se trataba de su jefe de seguridad.

Clint Barton era su mejor amigo desde que ambos se conocieron en un programa de rescatistas cuando Bucky tenía diecinueve y él veintiuno. Al principio la relación entre ambos giró en torno a una fuerte rivalidad por ver quién tenía los mejores tiempos durante los entrenamientos, que de alguna forma mutó a un coqueteo descarado que terminó zanjando una amistad cuando fueron asignados como compañeros y tuvieron que prestar servicio durante un terremoto en el sureste asiático, por lo que Clint fue su única compañía cuando se enfrentó a una de las temporadas más horribles de su vida, unos cuantos años antes de adoptar a sus hijos. Después de eso Bucky fue el padrino de su boda con Bárbara, y todos sus hijos lo llamaban tío. Cuando abandonó el departamento de bomberos y se dedicó a trabajar con su padre en la empresa, preparó una suntuosa jubilación para el señor Price, el jefe de seguridad, que prácticamente era como un segundo padre para él y que a sus 66 años se merecía un buen descanso, y le ofreció el puesto a Clint.

Clint no tenía ninguna clase de respeto por su jerarquía, no lo trataba como su jefe o como su superior, lo que traía a Bucky un poco más tranquilo, aunque enloqueciera a su padre, simplemente porque sabía que el exceso de adulación entorpecía el trabajo. Sin embargo, Clint era brutalmente honesto y sagaz la mayoría del tiempo, característica que le hacía confiar en su buen juicio. Por eso no tocaba cuando entraba a su oficina, la única persona además de su padre y su madre a la que se lo permitía.

Levantó la mirada y lo observó caminando hacia la silla al frente de su escritorio. Era un hombre alto y atlético que parecía haber sido modelo en su juventud y que había envejecido para tener casi cuarenta años y ser insanamente atractivo entallado en ese uniforme de seguridad. Tenía el corto cabello rubio despeinado, ojos azules y una barba de un par de días que le daba un aspecto despreocupado con esa sonrisita traviesa. Además, tenía la mejor puntería que él hubiera visto en su vida, lo que encontraba admirable.

—Escuché que mi sobrino tiene un noviecito.

Bucky lo miró extrañado.

—¿Te refieres a Peter?

—¿Ya lo sabías?

—No seas idiota, conozco a mi hijo. Por supuesto que lo sé.

—Entonces es verdad. ¿Por qué no me dijiste antes? Tengo derecho a saber los chismes de esta familia.

Bucky entornó los ojos y se dispuso a ordenar su escritorio.

—Pues aún no es oficial, no lo hemos hablado. ¿Cómo lo supiste tú?

Clint sonrió de lado, recostándose cómodamente en el espaldar como quien tiene un jugoso secreto.

—Hace unos días escuché que Francis y Jason no paraban de burlarse de Nathan en la parte de atrás del coche después de que los recogí en el centro comercial —contó—. Escuché algo sobre despedirse con unos besitos ¿Ese Peter no es ese chico que estudia con ellos? ¿El nerd?

Bucky aguantó una risita.

—Ese mismo. Es un buen chico.

—¿Y crees que sea verdad?

—También tuve catorce años y estuve enamorado, Clint —dijo restándole importancia—. Sé cómo funciona, conozco esas miradas. La bueno aquí es que, a diferencia de mis dorados años de juventud, él no tiene que esconderse de nadie.

Finding a heart at the sea [STUCKY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora