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STEVE

La voz de Tony sonaba traviesa al otro lado de la llamada.

—¿Y bien?

Steve dejó el teléfono sobre la lavadora mientras sacaba la ropa.

—¿Bien qué?

—¿No hay nada que quieras comentarme?

—No lo sé, ¿hay algo que tú quieras decirme?

—Dios, eres un idiota sin remedio. ¿Schmidt habló contigo ya?

Steve suspiró entre dientes al meter la ropa en la secadora.

—Sabía que estabas detrás de todo esto.

Tony rió a través de la bocina.

—Así que ya lo hizo. ¿Y bien? —repitió su pregunta—. ¿Qué te dijo?

—Pues no estaba feliz con pagarme un viaje de vacaciones. Más bien parecía que quería despedirme.

—Tendrá que aguantarse las ganas. ¿Cuál plan te escogió?

Para ese momento Steve ya se sabía el folleto de memoria, no pudo hacer otra cosa que mirarlo sin poder creérselo una vez que salió de la oficina de su jefe. La última vez que él y los niños fueron a la playa fue... bueno, antes de la muerte de Natasha. Las últimas vacaciones que tuvo desde entonces.

—Siete días, ocho noches, un piso con dos ambientes, una cama y una litera, tres comidas al día en el bufet, boletos de ida y vuelta en clase económica.

Tony permaneció en un profundo silencio.

—¿Y... eso es todo?

—Sí, ¿por qué?

—Ese viejo cabrón. —Tony maldijo al otro lado. Steve tuvo que ver sobre sus hombros que ninguno de los niños hubiera escuchado la palabrota de su mejor amigo—. Sabía que ese imbécil no aceptaría todo lo que sugerí, pero tampoco creí que fuera tan descarado como para utilizar el plan básico.

—Tony.

—Tendré una seria conversación con ese patán.

—Tony. —Steve respiró profundo. Todo eso era más de lo que había imaginado porque sencillamente la idea de unas vacaciones pagas sonaba imposible—. Está bien. Será una semana en la playa y la piscina del hotel. Es suficiente.

—Eso lo dices porque no viste las otras actividades. ¿Qué hay de las clases de windsurf? ¿El kitesurf? ¿el balsismo en el río de la isla? El maldito nado con delfines y el estúpido Volcán. El esquí acuático. El buceo...

—Tony.

—Mierda, Steven. Este no era el plan.

—No había ningún plan. —Steve cerró la tapa de la secadora y cogió el teléfono—. Mira, Tony, de verdad lo aprecio. En serio. Es increíble lo que hiciste por nosotros, no es necesario que pierdas la cabeza por esto.

—Solo intentaba hacer algo bueno, algo genial. Sabía que debía organizarlo yo, pero creí que las instrucciones eran claras. Vuelo en primera clase, una suite para los tres, todas las putas actividades, toda la comida que puedas comer y todo el alcohol que puedas beber. Es frustrante.

Finding a heart at the sea [STUCKY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora