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BUCKY

Bucky se pasó el día inquieto como un adolescente, pero para el final de la tarde estaba en su habitación intentado decidir qué ponerse para la cena de esa noche. La poca ropa que tenía estaba desordenada sobre la cama, lo que no era un problema importante si consideraba que al día siguiente tendría que hacer maletas para el vuelo que tomarían en la noche. Por ahora, se quedaría todo desordenado hasta que pudiera preocuparse por eso, en otro momento, mañana, después de su cita con Steve.

Nathan y Jason estaban sentados en la cama viéndolo caminar inquieto como un león enjaulado. Bucky, que tenía el cabello húmedo, se movía de un lado a otro en calzoncillos buscando dónde demonios había dejado el desodorante.

—¿Seguro que no lo habrás botado? —inquirió Jason.

—No, no lo he sacado de la habitación. Debe estar aquí. —Bucky pateó un montículo de ropa sucia de playa y el envase rodó por el suelo. Se agachó hasta cogerlo y lo levantó victorioso—. Bien, sí. ¿Ven?

—Perfecto. —Nathan suspiró con flojera—. Ya no olerás mal en tu cita de hoy.

La respuesta de Bucky fue un gruñido irritado.

—Debería castigarlos —dijo, poniéndose el desodorante—. Debería parar estar locura y mandarlos a dormir temprano por desobedecerme.

—¿Por conseguirte la cita que querías? —preguntó Jason, visiblemente cansado de escucharlo hablar al respecto. La noche anterior ya les había dado la lata a ambos.

—Por desobedecerme. Les dije que no necesitaba ayuda.

—No pareces muy molesto —dijo su hijo, imitando el mismo suspiro de su hermano—. Funcionó, dijo que sí. Aprovecha la oportunidad.

—No se trata de eso. Les dije claramente que no necesitaba ayuda para una cita, ni mucho menos que necesitaba una cita con Steve. —Bucky lanzó el desodorante de vuelta a la maleta y apoyó los brazos a los lados de su cadera—. Les expliqué muy bien por qué esto no podía suceder.

—Y, aun así, aquí estás como niño en navidad —señaló Nathan—. Sabemos que estás molesto con nosotros, pero por lo menos admite que estás emocionado.

Bucky todavía estaba molesto, pero la idea de pasarse la última noche con Steve lo emocionaba demasiado. De solo pensar en estar los dos solos compartiendo una cena hacía que se le encendiera el pecho y las mariposas revolotearan.

Cuando no pudo evitar sonreí, Nathan le dio una mirada obstinada a su hermano.

—Después dice que no quería una cita.

Jason se cruzó de brazos al voltear los ojos.

—Es insoportable.

—Vale, está bien. Por supuesto que me emociona. Ya había dejado claro que me gusta, pero...

—Entonces ve y pasa una noche linda con él —le interrumpió Jason.

—Pero —continuó Bucky— las cosas siguen igual, lo que es la precisa razón por la cual no quería hacer esto en primer lugar, pero decidieron no hacerme caso.

Finding a heart at the sea [STUCKY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora