Conociéndote Un Poco Más

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Me siento en mi mesa soñando despierto, con la mente ocupada en The One y en los distintos tipos de recordatorios

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Me siento en mi mesa soñando despierto, con la mente ocupada en The One y en los distintos tipos de recordatorios. Si --en mi pequeño mundo perfecto-- acabo teniendo una relación con Christopher, ¿será siempre así? ¿Él dará las órdenes y yo a obedecer? Es eso, o que me folle con diferentes propósitos o que me someta y me torture hasta que ceda o me supere físicamente y me obligue a hacer lo que él quiere. No niego que en la cama tiene su gracia, pero ha de haber cierto toma y dame, y no estoy seguro de que Christopher sepa dar, a menos que se trate de sexo. La verdad es que en eso es muy bueno. Me encrespo cuando llego a la conclusión de que, sin duda, se debe a que ha tenido mucha práctica. Rompo el lápiz. ¿Qué? Miro el trozo de madera partido en dos que tengo en la mano. Huy.

ㅡ Qué pronto has llegado, Jisung.

Lia entra en la oficina y me echo a reír para mis adentros. Ayer vi a una Lia que no conocía.

— Sí, me he levantado temprano. —Me quedo con ganas de añadir que es porque un tonto neurótico me hizo ponerme un horrible pantalón de lana de invierno para dormir y me he despertado sudando a mares.

Se sienta en su mesa.

— Intenté llamarte ayer después de que te fueras.

— ¿Sí?

Frunzo el ceño, pero entonces me doy cuenta de que debí de borrar la llamada perdida de Lia junto con las decenas de llamadas perdidas de Christopher.

— Sí. El hombre furibundo vino a la oficina al poco de que te marcharas.

— ¿Vino?

Debí de imaginármelo.

— Sí, y no estaba de mejor humor.

Me hago una idea. Sonrío.

— ¿Le diste un achuchón?

Suelta una carcajada y se deja caer hacia atrás en la silla sin parar de reír. No puedo evitar unirme a ella y me río a gusto. Se está desternillando en su mesa. Jackson llega y nos mira a los dos, exasperado, antes de entrar en su despacho y cerrar la puerta tras de sí.

«¡Mierda!»

— ¿Estaba Jackson? —pregunto.

Se quita las gafas y las limpia con la manga de su blusa perla de poliéster.

— ¿Cómo? ¿Cuándo vino el lunático? No, estaba recogiendo a Bambam en la estación de tren.

Dejo escapar un suspiro de alivio. Pero ¿en qué estaba pensando Christopher? Es un cliente. No puede venir a mi oficina y usar su influencia para mangonear a todo el mundo. A duras penas puedo excusar su comportamiento como la clásica queja de un cliente. Ya me ha sacado una vez a rastras de la oficina.

La puerta del despacho se abre y la repartidora de flores entra con dificultad --otra vez la chica del Lusso-- con dos voluminosos ramos.

— ¿Entrega para Jisung y Lia?

Solo Mío | ChanSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora