El Que Manda es Él

450 49 0
                                    

Recupero la consciencia con Christopher acostado entre mis piernas y frotándome la nariz con la suya

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Recupero la consciencia con Christopher acostado entre mis piernas y frotándome la nariz con la suya. Me obligo a abrir los ojos.

— Buenos días, bebé.

Refunfuño y me desperezo a gusto. Qué bien he dormido. Cuando me despierto, noto la erección matutina de Christopher entre las piernas. Una sonrisa asoma en las comisuras de sus labios.

Me contoneo debajo de él.

— Buenos días.

Con un solo movimiento, se adentra en mí sacándome un pequeño gemido de dolor. Por lo que se ve, hoy ya es un gran día. Me agarro a sus bíceps tensos y él se apoya en los antebrazos penetrándome en un ritmo firme y constante.

Abre los ojos.

— Me encanta el sexo soñoliento contigo – dice besándome lentamente

Contemplo su rostro tranquilo y sereno y dejo que me arrastre al paraíso. Me despierta de golpe cuando me da la vuelta, sin salir de mí, y de repente estoy a horcajadas sobre él. La gravedad me hace más sensible a su invasión.

— Móntame, Jisung. —Tiene la voz ronca y los ojos hambrientos le brillan con la luz de la mañana. Me coge de las caderas y yo planto las palmas de las manos en sus pectorales.

Lo miro.

— ¿Mando yo?

Sonríe.

— A ver qué se te ocurre, bebé.

Levanta las caderas para ponerme en movimiento.

¡De acuerdo! Lo miro fijamente a los ojos negros y medio dormidos y, con cuidado, me aparto de sus caderas. Me mantengo unos segundos en el aire para provocarlo un poco y observo incendiarse su cara, ansioso de fricción. Entonces, despacio, bajo de nuevo con igual precisión para que me penetre hasta el fondo, lo más adentro posible, hasta que noto que me toca ese punto tan delicioso. Christopher echa la cabeza atrás y gime con tanta fuerza que rebota en el dormitorio. Sonrío para mis adentros. Es mi oportunidad de recuperar el poder y voy a aprovecharlo al máximo.

— ¿Otra vez? —pregunto lleno de confianza en mí mismo. Esto va a encantarme.

— ¡Sí, joder! —jadea.

— Cuidado con esa boca —me burlo, y vuelvo a levantarme y a caer con total precisión mientras me restriego en círculos contra él. Repito el tortuoso movimiento una y otra vez observando cómo se desmorona debajo de mí. Levanta las manos para acariciarme, traza pequeños círculos con los pulgares alrededor de los pezones duros. Vuelvo a levantarme y hago una pausa en el punto álgido. Tiene los ojos cerrados y la boca entreabierta. Me cuesta mantener el control encima de él.

— ¿Bajo

— Sí, por Dios.

Desciendo de nuevo y veo cómo se le deforma el rostro, un síntoma claro de su sufrimiento. No va a poder soportarlo mucho más tiempo. Percibo el esfuerzo en su mandíbula tensa y en la frente arrugada. Gime y me aprieta los pezones con más fuerza, lo cual logra enviar una sensación punzante y dolorosa. Yo sí que no voy a poder soportarlo mucho más tiempo. Estoy a punto de correrme y necesito que él también lo esté cuando descienda.

Solo Mío | ChanSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora