-¡OH! ¿¡Qué coño haces cabronazo!?-el grito de Mario hace que la casa entera retumbe.
-¡Estate quieto! Sólo queda un poco.
-¡¿Me estás depilando pedazo de retrasado!? ¡Quita!
Mario observa sus piernas depiladas por Christian mientras éste le mira sonriendo con cara de angelito como si no hubiese roto un plato en su vida.
-No me digas que no te ha quedado bien.
-¿Y tus piernas?
-Tranquilo, yo lo he probado antes de hacertelo...
-¿O sea que lo de ayer iba en serio?
-Pues claro. Por cierto, tenemos que ir a comprar ropa.
-Cada día que pasa dejas más claras mis dudas sobre si estás mal de la cabeza.
-Va, levanta tu culo gordo de la cama.
-¿Dónde está Roberto?
-En el WC... la cosa es que lleva ya bastante tiempo...
-Huy, vamos, ya verás.
Ambos aporrean la puerta del baño en el que dentro está Roberto.
-¿Estás escuchando lo mismo que yo?
-Si tú estás escuchando a Roberto gemir... sí.
-¡Rober, deja de hacerte pajas!
-¿Abro la puerta?-grita Christian.
La puerta se abre y sale Roberto enfadado y con el cartón del papel higiénico en la mano, parece que el chico estaba cagando.
-¿Ya no se puede plantar un pino tranquilo en esta casa?
-¡Huy, Mario ha dicho que te estabas pajeando!
-¡Pues no, malpensados!
-Nano, ¿gimes cuando cagas?
-¿Quién? ¿Yo?
-¡Qué fuerte!
-Por favor, dejemos esta conversación.
-Eso, que tenemos que ir de compras.-exclama Christian.
-¿De compras?
-Sí.
-¿A él no le vas a depilar?
-¿Depilar? ¿A mí?
Los ojos de Roberto se fijan en las piernas perfectamente depiladas de sus dos amigos.
-¡Ni de coña!
-Oh, sí. A ver si ahora también gimes.
Los dos chicos agarran a su amigo para comenzar con su tortura.
-A la de tres te la quito.
-Uno, dos y...
-¡OH! ¡HABÍAS DICHO A LA DE TRES!
-Y tres.-Christian y Mario sonrien maliciosamente.-Vamos, ya está.
-¡Os odio!
-Nos amas, ¿a que sí chiquitín?
-¡Soltadme!
-Tranquilo, fiera.
-Arreglate y vamonos.
-¿En serio?
-¡SÍ!
***
-¿Qué vamos a comprar, Christian?
