(En casa)
-Christian...
-¿Qué pasa?
-¿Qué cojones hay entre tú y Verónica?
-Los míos, digo yo, por que ella lo que se dice cojones no creo que tenga, tendrá coño.
-Déjate de gilipolleces.
-Va, tío, habla.
-A ver, está muy buena, es lista, guapa, simpática, ¿qué tiene de malo?
-Nano, no te encoñes que te conozco.
-¿Yo? ¿Qué dices nano? Yo no me encoño... nunca.
-Eso es mentira, tío.
-Pero serás mentiroso, ¿te acuerdas de cuando te pillaste por la tía esa que te acosaba?-exclama Roberto.
-No me acosaba.
-Se metió en tu cama cuando tú no estabas y casi me viola.
-¿Y tú que hacías en mi cama?
-Vigilar que no entrase.
-Claro que sí, en pelotas, metido en mi cama y con la única televisión donde hay canal de pago enchufada.
-¡No estaba viendo porno!
-Yo no he dicho que estuvieras viendo porno, lo has dicho tú.
-¿Podéis dejar ese tema y volver a la conversación del principio?
-Lo de la acosadora.
-¡NO! Lo de Verónica, gilipollas.
-Que te he dicho que no pasa nada.
-Pues yo creo que esa tía es bollera.
-¿Y tú por qué piensas eso?-exclama Christian molesto.
-Cuando te besó en la fiesta se le notó que le gustó, esta mañana os habéis quedado solos y no quiero imaginar qué le has hecho, te mira como si fueses una gran polla gigante.
-Si le hubiese gustado no significa que sea bollera por que yo soy un tío, joder.
-¿Qué habéis hecho cuando os habéis quedado solos?
-Tío, te la has follado y encima te has encoñado con ella.
-¡NO ME LA HE FOLLADO!
-¿Y qué haciais?
-Hablar. ¿A qué viene este puto interrogatorio? Si me gustase o si me hubiera encoñado con ella es cosa mía.
-Vale, como quieras, pero no sé si sabes que vamos vestidos de travestis y que se haya fijado en ti así como vas es para flipar.
-¿A qué no sabes con quien se ha chocado Mario esta mañana en la estantería de los tampax?
-¿Con quién?
-Con la zorra de Adriana.
-¡No me jodas! ¿En serio?
-Tiraron toda la estantería de los tampax.-Roberto ríe a carcajadas.
-Oye, Rober, no te rías tanto que a ti te metió una hostia.
-¿Adriana te pegó una hostia?
-Sí, pero por soltarle lo que Mario no tuvo cojones a decir.
-Tío, Roberto, ¿qué le dijiste?
-Pues que era una zorra y que mirase por donde iba.
-¿Os reconoció?
-Creo que no.
-¿Y tú qué? ¿Te quedaste callado?
-¿Y qué querías que le dijese?
-Cuando nos fuimos le dijiste algo... ¿qué fue?
-Que no hiciese daño a nadie más.
-Ah, ¿por la hostia?
-No, joder, por lo que me hizo.
-Oh, claro.
-Mirad lo que compré ayer.
-A ver.
-¿Un bikini? ¿En serio?
-¿A que es bonito? El fucsia me favorece.
-¿Para qué quieres tú un bikini?
-Pues para... mmm... ir a la piscina, por ejemplo.
-Roberto, si te metes en la piscina en bikini se va a notar que eres un tío.
-Huy, ¿y eso por qué?
-Ah, no sé, ¡por que se te va a marcar la polla en el bikini, a lo mejor, o por que se van a notar las tetas de plástico!
-A ver, voy a probármelo.
-¡Tío!
Roberto coge el bikini fucsia y se lo pone, la parte superior del bikini le queda visiblemente mal y la inferior... para qué hablar.
-¿Qué? ¿Por qué pones esa cara?
-Mírate al espejo e intenta no romperlo, por favor.
-Pues yo me veo estupendamente.
-Bueno, tú haz lo que quieras.
-Christian, Rober...
-Dime.-dicen los dos a la vez.
-Mañana es mi cumpleaños, no os hagáis los tontos.
-¿Qué quieres de regalo, chiquitín?
-No soy chiquitín, cumplo veintitrés y soy el más mayor de los tres.
-Vale, vale... ¿qué quieres de regalo?
-¿Por qué me lo dices como si fuese un niño haciendo la carta a Papa Noel?
-Me has recordado mi infancia con Papa Noel.
-¡Te daba miedo! Decías: "no quiero que un hombre gordo se meta en mi casa por la noche mientras duermo", era descojonante.
-Bueno, ¿qué quieres?
-Un perro.
-¿Cómo cojones te vamos a regalar un perro?
-Quiero un perro, un chihuahua.
-Ese perro es muy caro, además, ¿tú para qué quieres un chihuahua?
-Pues... para lo que se quiere a un perro.
-¿Para que se cague por la casa? Como cague limpias tú la mierda.
-Entonces eso es que me vais a regalar el chihuahua.
-Bueno, ya veremos.
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